:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F073%2Fa98%2F50a%2F073a9850a4e9c9426d8358ba1feae4b6.png)
Al Grano
Por
Fiesta del orgullo y armarios vacíos
Un torbellino de frases hechas y discursos enlatados exageran el riesgo de volver a las andadas del machismo ambiental contra el "diferente"
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fa71%2Fa58%2Fab9%2Fa71a58ab93628ab9e23bea4b4d1f90db.jpg)
Con un concierto de Amaral en la plaza de España anoche se clausuró en Madrid la llamada Semana del Orgullo. Una fiesta de libertad y respeto a la orientación sexual de cada uno o cada una. Amén. Ni un paso atrás en los avances felizmente atornillados a nuestro ordenamiento jurídico durante los últimos veinte años (matrimonio homosexual, identidad de género, igualdad, ley "trans", básicamente).
Tómese lo anterior como declaración de principios del columnista antes de reprobar el torbellino de frases hechas y discursos enlatados que, a mi juicio, exageran el riesgo de volver a las andadas del machismo ambiental contra el "diferente" (LGTBI, según las siglas de la etiqueta mediática al uso).
"No vamos a consentir que nos devuelvan al armario", dijo la ministra de Igualdad, Ana Redondo. Los armarios de la vida están repletos de renuncias, frustraciones, impulsos reprimidos y deseos inconfesables. No solo por razones de identidad sexual o de género.
Gays, lesbianas, bisexuales, trans… no son los únicos que sufren las acomplejadas fobias de personas maleducadas y se angustian por el rechazo o el miedo al rechazo. Sin embargo, tampoco es de recibo convertir ese sentimiento —fingido, a veces— en excusa para pasárselo pirata una vez al año, provocando a los guardianes de la moralidad.
Más allá del extravagante uso recreativo de corpiños, ligueros y pestañas postizas, la aceptación del “diferente” está normalizada
Más allá de algunas extravagancias estéticas en el recreativo uso de corpiños, falditas hawaianas, ligueros, purpurina, pestañas postizas, tacones, que atraen las miradas ajenas, sostengo que la aceptación del "diferente" está mayoritariamente normalizada. Y el riesgo de sufrir intimidación, acoso o violencia en vía pública no es mayor que el que acecha a un masón, un nazi, un comunista, un testigo de Jehová o un ruidoso seguidor del Barça que, sin llegar ni de lejos a las cincuenta carrozas del sábado en el centro de Madrid, paseara orgulloso los símbolos de su adscripción a tal o cual causa ¿Cuánto tardarían los finos analistas en calificarlos de provocadores?
Cabe preguntarse por qué en un régimen de libertades como el nuestro ha de ser de mejor condición enorgullecerse de la orientación sexual que de la religiosa, ideológica o deportiva. Los "fachas" y los "rojos" son tan hijos de la democracia como los pecadores son hijos de Dios. Y todos caben. Sin embargo, se abuchea a Ayuso en la Universidad y se acosa a Iglesias en su domicilio privado de Torrelodones. ¿Verdad que lo uno como lo otro es indefendible y encaja en los delitos de odio para los que la fiesta del orgullo reclamó un pacto de Estado?
No hay odio mejor o peor en el puñetazo a Rajoy que en los insultos a Sánchez. Por el respeto a la diversidad, la clave es la educación
El odio es inaceptable venga de donde venga. Y ahí las víctimas son de tan distinta marca como Ayuso e Iglesias. Y no hay odio mejor o peor en el puñetazo a Rajoy que en los insultos a Sánchez en plena calle. Así que por el respeto a la diversidad (sexual, pero también ideológica, racial o religiosa), la clave es la educación. Otra vez, amén.
Mejor servicio que los excesos de "visibilidad" —de eso nos hemos hartado—, hará la educación como terapia preventiva del odio. Fue el grito reivindicativo del manifiesto de este año tras la marcha del sábado pasado, en la que participaron ministros de Sánchez y dirigentes del PP (de segunda fila es verdad), sobre los que debe cimentarse ese eventual pacto de Estado contra los delitos de odio, aunque mal vamos si, de momento, la exministra Reyes Maroto, aspirante del PSOE a la alcaldía de Madrid, prefiere atacar al "casposo" PP en vez de centrarse en las dos consignas de Moncloa para el orgullo 2024: carácter "reivindicativo" y educación como palanca preventiva.
Con un concierto de Amaral en la plaza de España anoche se clausuró en Madrid la llamada Semana del Orgullo. Una fiesta de libertad y respeto a la orientación sexual de cada uno o cada una. Amén. Ni un paso atrás en los avances felizmente atornillados a nuestro ordenamiento jurídico durante los últimos veinte años (matrimonio homosexual, identidad de género, igualdad, ley "trans", básicamente).