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La derecha se une en las calles de Pamplona
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Antonio Casado

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La derecha se une en las calles de Pamplona

El PP debería diferenciarse de Vox con discursos más elaborados y menos emocionales

Foto: Un momento de la manifestación en Pamplona. (Europa Press/Eduardo Sanz)
Un momento de la manifestación en Pamplona. (Europa Press/Eduardo Sanz)
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En Pamplona, reapareció este domingo el frente PP-Vox. El que Sánchez utiliza para justificar su arrime a subversivos compañeros de viaje. El que le permite presumir en Europa de ser su esforzado baluarte antifascista. Un regalo a los teólogos de la Moncloa, la presencia de Feijóo y García-Gallardo (vicepresidente de CyL) en la manifestación convocada por UPN (Unión del Pueblo Navarro) en torno a la pancarta "Pamplona no se vende".

Aunque no hubo foto conjunta, PP y Vox no pueden esconder su plena coincidencia en el rechazo a la operación concertada por los socialistas de Sánchez y los independentistas vascos de Otegi para desalojar a la alcaldesa, Cristina Ibarrola, mediante la moción de censura anunciada para el 28 de diciembre. Ni pueden ni deben. Pero entiendo que el PP, que representa la alternativa creíble de poder como pilar derecho del sistema, debería diferenciarse de Vox con discursos más elaborados y menos emocionales. "Yo sería incapaz de pactar con los que han asesinado a compañeros de mi partido", dijo Feijóo.

Esa hiriente pedrada argumental debería ceñirse, en todo caso, solo a Sortu, partido continuador de la ilegalizada Batasuna, brazo político de ETA. Y no hacerla extensiva a todos los componentes de la coalición (Bildu). En algunas de esas formaciones, el rastro de sangre y miseria moral que nos dejó el terrorismo es imperceptible. Por tanto, en esos casos, la pedrada es injusta y, por qué no decirlo, injuriosa.

En realidad, el blanqueo de Bildu o del pasado de sus dirigentes es un efecto perverso, pero colateral, en la peligrosa derivada que ha tomado la política nacional. Los males de fondo son de mayor cuantía, porque afectan directamente a la gobernabilidad, el funcionamiento de la democracia y las "cuadernas del Estado" (en palabras del presidente del TS, Francisco Marín Castán). Y tienen que ver con una praxis política exclusivamente orientada a colmar la desmedida ambición de poder de Pedro Sánchez.

Sánchez mantuvo el pacto con Bildu a sabiendas de que eso arruinaría cualquier posibilidad de acuerdo con Feijóo sobre el CGPJ

Claro que Feijóo ya se trabaja ese flanco vulnerable de la vigente ecuación de poder: la falta de credibilidad del presidente del Gobierno. De hecho, este domingo el líder del PP insistió en que lo de Pamplona es "la última mentira de Sánchez". Lo que digo es que, en esta desdichada sindicación del PSOE con Bildu, los votantes son más sensibles a la mentira y al incumplimiento que al hecho de encamarse ocasionalmente con enemigos declarados del vigente orden constitucional.

A la hora de juzgar a Sánchez y sus decisiones, las plantillas éticas siempre serán más eficaces que las racionales. Véase cómo siguió adelante en su pacto con Bildu sobre la alcaldía de Pamplona, aun sabiendo que así arruinaría cualquier posibilidad de acercamiento a Feijóo para renovar el CGPJ, además de los otros dos asuntos sugeridos por la Moncloa (financiación autonómica y reforma del artículo 49 de la Constitución). Le importa más garantizarse el favor de Bildu que el del PP. Pero no dejará de utilizar la negativa de Feijóo para acusarle por enésima vez de estar en manos de la ultraderecha. ¿Qué se apuestan?

Foto: María Caballero, senadora de UPN, en el pleno del Senado. (EFE/J. P. Gandul)

El acercamiento PSOE-Bildu ha vuelto a rascar la conciencia de muchos socialistas con memoria de la famosa premonición de la madre de Joseba Pagaza, asesinado por ETA, en una carta dirigida a Patxi López, entonces líder del PSE (mayo de 2005): "Haréis cosas que nos helarán la sangre". Puede que lo ocurrido en Pamplona no hiele la sangre a los socialistas por lo solos que se han quedado sus muertos (Pagaza, Buesa, Múgica, Lluch...), pero sirve para seguir tomando por idiotas a los españoles.

Con eso cuentan quienes, como el ministro Puente, celebran la inminente caída de la alcaldesa Ibarrola, porque "así habrá un alcalde progresista más", en referencia a Joseba Asiron (Bildu), que ya fue alcalde en el periodo 2015-19. Y del que, por ser justos, hay que decir que siempre condenó el terrorismo de ETA y que pide "reconocimiento y reparación" a las víctimas.

En Pamplona, reapareció este domingo el frente PP-Vox. El que Sánchez utiliza para justificar su arrime a subversivos compañeros de viaje. El que le permite presumir en Europa de ser su esforzado baluarte antifascista. Un regalo a los teólogos de la Moncloa, la presencia de Feijóo y García-Gallardo (vicepresidente de CyL) en la manifestación convocada por UPN (Unión del Pueblo Navarro) en torno a la pancarta "Pamplona no se vende".

Alberto Núñez Feijóo Partido Popular (PP) Vox
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