Es noticia
¿Y si Puigdemont no va de farol?
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

¿Y si Puigdemont no va de farol?

Por su carga desestabilizadora, las declaraciones del prófugo de Waterloo tienen más eco que la fallida carta de Feijóo a Sánchez

Foto: Puigdemont, en un mitin por videoconferencia. (EFE/Enric Fontcuberta)
Puigdemont, en un mitin por videoconferencia. (EFE/Enric Fontcuberta)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Si Puigdemont presume de lo que carece, no será tan distinto de Sánchez en lo de "mentiroso" e "incumplidor". De eso le acusa desde su devaluado burladero de Waterloo. Y sobre esa regañina cuelga su aviso para navegantes: "Pedro Sánchez no será presidente del Gobierno con los votos de Junts".

¿Y si no es un farol?, ¿y si estuviera diciendo la verdad?

Foto: Puigdemont en un mitin a distancia en la campaña electoral. (EFE/David Borrat)

Aunque no llegue a materializarse, el fantasma del bloqueo se instalaría en los tanteos del tándem PSOE-Sumar con sus compañeros de viaje parlamentarios. A saber: independentistas catalanes y vascos de izquierdas (ERC y Bildu, en estratégica alianza), independentistas catalanes y vascos de derechas (Junts y PNV), y de unos y otros entre sí.

Frente al fallido ofrecimiento epistolar de Feijóo para reunirse con Sánchez a fin de concertarse ante un posible bloqueo de la gobernabilidad (vuelven los reproches a la respuesta), tienen más eco las últimas declaraciones del expresidente de la Generalitat, por su carga desestabilizadora. "No estamos para parchear la legislatura", dice el líder fáctico de Junts, voz disonante en un bloque nacionalista que sacrifica lo ideológico a lo identitario (todo por la patria) y que se muestra tan contrario a un Gobierno de derechas como a la repetición de elecciones.

En ese frente de pragmático aliento antiespañol (pedir la Luna por vía de apremio no es realista), la condición enredadora del prófugo y los gritos de Míriam Nogueras contra el "Estado represor" no bastan para provocar el desalineamiento de sus siete diputados. Junts siempre pondrá lo territorial (una vía para la solución del conflicto catalán) por delante de lo ideológico (partido de centro derecha). Lo contrario queda absolutamente descartado, por incongruente. Así que todos los caminos que se le ofrecen a los Puigdemont-Turull- Nogueras, en el emplazamiento de terceros a templar gaitas sin negarse a sí mismos, conducen a la abstención cuando llegue el momento de votar en la investidura.

Foto: Jordi Turull y otros cargos del partido contemplan a Carles Puigdemont en una pantalla. (EFE/Enric Fontcuberta)

¿Por qué?

Porque no menos incongruente que aparcar los objetivos identitarios sería dar el sí a cualquiera de las dos postulantes a la Moncloa (Sánchez y Feijóo), salvo componendas de discutible constitucionalidad, por no decir claramente inconstitucionales, a la vista de las exigencias de amnistía y autodeterminación. Lo cual ha sido rechazado de forma concluyente por el presidente del Gobierno en funciones y candidato preferido de los grupos independentistas representados en el Congreso.

Pero es opinión muy expandida que la hospitalidad de los marcos constitucionales ofrece no pocas salidas para ahuyentar el fantasma de la repetición de elecciones. Ahí es donde, por distintas razones y con distintos argumentos —básicamente, la común aversión a un Gobierno con la ultraderecha dentro—, las fuerzas de la Moncloa y de la Generalitat se han conjurado para conseguir que los siete diputados de Junts, o al menos dos de ellos, apoyen a Sánchez.

El Gobierno alumbrado por el Parlamento (no creo que lleguemos a la repetición de elecciones) saldrá inseguro desde el minuto uno

De no conseguirlo, todas las miradas se centrarían en la única diputada de Coalición Canaria, Cristina Valido, sobre la que recaería la responsabilidad de inclinar la balanza en un escenario de empate a 171 diputados, con la abstención de los de Junts y la incógnita de la diputada de CC. Si Puigdemont no va de farol cuando dice que Sánchez no repetirá en la Moncloa con los votos de Junts, eso es lo que podría ocurrir.

En cualquiera de los casos, el Gobierno alumbrado por el Parlamento, tras la consiguiente fumata blanca en la sesión de investidura (no creo que lleguemos a la repetición de elecciones), saldrá inseguro y tambaleante desde el minuto uno, a merced de fuerzas abonadas a la deslealtad constitucional que las define.

Si Puigdemont presume de lo que carece, no será tan distinto de Sánchez en lo de "mentiroso" e "incumplidor". De eso le acusa desde su devaluado burladero de Waterloo. Y sobre esa regañina cuelga su aviso para navegantes: "Pedro Sánchez no será presidente del Gobierno con los votos de Junts".

Carles Puigdemont Pedro Sánchez
El redactor recomienda