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Farsa parlamentaria y comisiones de la ira
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Antonio Casado

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Farsa parlamentaria y comisiones de la ira

No esperemos conocer por vías políticas las verdades ocultas tras los casos de corrupción por cercanía al poder

Foto: El diputado del PSOE Alejandro Soler (1d) durante la constitución de la Comisión de Investigación sobre el caso Koldo, en el Congreso de los Diputados. (Europa Press/Eduardo Parra)
El diputado del PSOE Alejandro Soler (1d) durante la constitución de la Comisión de Investigación sobre el caso Koldo, en el Congreso de los Diputados. (Europa Press/Eduardo Parra)
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En el arranque de las comisiones de investigación constituidas en el Congreso y en el Senado con la vana pretensión de abrirse paso en la bruma de los 'Koldos', 'Begoñas' y 'Amadores' que animan el inicio de una cruda primavera electoral, me asalta esta cita de Lucas Mallada: “Sin fuertes vendavales creemos imposible se purifique la pestilente atmósfera que nos rodea”. Eso escribió nuestro regeneracionista sobre ' La inmoralidad en la vida pública', uno de los capítulos de su famoso libro “Los males de la patria”.

Con una diferencia de veinticuatro horas han nacido las dos comisiones, patrocinadas respectivamente por cada uno de los dos grandes partidos, el que gobierna y el que aspira a gobernar. La del Senado, donde reina el PP, a fin de machacar políticamente al PSOE. La del Congreso, donde reina el PSOE con sus aliados, para hacer lo propio con el PP.

Imposible aludir a un objetivo creíble de interés para el conjunto de la ciudadanía en la supuesta búsqueda de la verdad que se proclama a uno y otro lado de la barricada. El “todo se va a saber” de Borja Sémper (PP), apuntando a Sánchez, también lo firma el ministro Óscar Puente si se trata de apuntar a los supuestos “tratos de favor” recibidos por el novio de Díaz Ayuso.

Curioso. Tanto el ministro Puente como Sémper se aferran a las comisiones parlamentarias como la lámpara de Aladino en sus declaradas guerras a la corrupción “caiga quien caiga”. Se frota y aparece el genio de las virtudes públicas de Victoria Camps (“Echamos de menos una vida pública más aceptable y digna de crédito”) que iluminará el camino seguro hacia la verdad. Pero de eso, nada de nada.

No nos lucirá el pelo si esperamos conocer por vías políticas las verdades ocultas tras los descarados casos de malas prácticas como el ventajismo privado por cercanía a las autoridades, el tráfico de influencias, los conflictos de intereses que fueron, son y serán, mientras no sople con fuerza el vendaval purificador del que hablaba Lucas Mallada hace más de ciento veinte años.

Mi formulación afecta al comisionismo ilegal por la compra de mascarillas en tiempos recios (Koldo y cía) y a los favores del Gobierno a empresas recomendadas por la esposa del presidente (ver la información de Olmo-Marco publicada ayer en El Confidencial). No al caso de un presunto delincuente fiscal en cuya reprobable conducta nada tuvo que ver quien, con el tiempo, habría de ser su pareja sentimental.

Foto: Vista del hemiciclo del Congreso de los Diputados. (Europa Press/E. Parra) Opinión
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Pero Díaz Ayuso también forma parte de la bronca partidista que ha convertido en un lodazal el oficio de la política. Ahora, por cuenta de lo que el propio Sánchez plantea como una especie de “guerra de consortes” para replicar a la aparición del nombre de su esposa, Begoña Gómez, en mecenazgos empresariales supuestamente retribuidos por el Gobierno.

A lo que íbamos. Pierdan toda esperanza quienes se crean las admoniciones sobre la conquista de la verdad por medio de estas comisiones de la ira que acaban de crearse en el Congreso, ayer, y en el Senado, anteayer.

Mejor atenerse al principio de legalidad que al de oportunidad, puesto que tanto el caso Koldo como el caso Amador están judicializados. Viva la verdad judicial, la que se forma a partir de lentos y rigurosos métodos probatorios testificales y periciales, frente a la 'verdad' parlamentaria, una farsa que solo sirve para embarrar la vida política y seguir ahondando en la polarización.

En el arranque de las comisiones de investigación constituidas en el Congreso y en el Senado con la vana pretensión de abrirse paso en la bruma de los 'Koldos', 'Begoñas' y 'Amadores' que animan el inicio de una cruda primavera electoral, me asalta esta cita de Lucas Mallada: “Sin fuertes vendavales creemos imposible se purifique la pestilente atmósfera que nos rodea”. Eso escribió nuestro regeneracionista sobre ' La inmoralidad en la vida pública', uno de los capítulos de su famoso libro “Los males de la patria”.

Caso Koldo García Isabel Díaz Ayuso
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