Es noticia
Una anomalía en la España de Sánchez y Feijóo
  1. España
  2. Al Grano
Antonio Casado

Al Grano

Por

Una anomalía en la España de Sánchez y Feijóo

Ante la cita de hoy, los mensajeros del Gobierno se expresan como si fueran finos analistas o avispados tertulianos

Foto: Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, durante el cara a cara de las elecciones del 23-J. (Reuters/Juan Medina)
Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, durante el cara a cara de las elecciones del 23-J. (Reuters/Juan Medina)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Ninguna señal permite desmentir una desalentadora anomalía política en la España de Sánchez y Feijóo. Aquel no está hecho de la madera de Sagasta ni este de la de Cánovas. Viven de espaldas. Y así seguirán después de su cita de hoy (Congreso, 10:00), en el marco de la ronda prevista por el líder del PP, nominado por el Rey para solicitar la confianza parlamentaria como aspirante a ocupar la Moncloa en la legislatura venidera.

En la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la portavoz en funciones, Isabel Rodríguez, siguió apedreando al adversario electoral (PP), como si aún estuviéramos en campaña. Así que, de momento, perdemos toda esperanza quienes seguimos echando de menos una cierta complicidad de los dos grandes partidos (pilar derecho y pilar izquierdo de nuestro sistema de representación democrática) para reforzar el funcionamiento del Estado y preservarlo de sus objetores.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d), y el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, al inicio de la reunión mantenida este miércoles en el Congreso. (EFE/Zipi Aragón)

Ni un presidente de Gobierno, aunque esté en funciones, ni quienes hablan en su nombre deberían expresarse como si fueran finos analistas o avispados tertulianos ante procedimientos institucionales tan serios como el de la gobernabilidad del país. Sobre todo, cuando implican a la institución que propone (jefatura del Estado) y a la institución que dispone (Congreso de los Diputados) en el bien regulado mecanismo para elegir al presidente del Ejecutivo.

Sin embargo, los mensajeros de Sánchez han sincronizado sus reacciones para desacreditar su encuentro con Feijóo, al que califican de “paripé”, “pérdida de tiempo”, “escenificación inútil”, etc. Deberían haberse quedado en su pasajera alusión a la “normalidad democrática” de la cita y la “inmediatez” de la respuesta al emplazamiento de quien ha decidido comenzar por el jefe de filas de la segunda fuerza política (PSOE) el sondeo de intenciones respectivas de varios partidos de cara a la sesión de investidura de los días 26 y 27 de septiembre.

Siento repetirme, pero me puede el estupor. Los pregones políticos y mediáticos de la Moncloa insisten en anunciar el resultado del partido un mes antes de jugarlo. “La investidura de Feijóo está condenada al fracaso”, es el raca-raca en vísperas del encuentro del presidente en funciones y el líder del PP. La frase enlatada cursa como desalentadora profecía de lo que esa cita puede dar de sí: una “pérdida de tiempo”, que es el otro salmo utilizado para insistir en la inevitabilidad de un Gobierno a imagen y semejanza del anterior.

La cita Sánchez-Feijóo solo servirá para reconfirmar el abismo político abierto entre los principales guardianes de la gobernabilidad

A partir de esas temerarias tesis de la parte socialista (“Feijóo está haciendo perder el tiempo a los españoles”, declaraba ayer la ministra portavoz en funciones, Isabel Rodríguez), no hay margen de error en anticipar que la cita Sánchez-Feijóo solo servirá para reconfirmar el abismo político abierto entre los principales guardianes de la gobernabilidad. Y abierto seguirá mientras a una de las partes no le importe que la gobernabilidad del Estado dependa de quienes desafían el orden constitucional vigente, aprovechando el carácter de especie protegida que han logrado alcanzar en el ecosistema político español.

Foto: Aitor Esteban, frente a Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

Precisamente ese carácter es el que explica que la amnistía a los empapelados judicialmente por el procés desbordase el marco constitucional hace dos años, pero ahora aparezca como algo viable por la vía del diálogo gracias a una Constitución “adaptable a la realidad social del país” (ministra Robles, ayer, en RNE). Aunque técnicamente siga siendo tan abierta o cerrada como entonces, si quienes reclaman ahora la amnistía son decisivos para colmar las ambiciones de Sánchez. O que haya transfuguismo malo (el que ingenuamente reclama el PP de los diputados socialistas) y transfuguismo bueno (concertado, o sea, consentido, para que puedan formar grupo parlamentario los partidos que no reúnen las condiciones previstas en el reglamento).

Ninguna señal permite desmentir una desalentadora anomalía política en la España de Sánchez y Feijóo. Aquel no está hecho de la madera de Sagasta ni este de la de Cánovas. Viven de espaldas. Y así seguirán después de su cita de hoy (Congreso, 10:00), en el marco de la ronda prevista por el líder del PP, nominado por el Rey para solicitar la confianza parlamentaria como aspirante a ocupar la Moncloa en la legislatura venidera.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda