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¿Es 'The Economist' un nido de fachas?
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Antonio Casado

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¿Es 'The Economist' un nido de fachas?

El semanario británico hace un refrito de la Prensa española que, junto a la Judicatura, está en el punto de mira del gobierno de turno, como una de las instituciones que quedan pendientes de regeneración democrática

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/ Alberto Ortega)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/ Alberto Ortega)
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Don Miguel de Unamuno, aquel predicador ambulante de la decimonónica política nacional hasta bien entrado el siglo XX, dejó escrito en 1917 que una de las dos muletas turnistas (conservadores y liberales) era un "palo carcomido". La metáfora nos remite a la España de Sánchez si nos atenemos a la pérdida de calidad de la democracia que The Economist argumentaba la semana pasada en un artículo muy comentado en los circuitos políticos y mediáticos de nuestro país.

Ninguna novedad, oiga. Nada original, más allá del mimetismo que nos lleva a externalizar nuestras opiniones como prueba de que son atinadas. No denuncia nada nuevo el prestigioso semanario británico porque, ¿a quién va a sorprender a estas alturas que un medio de comunicación, español o extranjero hable de "los abruptos giros en cuestiones de Estado simplemente por permanecer en el poder" o se refiera a Pedro Sánchez como "un estratega astuto y despiadado" que "se aferra al cargo a costa de la democracia española"?

En realidad, el artículo viene a ser un refrito de la Prensa española que, junto a la Judicatura, está en el punto de mira del Gobierno de turno como una institución pendiente de regeneración. De ahí el Plan de Acción por la Democracia ya plasmado en un confuso borrador de entrada reciente en el consabido proceso legislativo de tramitación y debate. Se trata de cortar las alas de jueces y periodistas desafectos, fabricantes de fango "prospectivo" y difusores de bulos, según el relato oficial.

El mismo relato enlatado en la Moncloa que promete estabilidad, reconciliación, bienestar, crecimiento económico y paz social en el Reino de España, gracias a la alianza del PSOE con los declarados enemigos del Reino de España. Todo ello "a un coste creciente para la calidad de la democracia en España y sus instituciones", se lee en el artículo de The Economist.

Nadie se sorprende a estas alturas que un medio, español o no, hable de "los abruptos giros de Sánchez solo por permanecer en el poder"

Por decir lo mismo ese relato oficial convierte a quienes lo dicen, y quienes lo escriben, en repobladores de la fachosfera conjurada contra las incomprendidas ideas progresistas y conciliadoras de Sánchez ¿Será que la redacción del influyente semanario británico se ha convertido también en nido de fachas por denunciar la patología antidemocrática que habita en el compromiso de avanzar "con o sin ayuda del legislativo"?

A la patología del compromiso se suma la marcha tambaleante del sindicato de costaleros de Sánchez. Lo cual convierte en mera declaración de intenciones el manojo de iniciativas parlamentarias para la temporada otoño-invierno: reforma de la Ley Mordaza, separatismo fiscal de Cataluña, el mencionado Plan de Acción por la Democracia y los propios PGE 2025.

El manojo de iniciativas legislativas del Gobierno para la temporada otoño-invierno es una mera declaración de intenciones

Así vive su declive el todavía presidente del Gobierno y secretario general del PSOE. Bracea para convencer uno por uno a quienes apoyaron su investidura hace menos de un año. Pero algunos son ahora objetores del Gobierno o están peleados entre sí, cuando no las dos cosas a la vez. Incluidos los de casa, donde algunos barones ya le han dicho que con ellos no cuente para perpetrar el "concierto catalán", y donde se escuchan llamamientos a que se deje respirar al partido.

Es el caso de la secretaria de Organización de la Federación de Castilla y León, Ana Sánchez. Ha pedido a Ferraz y a la Moncloa (viene a ser lo mismo) que devuelva la voz a la militancia, al saber que la dirección regional había sido ninguneada en su decisión de celebrar elecciones primarias antes del congreso federal de finales de noviembre. O como la diputada leonesa, Andrea Fernández, igualmente crítica con esa desautorización debida, según ella, solo al deseo de "imponer un relato".

Don Miguel de Unamuno, aquel predicador ambulante de la decimonónica política nacional hasta bien entrado el siglo XX, dejó escrito en 1917 que una de las dos muletas turnistas (conservadores y liberales) era un "palo carcomido". La metáfora nos remite a la España de Sánchez si nos atenemos a la pérdida de calidad de la democracia que The Economist argumentaba la semana pasada en un artículo muy comentado en los circuitos políticos y mediáticos de nuestro país.

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