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¿Por qué la DANA aleja a gobernados y gobernantes?
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Antonio Casado

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¿Por qué la DANA aleja a gobernados y gobernantes?

Moncloa apalea a Feijóo en el trasero de Mazón y Génova prepara el ataque a la ministra Ribera (este miércoles en el Congreso), como el gambito a derribar antes del jaque a Sánchez

Foto: Labores de limpieza en Paiporta. (Europa Press/Eduardo Manzano)
Labores de limpieza en Paiporta. (Europa Press/Eduardo Manzano)
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Tan descarado luce el tacticismo zurcido al drama valenciano ("Es nuestro momento", dijo la ministra Redondo) que, como reza una viñeta de El Roto, a veces uno se avergüenza de saber leer. Así de cristalino: Moncloa apalea a Feijóo en el trasero de Mazón (si no lo destituye ya, adiós al sueño monclovita) y Génova prepara el ataque a la ministra Ribera (este miércoles en el Congreso), como el gambito a derribar antes del jaque a Sánchez.

Al pueblo valenciano le tocó la china por contraposición del signo político autonómico (PP) al nacional (PSOE). Qué mala suerte. Ni siquiera coinciden en la relación de datos y hechos perfectamente verificables. Pero si hablamos de dar la cara, es censurable que el presidente Sánchez, máximo responsable de la protección civil a escala nacional, haya esperado casi un mes. Su comparecencia en el Congreso se anuncia para el miércoles 27.

Y si hablamos de dejación de funciones cuando se desató la ira de la naturaleza, ¿cómo negar que Mazón priorizó el almuerzo con una presentadora de televisión y Ribera su candidatura a un alto cargo en la Unión Europea? Ni el uno ni la otra estaban donde debían estar en la tarde-noche del 29 de octubre, cuando los valencianos se ahogaban. Eso les convierte en chivos expiatorios. Con razón. Aquel es el máximo responsable de la protección civil a nivel autonómico. Y la ministra tiene legalmente prohibido ejercer "otras funciones representativas que las propias del mandato parlamentario, ni cualquier otra función pública que no derive de su cargo" (art. 98.3 de la CE).

Sánchez quiere ganar en Valencia por la torpeza de Mazón lo que va a perder a escala nacional por quiebra de su sindicato de costaleros

Pero todo esto se lo lleva por delante esa "antipolítica" tan de moda como pasto fresco de finos analistas. Prefiero hablar aquí y ahora del fango polarizador, porque Mazón y Ribera son piezas canjeables sobre los tableros nacional y europeo donde Sánchez y Feijóo se disputan la Moncloa. Así es: mientras el PSOE pide a Feijóo que destituya a Mazón aunque el PP siga gobernando la Comunidad, el PP pide a Sánchez que retire la candidatura de Ribera como futura vicepresidenta de la Comisión Europea (hasta Bruselas ha llegado el barro de la política española) y proponga a otro candidato.

Politizar lo público es justo y necesario. Lo venenoso corre por cuenta del sectarismo. Y ahí estamos 18 días después de que la furia de la naturaleza retratase las carencias del sistema y, sobre todo, de quienes deben ocuparse de su funcionamiento. La consecuencia es que el gobernado se aleja del gobernante y rechaza al político erigido en portavoz de la ira popular. El peligro es que ese vacío lo ocupe el "poder digital" (Rufián dixit) de los piratas de la información.

Mazón y Ribera son piezas canjeables sobre los tableros nacional y europeo donde Sánchez y Feijóo se disputan la Moncloa

El caso es que la reyerta partidista impide la remada conjunta para la reconstrucción de la zona devastada por la "dana" porque los 32 escaños de la Comunidad son valioso caladero en unas elecciones generales. Y Pedro Sánchez quiere ganar en Valencia por la incompetencia de Mazón lo que va a perder a escala nacional por la quiebra de su sindicato de costaleros.

Lo demás es un cansino recurso infantil al ¡pues anda que tú!, botes de humo y mal traídos argumentos absolutorios. Pero eso ya no cuela entre quienes se han dejado vidas y haciendas en una avalancha de fango ya temida en el siglo XVIII. Lean ustedes y sientan vergüenza ante lo que escribió el científico Antonio Josep Cavanilles en 1795 sobre la rambla del Poyo: "Su profundo y ancho cauce está seco, salvo en las avenidas cuando recibe tantas aguas y corre tan furiosamente que destruye cuanto encuentra".

Tan descarado luce el tacticismo zurcido al drama valenciano ("Es nuestro momento", dijo la ministra Redondo) que, como reza una viñeta de El Roto, a veces uno se avergüenza de saber leer. Así de cristalino: Moncloa apalea a Feijóo en el trasero de Mazón (si no lo destituye ya, adiós al sueño monclovita) y Génova prepara el ataque a la ministra Ribera (este miércoles en el Congreso), como el gambito a derribar antes del jaque a Sánchez.

Carlos Mazón DANA Valencia
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