¿Brotes verdes en el olmo centenario del PSOE?

El teatralizado plante de última hora por parte de Puigdemont, por cuenta del articulado del borrador de la ley de amnistía, no deroga la certeza de que estamos en vísperas de cerrar el polémico canje: amnistía por investidura. En el entretanto, algunos brotes verdes le han salido al olmo centenario del PSOE con motivo de la tramposa consulta a los militantes, cuyo resultado conoceremos mañana (El plazo para votar presencialmente termina a las 20.00 horas de hoy, sábado).

Se les pregunta si dan manos libres a Pedro Sánchez para negociar una mayoría que le permita seguir en la Moncloa. Pero no se les pregunta por la amnistía. Es decir, por lo que el partido debe ceder a cambio desde el Gobierno en nombre de media España contra el sentir de la otra media.

No hay milagros de la primavera en plena temporada de otoño-invierno. Amén de la decencia otoñal de dirigentes históricos como Felipe González y Alfonso Guerra, repicada en términos similares argumentos por García-Page ("Puigdemont quiere humillar al Estado todo lo que pueda") o Javier Lambán, las anecdóticas voces discrepantes de estos últimos distan mucho de formar masa crítica del militante por el entreguismo a los antojos del independentismo.

Creo que estamos ante una falsa alarma a corto plazo porque, como en el olmo de Machado, los brotes verdes van a malograrse en un tronco carcomido por la desvergüenza.

Las voces discrepantes distan mucho de formar masa crítica de la militancia por el entreguismo a los antojos del independentismo

A saber:

El estupor de Odón Elorza que se atrevió a exponer sus dudas jurídicas y políticas sobre la "desjudicialización" del llamado conflicto catalán ante el comité federal. El grito socialista del alcalde de Ágreda, Jesús Manuel Alonso, contra las condiciones impuestas al PSOE por un delincuente. O el artículo del sanchista arrepentido, Francisco Ocón, exlíder regional de la Rioja (“En algún momento habrá que poner pie en pared”).

El menos relevante en la jerarquía es el más primaveral en la coherencia con su compromiso ideológico. Me refiero al líder juvenil del PSOE en Martos (Jaén), Álvaro López. Tal que así: "Pedro, yo voto no. Defiendo la justicia y la igualdad. Soy socialista y no puedo votar contra de mis principios. No los cambio por interés".

Sánchez puede ganar la apuesta política a corto plazo (investidura sin pacto de legislatura), pero tiene perdido el relato moral

Además, algunas figuras del socialismo territorial que optan claramente por repetir las elecciones, los que denuncian la abdicación de postulados propios para abrazar los ajenos por apremios coyunturales o, en fin, quienes se quejan de que la pregunta de la consulta a la militancia solo afecta a lo obvio (buscar apoyos para formar Gobierno) y elude la cuestión de fondo (¿eres partidario de amnistiar a los responsables del golpe de octubre de 2017 en Cataluña?).

A la espera de la fumata blanquinegra sobre el cielo de Bruselas, donde Puigdemont se reserva la última palabra (por ganar a Junqueras en su particular carrera de sacos, manda huevos), la apuesta de alto riesgo de Sánchez puede superar el relato político a corto plazo (investidura sin pacto de legislatura). Pero tiene perdido el relato moral que, a diferencia de aquel, responde a pocos e inamovibles valores de carácter universal.

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De ahí que quienes somos incapaces de encajar los planes de Sánchez en el ideario del PSOE nos quedamos hablando solos ante el hecho de que un personaje como Puigdemont, de cuentas pendientes con la justicia y verificada falta de representatividad (sus bases la han dejado tirado en dos consultas) sea el político más cortejado de la temporada.

Ahora cabe preguntarse qué esperanza de vida tiene una alianza de poder que deja la gobernabilidad del Estado en manos de quienes aspiran a reventarlo. Eso supone caminar sobre un campo de minas desde el minuto cero. Así que el desenlace está tan cantado como el del paso de la rana al otro lado del río con un escorpión de compañero de viaje.