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Bloqueo o Illa 'for president'
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Antonio Casado

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Bloqueo o Illa 'for president'

Sánchez no se reforzaría si sacrificase a Illa propiciando una vuelta a las andadas del independentismo

Foto: Sánchez y Salvador Illa en el cierre de campaña del PSC (Europa Press/David Zorrakino).
Sánchez y Salvador Illa en el cierre de campaña del PSC (Europa Press/David Zorrakino).
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La noche de San Pancracio no cancelará el quinielismo en materia de pactos. El recuento de mañana será una suma y sigue en la balcanización de la política catalana. Con ocho vectores de la voluntad popular más o menos diferenciados y susceptibles de entrar en distintas fórmulas de gobernabilidad.

Sin embargo, bastará que las urnas confirmen el discurso dominante en la campaña (lo apremiante es el bienestar y no la independencia), así como los augurios demoscópicos (separatistas a la greña y lejos de la mayoría absoluta) para que las conjeturas se reduzcan:

Bloqueo o Illa for president.

Me permito dar por hecho que Junts (Puigdemont) no va a salir como partido ganador en las elecciones de mañana. A partir de ahí entiendo que, si los catalanes están por mejorar el funcionamiento de los servicios públicos y no por ir de nuevo a la guerra contra el Estado represor, se impondrá un consorcio de poder en torno al candidato de la primera fuerza. Digamos Salvador Illa, con muy escaso margen de error.

A Illa le han centrado sus adversarios. Para unos, "un separatista más". Para otros, "un delegado del Gobierno a las órdenes de Sánchez"

Además, está bien situado en el cruce de la línea ideológica con la identitaria. Pero los finos analistas han colado en el debate la supuesta incompatibilidad de Illa en la presidencia de la Generalitat con la de Sánchez en la Moncloa. O lo uno o lo otro, vienen a decir.

Por aversión al desatino secesionista y porque de alguien hay que fiarse, tomo buena nota de la posición pública del candidato socialista cuando asegura que la gobernabilidad de Cataluña se decidirá en el Parlament en función de las necesidades de Illa y no en el Congreso en función de las de Sánchez.

Nadie en sus cabales esperaría un reforzamiento de Sánchez por sacrificar a Illa propiciando una vuelta a las andadas del independentismo. Ni siquiera él, después de habernos vendido la amnistía como la clave desactivadora de un nuevo desafío al Estado. Y tampoco es creíble que ERC y Junts quieran dejar caer a Sánchez y abrir el paso de Feijóo a Moncloa.

Salvador Illa cotiza al alza, Mientras que Pedro Sánchez, ha entrado en fase declinante por su pérdida de credibilidad

Salvador Illa tiene sus propias gracias como vendedor de concordia y estabilidad después de "diez años perdidos". Cotiza al alza, en gran parte, gracias a la amnistía propiciada por su jefe político. Mientras que este, Pedro Sánchez, ha entrado en fase declinante. Por su evidente pérdida de credibilidad, no porque ERC y JxCat, llegado el caso, pudieran dimitir como costaleros parlamentarios del PSOE.

Al candidato Illa le han centrado sus adversarios. Por la derecha nacional le acusan de ser "un separatista más" (Ignacio Garriga, de Vox) y estar "a las órdenes de Sánchez" (Alejandro Fernández, del PP). Y desde la derecha catalana le acusan de ser un "delegado del Gobierno" (Puigdemont y Rull, de Junts).

Me incluyo entre los que esperan y desean que Salvador Illa se convierta en el venidero presidente de la Generalitat

De los tres presidenciables es el más creíble, el primero en las encuestas y el que menos rechazo produce fuera de su familia política. El nada honorable Puigdemont (Junts) es un candidato furtivo. Y el actual president en funciones, Pere Aragonés (ERC) es el menos querido de los tres en la demoscopia.

Las conjeturas son libres. Y los deseos, también. Incluidos los del columnista. Me incluyo entre los que, como dije en mi anterior entrega, esperan y desean que Salvador Illa, solo o acompañado, se convierta en el venidero presidente de la Generalitat, porque las alternativas (nuevo frente nacionalista o bloqueo) son como para salir corriendo.

Buena jornada de reflexión catalana. Y espero que no sea un oxímoron.

La noche de San Pancracio no cancelará el quinielismo en materia de pactos. El recuento de mañana será una suma y sigue en la balcanización de la política catalana. Con ocho vectores de la voluntad popular más o menos diferenciados y susceptibles de entrar en distintas fórmulas de gobernabilidad.

Salvador Illa Pedro Sánchez PSC
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