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El 'selfie' de Sánchez con los muertos de la guerra civil
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Antonio Casado

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El 'selfie' de Sánchez con los muertos de la guerra civil

El presidente vuelve a su antifranquismo militante contra la derechona para frenar la marcha declinante del PSOE

Foto: Sánchez visita en Cuelgamuros las labores para identificar a víctimas del franquismo. (EFE/Fernando Calvo)
Sánchez visita en Cuelgamuros las labores para identificar a víctimas del franquismo. (EFE/Fernando Calvo)
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Azul oscuro casi negro debe ver el presidente su horizonte si opta por volver a su cruzada contra la derechona. Son señales de haber entrado en tiempo de descuento. En la Moncloa están nerviosos porque la depuración de disidentes (Cebrián), la inmoralidad de sus cercanías, la fractura del pedestal, el malestar generado por la venidera amnistía a los delincuentes del 1-O, el episodio bufo de RTVE (Broncano) y el vértigo por el incierto desenlace de la primavera electoral no se rinden mediática y políticamente a la buena marcha de la economía y la épica pro-palestina de Pedro Sánchez. Mecachis.

Todo eso explicaría que el manual de resistencia le aconseje una dosis de recuerdo de su antifranquismo militante para frenar la marcha declinante del PSOE. Se trata de usar el pasado remoto (ánimo, que ya falta poco para el centenario de la guerra civil), como pedrada recurrente contra la derecha descreída de que Franco pisoteó la semilla de la democracia.

En cambio, lo de ETA, si eso, que espere sentado alguna iniciativa similar en "política de gestos". No se tienen noticias de que Sánchez piense aprovechar el aniversario de alguna salvajada de aquella banda terrorista para visitar tumbas de los caídos en defensa de la democracia. De sus propias filas o del partido que, en materia de memoria histórica, propugna un presentismo diz que reconciliador del drama entre hermanos que sobrevino al brutal golpe de Estado de 1936.

Por tanto, oiga, nada mejor que un improvisado selfie (solo fotógrafos de la Moncloa) con los huesos de los muertos de la guerra civil enterrados en el antes llamado Valle de los Caídos como un modo de rebatir las lecturas sesgadas de la Ley de Memoria Democrática en normativas autonómicas controladas por el PP en Castilla y León, Aragón y Valencia que el propio Sánchez califica de leyes "anti memoria".

Sin noticias de que Sánchez piense visitar tumbas de los caídos en defensa de la democracia asesinados por ETA

Uno se pregunta si su aireada visita al laboratorio forense del ahora llamado Valle de Cuelgamuros, donde se procede a la identificación de restos reclamados por sus familiares, responde a una insalvable prioridad del Gobierno en su tarea de servir el bien común y mejorar aquí y ahora las condiciones de vida de los españoles.

¿Nada tan urgente como explicar al desinformado ciudadano que no pueden equipararse dictadura y república? Al parecer, nada corre tanta prisa como denunciar ante Europa y el resto del mundo —con recurso a nuestro Tribunal Constitucional si hace falta— que los gobiernos autonómicos no aplican debidamente el espíritu y la letra de la Ley de Memoria Democrática aprobada por las Cortes Generales en octubre de 2022.

¿Nada corre tanta prisa como explicar al desinformado ciudadano que no pueden equipararse dictadura y república?

De ahí la nueva arremetida electoralista de Sánchez contra la derecha-ultraderecha, que incluyó la controvertida visita al gran camposanto de la guerra civil (33.000 muertos reposan en la basílica de Cuelgamuros), que Moncloa acaba de meter en la campaña electoral de la primavera. Lo demás puede seguir esperando.

A saber: Paro juvenil, colas del hambre, angustia de agricultores y ganaderos, listas de espera en la sanidad pública, familias en riesgo de exclusión, desamparo de la tercera edad ante las exigencias digitales de la Administración, precios del alquiler de viviendas, el "pandillismo" político ("juego de troncos") que mete la mano en la caja…

O ese desprestigio de las instituciones que suele denunciar el ex presidente del Gobierno, Felipe González, cuando dice que "el Estado de Derecho se está deshaciendo bajo la línea de flotación" (atención a sus declaraciones en singular diálogo con el ya expresidente de honor de El País, Juan Luis Cebrián, mañana domingo, en The Objective).

Azul oscuro casi negro debe ver el presidente su horizonte si opta por volver a su cruzada contra la derechona. Son señales de haber entrado en tiempo de descuento. En la Moncloa están nerviosos porque la depuración de disidentes (Cebrián), la inmoralidad de sus cercanías, la fractura del pedestal, el malestar generado por la venidera amnistía a los delincuentes del 1-O, el episodio bufo de RTVE (Broncano) y el vértigo por el incierto desenlace de la primavera electoral no se rinden mediática y políticamente a la buena marcha de la economía y la épica pro-palestina de Pedro Sánchez. Mecachis.

Pedro Sánchez
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