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Sánchez y Ábalos: ¿la misma cuenta atrás?
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Antonio Casado

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Sánchez y Ábalos: ¿la misma cuenta atrás?

El culebrón terminará en el Tribunal Supremo. O en película de Almodóvar con Jéssica 'la bien pagá' y Koldo el 'chiquitín' en papeles estelares. Pero solo el destronamiento del presidente sería relevante como efecto colateral

Foto: El diputado del Grupo Mixto José Luis Ábalos. (Europa Press/Matías Chiofalo)
El diputado del Grupo Mixto José Luis Ábalos. (Europa Press/Matías Chiofalo)
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Sigo rumiando lo de “agujero negro en el corazón del sanchismo”. Es el diagnóstico de un medio de comunicación afín al Gobierno. Por tanto, libre de toda sospecha como presunto fabricante de fango y difusor de bulos.

Pedro Sánchez y José Luis Ábalos son fundadores de un proyecto político forjado a partir de la campaña “por la decencia” que tumbó a Mariano Rajoy en la primavera de 2018. Pero luego el número dos abrió por dentro las puertas del Gobierno de Sánchez a una trama indecente y todo empezó a tambalearse.

Dos hombres y un destino. Y ninguno de los dos tiene madera de mártir. Ábalos no quiere caer solo. Ya no se debe a la disciplina de partido y amenaza con defenderse por todos los medios contra la “arbitrariedad” de sus antiguos compañeros. Por tanto, tal vez estemos ante una misma cuenta atrás, judicial para uno, política para otro, o en la misma trenza. “No es creíble que el partido y su secretario general no supieran nada”, dicen desde Podemos. Nada que ver con la “fachosfera”.

Bajo la línea de flotación del absurdo intercambio de pedradas entre el que gobierna y el que quiere gobernar (nuevas entregas del “y tú, más” esta misma mañana en el Congreso), sigue abierto el culebrón. Las novedades se suceden. Los móviles intervenidos por la Guardia Civil (UCO) son bombas de racimo liberadoras de prácticas sonrojantes, como furtivismo, opacidad, compadreo y derroche de los fondos públicos.

Las interrogantes airean la sospecha de que Sánchez es un mentiroso. Las mentiras y las contradicciones se le vienen encima

Las interrogantes encadenadas clavetean la sospecha de que Sánchez es un mentiroso. Las mentiras y las contradicciones se le están viniendo encima. Por ejemplo, su devaluado compromiso de colaboración con la Justicia para acabar con la corrupción porque “el que la hace la paga” ¿Cómo conciliar eso con su querella contra un juez que, en el ejercicio de su función institucional, tiene abierta una causa contra su esposa? Acusar a un juez de prevaricador no parece la mejor forma de dar ejemplo en el deber ordinario, al menos moral, de colaborar con la justicia, sobre todo en el caso de un presidente del Gobierno.

El caso que nos entretiene, en fin, solo puede terminar en el Tribunal Supremo o en película de Almodóvar con Jéssica 'la bien pagá' y Koldo el 'chiquitín' en los papeles estelares. Pero solo pasará a la historia si cursa con el destronamiento de Pedro Sánchez como el segundo de los más relevantes de los efectos colaterales. El primero será la ya acreditada incapacidad de nuestras instituciones para luchar contra la inmoralidad en la vida pública.

Ábalos y Sánchez están en manos del corruptor de la trama, De Aldama, que es un pozo sin fondo de información y no tiene madera de mártir

De ese pecado no están libres ni el PP ni el PSOE, aunque ambos se ponen estupendos en sus declamaciones de incompatibilidad con la corrupción. Si eso fuera cierto, nunca como ahora habría estado tan en el aire el futuro de la legislatura. Entretanto, el enlatado lema del “Gobierno para rato” va cediendo terreno frente a quienes sostenemos que ha comenzado la cuenta atrás de Sánchez en paralelo a la de Ábalos.

El futuro inmediato de dos viejos amigos está en manos del gran corruptor de la trama, Víctor de Aldama, que es un pozo sin fondo de información. Sigue en prisión provisional sin fianza (presuntos delitos fiscales en el macrofraude de los hidrocarburos) y me parece que tampoco tiene madera de mártir.

Sigo rumiando lo de “agujero negro en el corazón del sanchismo”. Es el diagnóstico de un medio de comunicación afín al Gobierno. Por tanto, libre de toda sospecha como presunto fabricante de fango y difusor de bulos.

Pedro Sánchez José Luis Ábalos
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