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Desmadre y putiferio en el templo de la soberanía nacional
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Antonio Casado

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Desmadre y putiferio en el templo de la soberanía nacional

La tormenta política de la jornada es el resultado de un conflicto de intereses generales frente a intereses particulares

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
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Finos analistas como Ferrer Molina en El Español y Juan Luis Cebrián en El País han coincidido en resaltar que la única vez en su vida que ha estado acertada Míriam Nogueras, el eco deslenguado de Carles Puigdemont en Madrid, fue cuando el 29 de septiembre de 2021 sostuvo en sede parlamentaria que la política española ya entonces se había convertido en “un putiferio”.

No en su acepción más extendida, sino la que describe situaciones de desbarajuste, follón, desconcierto, barullo, desmadre, conducirse sin respeto ni medida, hasta el punto de perder la mesura y la dignidad. “¡Al desbocaire!, ¡al desbocaire!”, gritaba desaforadamente aquel personaje de Alejo Carpentier en El siglo de las luces, con la esperanza de que la confusión fuese el insalvable paso previo desde la oscuridad hacia la luz, como la calma creativa después de la tormenta.

Hoy puede ser el miércoles negro de Sánchez. El día que Carles Puigdemont, su subversivo costalero, decidió dar una patada al tablero. O no. Siempre habrá regates en corto de última hora al menos para minimizar daños.

Pero, pase lo que pase hoy en el Congreso (cerrado por obras, la sesión se celebra en el Senado), respecto a la convalidación —o no— de los tres decretos inaugurales del nuevo Gobierno de Sánchez, el desbarajuste está garantizado en el templo de la soberanía nacional. Y no será una sorpresa para quienes venimos hablando de los factores de implosión latentes en el balcanizado pedestal sobre el que descansa la gobernabilidad del país.

El muro de Sánchez se le puede venir encima. Con el PP excluido de la ecuación a pesar de haber ganado las elecciones, la rebeldía de Junts por el lado independentista y la de Podemos por el populismo de izquierdas nos han ofrecido el risible y chocante espectáculo de un PSOE buscando, como último recurso, la complicidad del estigmatizado partido de Feijóo en nombre del interés general. No será la última vez si la formación de mayorías sigue funcionando partido a partido.

Hoy, el descosido viene por la amnistía a los golpistas del procés o el subsidio de paro, y mañana vendrá por otras razones, hasta el retorno de la cordura que reclama una inmensa mayoría de la ciudadanía.

Foto: La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión

Es verdad que la víctima del culebrón es el interés general. Entre otras cosas, hablamos de las medidas anticrisis destinadas a proteger a las capas más vulnerables y de la modernización de los servicios públicos (digitalización de la Justicia), en línea con las exigencias de Bruselas para acceder a los fondos europeos. Sin embargo, la tormenta es el resultado de un conflicto de intereses generales frente a intereses particulares.

En este caso, los intereses de partido del PSOE enredados con los de Junts (siete escaños decisivos en la votación). Véase cómo, por una travesura de la aritmética parlamentaria, lo que le interesa particularmente a Junts y al propio Puigdemont puede impedir la aplicación de medidas justas y necesarias para el conjunto de los españoles. Dicho de otro modo: si el anunciado voto en contra de los siete diputados de Junts frena esas medidas, no será porque les parecen acertadas o desacertadas, sino porque una de ellas (efectos paralizantes de las cuestiones prejudiciales ante la UE) pone en riesgo la planeada amnistía y el libre retorno a España del prófugo de Waterloo.

Las espadas están en alto. Junts mantiene su no. El PP dice que no tiene la menor intención de blanquear a Sánchez. Y los de Sánchez dicen que todavía hay margen para convencer a Junts. El día viene políticamente recio.

Finos analistas como Ferrer Molina en El Español y Juan Luis Cebrián en El País han coincidido en resaltar que la única vez en su vida que ha estado acertada Míriam Nogueras, el eco deslenguado de Carles Puigdemont en Madrid, fue cuando el 29 de septiembre de 2021 sostuvo en sede parlamentaria que la política española ya entonces se había convertido en “un putiferio”.

Pedro Sánchez
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