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Al Grano
Por
Los escorpiones viven debajo de las piedras
La pobreza argumental de Sánchez y alrededores se encubre con discursos enlatados y salidas por la tangente
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Apelar a la gobernabilidad del Estado como excusa para buscar apoyos "hasta debajo de las piedras" es una forma de encubrir la pobreza argumental de Sánchez y alrededores. Nadie niega el derecho y el deber de forjar mayorías parlamentarias. Se discute el precio y se advierte del peligro, porque los escorpiones viven debajo de las piedras y sus picadoras pueden ser mortales. Frente a ese riesgo no hay respuestas argumentadas, sino salidas por la tangente y discursos enlatados que sirven en un parvulario, no en una sociedad madura.
Las alertas frente a una claudicación del Estado frente a enemigos declarados del Estado, como precio a pagar por la continuidad de Sánchez en el poder, siguen sonando apremiantes en la opinión pública, las instituciones y buena parte de la familia socialista. Pero, en vez de desactivarlas con razonamientos consistentes, canjean su pobreza argumental por la doctrina Sun Tzu: la mejor defensa es un buen ataque.
Solo recuerdo a Martin Pallín y Pérez Royo predicando contra el uso del Código Penal para afrontar el problema de Cataluña
A saber: Guerra es un machista, El PP convoca una manifestación porque está desesperado, Felipe es un "dinosaurio", el PP nos hace perder el tiempo, Feijóo se reconoce en la oposición (mañana, baño de masas en Madrid) antes de saber si el Congreso lo apoya como futuro presidente del Gobierno, Felipe también cambió de opinión. Lo que sea, con tal de desviar la atención sin encarar la imputación de fondo: gobernabilidad del Estado en manos de quienes quieren reventarlo.
El último suavizante preventivo de una amnistía a los golpistas de 2017 que el PSOE siempre consideró "anticonstitucional" es que el conflicto político de Cataluña nunca debió judicializarse. No se explica qué ha de hacer el Poder Judicial cuando la motivación política genera conductas delictivas. No palabras, ni ideas, por muy subversivas que sean.
El problema son los hechos. También Hitler convirtió en doctrina de Estado la caza de judíos y comunistas. La desmesura de la comparación no deroga la coartada. El principio motivacional es el mismo. La política nunca puede ser eximente de conductas inhumanas, como en el caso de los nazis, ni solo delictivas, como las que contempla el Código Penal en una democracia. Y menos cuando las apelaciones a la motivación política son sobrevenidas, ocasionales, ad hoc. En este caso, exigidas de la noche a la mañana por el estado de necesidad de Sánchez, o una "urgencia política", como dice Aitor Esteban.
El escorpión solo pica si invaden su espacio. No lo puede evitar, como en la fábula de la rana que cargó con él para cruzar el río
Entre la política y la judicatura, a raíz de la tormenta golpista de 2017 en Cataluña, solo recuerdo al exmagistrado Martín Pallín y al constitucionalista Javier Pérez Royo predicando en el desierto contra el uso del Código Penal para afrontar el conflicto catalán, mientras el PSOE apoyaba el 155 y Pedro Sánchez calificaba lo ocurrido de "rebelión", sentaba doctrina de que "nadie está por encima de la ley" y, ya en vísperas de las elecciones de 2019, se comprometía a traer de vuelta a España Puigdemont para que rindiese cuentas ante la justicia española.
¿A qué viene esta repentina caída del caballo?
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Pues, a la travesura del recuento electoral del 23 de julio que puso el futuro político de Sánchez en manos del prófugo de Waterloo. Lo demás es tomarnos por idiotas y ciscarse en los valores propios de un partido centenario que es la levadura de España y siempre defendió con pasión la libertad y la igualdad de todos los españoles.
Y el riesgo viene de exponerse a sufrir la picadura del escorpión que vive bajo las piedras donde Sánchez busca votos para seguir en la Moncloa. Solo pica si invaden su espacio. Está en su naturaleza. No lo puede evitar, como en la fábula de la rana que en mala hora se ofreció a cargar con él para cruzar el río.
Apelar a la gobernabilidad del Estado como excusa para buscar apoyos "hasta debajo de las piedras" es una forma de encubrir la pobreza argumental de Sánchez y alrededores. Nadie niega el derecho y el deber de forjar mayorías parlamentarias. Se discute el precio y se advierte del peligro, porque los escorpiones viven debajo de las piedras y sus picadoras pueden ser mortales. Frente a ese riesgo no hay respuestas argumentadas, sino salidas por la tangente y discursos enlatados que sirven en un parvulario, no en una sociedad madura.