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La desvergüenza al poder en la España de Sánchez
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Antonio Casado

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La desvergüenza al poder en la España de Sánchez

Con el juramento constitucional de la heredera de la Corona, esta se postró ante la voluntad del pueblo soberano y no al revés

Foto: Pedro Sánchez, en la jura de la Constitución de la princesa Leonor. (EP/A. Ortega)
Pedro Sánchez, en la jura de la Constitución de la princesa Leonor. (EP/A. Ortega)
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Mal cuerpo nos deja el perturbador cruce de la consagración civil de la princesa de Asturias con el anunciado canjeo de amnistía por investidura. La desvergüenza al poder, oiga.

Con el juramento constitucional de la heredera a la Corona, esta se postró ante la voluntad del pueblo soberano. No al revés. “Me debo a los españoles”, ha dicho doña Leonor. Eso no es blindar la monarquía, como dicen quienes (seis grupos, tres ministros, dos presidentes autonómicos) piden su abolición y pasaron del acto institucional de la mañana en el Congreso.

Lo de ayer supone blindar el abrazo de la heredera a una Constitución democrática inspirada en valores tan republicanos como el laicismo, la libertad, la justicia, la igualdad, el pluralismo, la separación de poderes, la descentralización del poder territorial, etc. Ese es el contenido del Estado social y democrático de derecho en el envoltorio formal de una monarquía parlamentaria. Fondo y forma.

El acontecimiento coincidió con la difusión del relato que justifica la postración del Estado ante las exigencias de sus enemigos por el puñado de votos en el Congreso (siete, por ser precisos) para blindar la operación amnistía por investidura. A saber: “Por el bien de España”, según el presidente del Gobierno en funciones y líder del PSOE, Pedro Sánchez, como beneficiario de los furtivos tratos de su partido con Carles Puigdemont, un huido de la Justicia cuya misión en la vida es renegar de España, reventar el Estado y denigrar al Rey.

Foto: La princesa Leonor jura la Constitución en el Congreso de los Diputados. (Reuters/Juan Medina)

¿Qué puede salir mal en una ecuación de poder cimentada sobre bases tan subversivas como esas, o las que aportan los restantes costaleros republicanos y plurinacionales de Sánchez? Todos ellos son partidarios de la amnistía a los golpistas de octubre de 2017 en Cataluña. Una operación de partido que perpetra un fraude electoral y divide a la sociedad, ataca el principio de igualdad entre personas y territorios, deja el poder judicial a los pies de los caballos y presenta una frustrante asimetría entre la voluntad de olvidar de una parte y la voluntad de reincidir de la otra contra el orden constitucional.

La réplica vive en la apelación a razones de “utilidad pública”, intereses generales, bien común, lo que conviene para mejorar la convivencia entre los españoles. O sea, insisto, "por el bien de España", que es la expresión utilizada por el líder del PSOE hace unos días ante la cúpula de su partido. Y en este punto no resisto la tentación de evocar el histórico latigazo verbal de Samuel Johnson (1709-1784) contra quienes deciden los destinos ajenos desde un despacho alejado de la realidad: “El patriotismo es el último refugio de los canallas”.

"Por el bien de España" viene a ser el emocional 'todo por la patria' como coartada de amnistía canjeable por investidura

Me explico:

El interés general es la versión teóricamente racional del todo por la patria, que es la coartada emocional para justificar cualquier cosa. Pero desde que el doctor Johnson dijo aquello, las élites políticas llevaron a las constituciones escritas el mantra de la utilidad pública y los intereses generales. Llegado el caso, sería el burladero de quienes toman decisiones sin pisar el polvo del camino. ¿Cómo último refugio de los canallas? Me quedo en escondite de políticos sin escrúpulos.

Véase —óigase— el muy reciente grito de Patricia Bullrich (tercera en discordia de las elecciones argentinas) para justificar su inesperado apoyo al atrabiliario Javier Milei de cara a la segunda vuelta de las presidenciales: “Si la patria peligra, todo está permitido”.

Pues eso. Sánchez ha entendido que la patria estaría en peligro si hubiera que repetir las elecciones y la ultraderecha entrase en el Gobierno. En esas circunstancias, todo está permitido.

Mal cuerpo nos deja el perturbador cruce de la consagración civil de la princesa de Asturias con el anunciado canjeo de amnistía por investidura. La desvergüenza al poder, oiga.

Pedro Sánchez Leonor jura Constitución Princesa Leonor
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