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Congreso del PSOE: ¿catarsis o asentimiento?
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Antonio Casado

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Congreso del PSOE: ¿catarsis o asentimiento?

El cónclave socialista pretende enterrar el desconcierto provocado puertas adentro por la decisión de declarar especie protegida al independentismo catalán

Foto: Reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. (EFE/J.J. Guillén)
Reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. (EFE/J.J. Guillén)
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Pedro Sánchez ha dicho a su gente que adelanta el 41º congreso federal para “realinear” al partido. Acierta en el diagnóstico. El PSOE está desalineado desde el congreso anterior (octubre 2021), que se convocó para enterrar cinco años de división interna. Los que transcurrieron desde el “comité federal de “puerto-hurraco” (minúsculas, por favor), aquella tragicomedia del 1 de octubre de 2016 (derrocamiento de Sánchez como secretario general), que fue abochornante precuela sobre la que el todavía líder del PSOE habría de remontar el vuelo en singular batalla con Susana Díaz (22 mayo 2017).

De aquellos barros estos lodos.

El 41º congreso (29 noviembre-1 diciembre en Sevilla) pretende enterrar tres años del desconcierto provocado puertas adentro por la decisión de Sánchez de declarar especie protegida al independentismo catalán, movido aquel por el apremio de seguir en el poder. No por afinidad ideológica ni por cumplir el mandato del 40 congreso: “Apuesta por el Estado de las Autonomías y su evolución hacia un modelo federal”.

Nada que ver con lo ocurrido desde que el PSOE salió trasquilado de las elecciones territoriales de mayo y las generales de julio de 2023. A saber: una ley de amnistía canjeable por la continuidad en la Moncloa y un preacuerdo de separatismo fiscal en Cataluña canjeable por el salto del socialista Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat.

La vitalidad de la organización se va a poner a prueba en el comité federal del sábado que viene, como precalentamiento del 41 congreso

En los dos casos, en grosero desalineamiento del propio líder, que un minuto antes de maniatar al PSOE por sus compromisos con Junts y con ERC renegaba de la amnistía a los golpistas del 1 de octubre y de los privilegios fiscales a Cataluña. También, por supuesto, en clara incompatibilidad con la histórica profesión de fe socialista en los valores de la igualdad entre los individuos y la solidaridad interterritorial. Lo cual ha producido malestar en amplias zonas de una organización cuya vitalidad se va a poner a prueba el sábado a modo de precalentamiento. Veremos si los críticos aparecidos en la mayoría de las federaciones contra la soberanía fiscal de Cataluña (nada tan “singular” como el privilegio) se hacen notar en la reunión del comité federal. Eso nos dará una primera idea sobre el previsible desarrollo del congreso de noviembre:

¿Será más de catarsis o más de asentimiento?

Foto: Ejecutiva del PSOE para adelantar a otoño el congreso federal del partido. (Europa Press/Marta Fernández Jara) Opinión
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Fuera de duda queda constatar que, como consecuencia de todo lo dicho, el todavía presidente del Gobierno necesita poner al partido donde quiere tenerlo para mejor servir a su personal hoja de ruta. Esa concepción utilitaria de la política no permite sostener que la convocatoria adelantada del cónclave socialista tenga otro objeto que el de atornillarse en el poder.

Su interés personal es crear las condiciones que le garanticen el apoyo de los dos partidos independentistas que rivalizan por la primacía del independentismo catalán y, hoy por hoy (recordemos que tanto el PSOE como ERC y Junts se van a resetear en sus respectivos congresos del otoño) viven en la contradicción de encarecer el precio de su apoyo al Gobierno, pero sin alinearse con el PP en una eventual moción de censura.

En estas circunstancias a Sánchez no se le pasa por la cabeza disolver la legislatura porque saldría trasquilado. Así que, en vez de convocar elecciones, lo que convoca es un congreso del PSOE. Si el anterior fue el de la España “multinivel” este puede ser el de la España “plurinacional”. Lo suyo es que fuese el de la catarsis en un partido que se ha ido desangrando, pero no descarto que vuelva a ser el del “cierre de filas” en los titulares de los medios afines.

Pedro Sánchez ha dicho a su gente que adelanta el 41º congreso federal para “realinear” al partido. Acierta en el diagnóstico. El PSOE está desalineado desde el congreso anterior (octubre 2021), que se convocó para enterrar cinco años de división interna. Los que transcurrieron desde el “comité federal de “puerto-hurraco” (minúsculas, por favor), aquella tragicomedia del 1 de octubre de 2016 (derrocamiento de Sánchez como secretario general), que fue abochornante precuela sobre la que el todavía líder del PSOE habría de remontar el vuelo en singular batalla con Susana Díaz (22 mayo 2017).

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