Es noticia
El Dos de Mayo y la infantilización de la política
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

El Dos de Mayo y la infantilización de la política

Ayer no fue el mejor de los días para hacer el elogio de la hospitalidad en el Madrid de Ayuso

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (c), acompañada por el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la ministra de Defensa, Margarita Robles. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (c), acompañada por el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo, y la ministra de Defensa, Margarita Robles. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Se podía haber ahorrado Díaz Ayuso lo del “Madrid, cuna de héroes cuando nos ponen a prueba”. La épica de esas palabras se desvaneció en la fiesta del Dos de Mayo celebrada ayer en la sede de la comunidad. El acto, a reventar de invitados, sirvió para constatar que el virus de la idiotización progresa adecuadamente en el persistente y cansino enfrentamiento del Gobierno central con el autonómico.

“Lo que pase aquí resonará en toda España”, fue el clarinazo de la jornada en clave política. Es la reconfirmación de que la presidenta no se apea de su agrio pulso a Pedro Sánchez, aunque servidor lo ve de otro modo. Prefiero escandalizarme por el riesgo de contagio. No precisamente en sus efectos electorales, sino de mera degradación ambiental en una política nacional ya de por sí bastante infantilizada.

Y no hay vacuna contra eso.

La valoración del riesgo incluye el descubrimiento de que los crispadores se retroalimentan envenenando el ambiente. Sin ese componente del análisis esta columna no hubiera ido más allá de celebrar el más largo y el más emocionante aplauso a los niños ucranianos galardonados en el acto de ayer. Y, si acaso, un turno dedicado al éxtasis madrileñista de Díaz Ayuso: “En Madrid no hay charnegos, maquetos ni forasteros”.

Pero entre el desplante a Bolaños y el homenaje a los obreros de la construcción, o al padre de Diana Queer, o al humorista Pajares (galardonados también en un largo etcétera), ayer no fue el mejor día para hacer cantos a la hospitalidad y el mestizaje de Madrid. Tanto la presidenta como el ministro de la Presidencia buscaban la bronca, a ser posible televisada. Y a fe que lo consiguieron, por cuenta de una tensión protocolaria. La que acabó derivando en el veto que impidió el acceso del enviado especial de Pedro Sánchez a la tribuna de autoridades montada en la Puerta del Sol para presenciar el desfile militar.

Tanto Ayuso como el ministro Bolaños buscaban la bronca, a ser posible televisada. Y lo lograron, por cuenta de una tensión protocolaria

Si exceptuamos la “cobra” visual que le hizo al ministro cuando la presidenta fue estrechando la mano de los invitados, todo iba transcurriendo apaciblemente. El ministro nos había comentado a los periodistas con desenfado que andaba achacoso con gripe, “pero no me lo quería perder de ninguna manera”.

Sin embargo, ya en el exterior, tras la interminable entrega de premios, la jefa de protocolo de la comunidad, Alejandra Blázquez, le impidió el paso a la tarima para presenciar el desfile, a Bolaños se le agrió el semblante y se hizo el encontradizo con los periodistas para capitalizar su papel de intruso.

Foto: Félix Bolaños, sin subir a la tribuna principal en Sol durante los actos del Dos de Mayo. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

En medio de un enjambre de cámaras y grabadoras, arremetió contra los “odiadores” y acusó a Ayuso de haber convertido en un “cortijo”. De paso, replicaba al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, que a su vez había tachado al ministro de “okupa” de una casa a la que no había sido invitado.

Mientras tanto, ponía cara de circunstancias el líder del PP, Núñez Feijóo, al que se atribuyó en la tribuna la discutible preferencia de un jefe de la oposición nacional sobre la figura de un ministro del Gobierno. Nada que no pudiera arreglarse si hubiera buena fe por ambas partes. Pero, como no la hay, Feijóo pudo asumir el papel de damnificado con la bronca.

Algo parecido le ocurrió a la ministra de Defensa, Margarita Robles, que apadrinaba con su presencia el desfile de las unidades militares que desfilaron frente a la Casa de Correos y se mantuvo digna, discreta y absolutamente ajena al culebrón.

Se podía haber ahorrado Díaz Ayuso lo del “Madrid, cuna de héroes cuando nos ponen a prueba”. La épica de esas palabras se desvaneció en la fiesta del Dos de Mayo celebrada ayer en la sede de la comunidad. El acto, a reventar de invitados, sirvió para constatar que el virus de la idiotización progresa adecuadamente en el persistente y cansino enfrentamiento del Gobierno central con el autonómico.

Noticias de Madrid Isabel Díaz Ayuso Félix Bolaños
El redactor recomienda