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Antonio Casado

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Karol G y el culto al macho

Los contenidos misóginos y la cosificación de la mujer colonizan la música latina y el fenómeno "bichotas" es más de lo mismo en clave femenina

Foto: Karol G actúa en Madrid. (Europa Press/Ricardo Rubio)
Karol G actúa en Madrid. (Europa Press/Ricardo Rubio)
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Que Carolina Giraldo (Medellín, 1991) inunde el tuneado estadio Santiago Bernabéu de "bichotas" recalentadas por el verano madrileño, durante cuatro días (mañana cierra la gira, a 70.000 personas por sesión) me parece un suceso de mayor cuantía frente a los grandes chismes de la política nacional.

Para si quisieran semejante capacidad de convocatoria, nuestros aspirantes a ganarse el favor de la gente en la calle o en las urnas, al margen de la franja de edad. En este caso hablo de la masiva movilización de chicas, adolescentes y jóvenes (un 80% frente al público masculino) en torno al carisma de Karol G. y los atrevidos mensajes de sus canciones.

Me quedo con la excelente síntesis de nuestra Eva Sebastián en su crónica cargada de guiños sutiles e inteligentes sobre el paso de la cantante colombiana por el estadio del Real Madrid. Escribe Eva que el recinto multiusos se convirtió en "templo del perreo". No veo mejor forma de expresar la santificación del movimiento de cuartos traseros que, como rito de apareamiento a ritmo de reguetón, ya es un "adictivo" recurso coreográfico de la pujante música latina.

Aquí el perreo de esta "paisa" internacional cursa como una variante más del culto al macho que traspiran las letras de las canciones y sus invasivos motivos visuales en las redes (minifalda vaquera, top rosa, botas cowgirl). Y es que los contenidos misóginos y la cosificación de la mujer han colonizado la música latina. El fenómeno de Karol G. (reguetón-pop) viene a ser lo mismo, pero desde la barricada femenina.

¿Puede haber algo más denigrante en la España feminista de Belarra, Begoña Gómez o la presidenta del Instituto de la Mujer?

Lo de la "bichota" de Medellín es una especie de machismo al revés, una réplica a los mensajes de ese machísimo tardío que nos colocaron los Maluma, Bad Bunny, Rauw Alejandro, Arcángel, etc. (No era así de explícito en los orígenes del reguetón, hace treinta años). A saber: "Estoy enamorado de cuatro babys, siempre me dan lo que quiero, chingan cuando yo les digo y nunca ponen un pero”, "te escupo la boca, te jalo el pelo, te doy con el bicho, un polvo en el cielo", "castígala, dale lo que pide, estamos en la zona que nada prohíbe".

¿Puede haber algo más denigrante en la España feminista de Ione Belarra, Begoña Gómez, María Jesús Montero o la mismísima presidenta del Instituto de la Mujer, Isabel García, justo ahora que sale en las coplas del último culebrón? Entre vídeos enlatados y llamaradas artificiales, Karol G se vende como la chica respondona que, con las mismas armas, se va desafiante y provocadora a la guerra de los sexos, plantando cara al desaliento de los corazones rotos. Así se socializan estas sirenas de laboratorio. Sus hedonistas llamamientos a "bailar el desamor hasta que duela" sugieren que la nueva forma de empoderamiento femenino consiste en responder adecuadamente a los degradantes versos de Maluma y compañía.

Foto: Karol G durante su concierto este sábado en Madrid. (Europa Press/Ricardo Rubio)

Veamos: En Besties canta Karol G: "Mi amiga y el tequila me sacan la putería y saben que yo me presto". Y en Ojos Ferrari: "Hoy se fuma, hoy se bebe, hoy se jode".

Por supuesto, coreada por las decenas de miles de "bichotas" españolas a punto de la estampida, como sugiere uno de los cronistas, que calificaba de "manada" la concentración de asistentes al evento para escuchar los jadeos de la cama cantarina de Karol, que no ha dejado de sonar (pom, pom, pom , pom) para que el ex no crea que su fuga la ha deprimido, porque, por si ustedes no lo saben, la chica pregona que ahora los corazones no se rompen, sino que se hielan, como en el cuento de la sirena Carolina, pero solo un minuto antes de descubrir a la “bichota” que llevaba dentro.

¿Qué quieren que les diga?, prefiero la Potra salvaje de Isabel Aaiún. Y, por supuesto, la Shakira la barranquillera, que fue a Piqué, a lo que Karol G fue a Anuel AA.

Que Carolina Giraldo (Medellín, 1991) inunde el tuneado estadio Santiago Bernabéu de "bichotas" recalentadas por el verano madrileño, durante cuatro días (mañana cierra la gira, a 70.000 personas por sesión) me parece un suceso de mayor cuantía frente a los grandes chismes de la política nacional.

Santiago Bernabéu
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