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Sánchez y su renovada cruzada contra los malos
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Antonio Casado

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Sánchez y su renovada cruzada contra los malos

Este lunes se acelera la cuenta atrás de Sánchez. Una vez más, funcionó su tentación plebiscitaria

Foto: Movilización en favor de la continuidad de Pedro Sánchez. (Reuters/Violeta Santos)
Movilización en favor de la continuidad de Pedro Sánchez. (Reuters/Violeta Santos)
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Con los ministros, los órganos del PSOE, el Parlamento y el resto de las instituciones a verlas venir, en el día de este lunes, 29 de abril (San Pedro Mártir, en el calendario cristiano) el presidente del Gobierno desoyó la voz de su alma resentida y decidió seguir “con más fuerza si cabe”. O sea, que nos ha vuelto a colocar uno de sus golpes de efecto. En esta ocasión, hasta en la escenificación, que nos remitió deliberadamente a la estética de la Casa Blanca.

El presidente del Gobierno ha llegado a la conclusión de que vale la pena seguir para frenar a los malos, aunque “no hay nada que justifique el sufrimiento de las personas a las que más quiero”

¿En qué quedamos?

La contradicción de su relato no oculta que, como muchos nos temíamos, todo ha obedecido a un cálculo político, por mucho que él lo niegue. Y también nos enseña que el lobito bueno al que maltrataban todos los corderos (Goytisolo) ha vuelto a enseñar los colmillos contra los fabricantes del fango.

Contra el fango y la degradación política se muestra dispuesto a luchar. Es el sentido de su cruzada. Como si él y sus generales (felices por la dichosa recuperación del “puto amo”) no tuvieran nada que ver con el clima de enfrentamiento y polarización que envenena la política nacional.

A partir de este lunes se acelera la cuenta atrás de su mandato. Renunciar hubiera sido irresponsable y desestabilizador, cierto. Pero continuar viene a ser el desenlace de un chantaje. Su maniobra plebiscitaría queda clara en un pasaje de su comparecencia. Aquel en el que reconoce lo que han influido en la decisión de continuar las muestras de adhesión inquebrantable que le han dado en su “querido partido”.

En las horas previas al anuncio de su decisión se hacía muy cuesta arriba sobreponerse al historial de un personaje aferrado al poder como los moluscos a la roca. Si había canjeado su continuidad en la Moncloa por siete escaños subversivos del orden constitucional, no se hubiera entendido que quisiera irse solo porque la “jauría derechista” atacaba a su familia y a “lo que represento”.

Foto: Begoña Gómez, durante un acto en el Ateneo de Madrid. (EP/Alejandro Martínez)

En esa perspectiva tenía poca lógica una renuncia al cargo. No hace ni un mes Sánchez iba por la vida pregonando que agotaría la Legislatura y que a Feijóo se le iba a hacer muy larga. Así que resultaba poco creíble imaginarlo con la cintura rota porque un juez había abierto diligencias sobre las actividades profesionales de su mujer (la de Sánchez, no la del juez Peinado).

Claro que al decidir continuar se ha cargado en la mochila un grave pecado. El de haber zarandeado el tablero público en defensa de una causa privada, aunque, con su vuelta a la normalidad, siempre podrá decir que merece la pena seguir luchando para frenar a la ultraderecha, por la igualdad, para resolver el problema de la vivienda y parar la guerra en Gaza.

Veremos.

Con los ministros, los órganos del PSOE, el Parlamento y el resto de las instituciones a verlas venir, en el día de este lunes, 29 de abril (San Pedro Mártir, en el calendario cristiano) el presidente del Gobierno desoyó la voz de su alma resentida y decidió seguir “con más fuerza si cabe”. O sea, que nos ha vuelto a colocar uno de sus golpes de efecto. En esta ocasión, hasta en la escenificación, que nos remitió deliberadamente a la estética de la Casa Blanca.

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