Al Grano
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Feijóo pregona un engañoso fin de ciclo
El líder del PP acusa de "cómplices" y "encubridores" a los diputados de Junts y PNV. No es la mejor forma de atraerlos para una eventual moción de censura contra Sánchez
Víctor de Aldama cuenta con el "yo sí te creo" de Núñez Feijóo y quienes olfatean un fin de ciclo porque, según los finos analistas, hemos llegado al límite de lo soportable. Pero eso no es suficiente para dar por muerta la legislatura, como hace el líder del PP y candidato alternativo a la Moncloa en sus declaraciones de ayer a El Confidencial.
Se alquilan balcones para ver quién gana la carrera de sacos en la exhibición de pruebas. Las anuncia Aldama contra el Gobierno, que le llegó a condecorar por los servicios prestados, y las anuncia el Gobierno contra Aldama para dejarlo en gran calumniador. Es el minuto y resultado de la judicializada corrupción en el entorno sanchista (cuatro sumarios, 15 presuntos delitos, 11 ministerios bajo sospecha). Pero eso no altera la agenda del Gobierno, llamada a cerrar el año con un Congreso federal del PSOE sin alternativa a Sánchez y la aprobación de los PGE para 2025.
Acierta Feijóo al ver a Sánchez "débil" y "chantajeable", pero la indignidad no figura como causa de cese y es la clave de su supervivencia
Salvo acontecimiento sobrevenido de mayor cuantía —nunca descartable, claro—, no hay en ese horizonte inmediato ningún dato serio, objetivo, verificable, capaz de impedir ese cierre del año 2024 habiendo superado los dos retos, de partido y de Gobierno. Por supuesto, a mayor gloria de Pedro Sánchez, "el presidente más débil y más chantajeable de la Democracia".
La literalidad del cantazo es de Feijóo, en su conversación con Reyero y Ramos. Acierta al definir así a su adversario. Pero la indignidad no figura entre las causas de cese en el desempeño del cargo (ver artículo 101 de la Constitución). Es más, que Sánchez sea "débil" y "chantajeable" es la clave de su supervivencia en la Moncloa, como traté de explicar en mi columna anterior (Si Sánchez cae, no será por Aldama).
Solo el protocolo constitucional nos ilustra sobre las causas de una caída anticipada del actual presidente del Ejecutivo. Se reducen a tres: dimisión, elecciones o moción de censura. Y ninguna de ellas está planteada ni parece que vaya a estarlo en un próximo futuro. Las dos primeras, a demanda del presidente, que no quiere. Y la tercera, dependiente del aspirante, que no puede. En la entrevista de ayer con EC, reconoce Feijóo que ni siquiera se ha puesto en contacto con los socios o aliados del Gobierno que podrían prestarse a impulsar un cambio político en España. Y estos tampoco parecen dispuestos a dejarse convencer por quien les cuelga el sambenito de "cómplices" y "encubridores" de Sánchez.
¿Esa es la forma que tiene el líder del PP de seducir a los doce diputados nacionalistas (Junts y PNV) adscritos a su mismo hemisferio ideológico?
Bastaría que Ortúzar o Puigdemont anunciaran una simple cita con Feijóo, a fin de explorar la mera posibilidad de colaboración, para que se tambalease ese aire de suficiencia con el que Moncloa invita a Feijóo a desafiar la aritmética parlamentaria. Pero no lo harán, porque la propuesta les parece "irreflexiva" (PNV) o una "fantasía" (Junts). Y porque, con los antecedentes del PP (Gürtel, Púnica, Kitchen, Tandem, Taula, Lezo, etc.) no les da el peso la apuesta de Feijóo por "un Gobierno libre de corrupción, mentiras y chantajes".
Todo lo cual no deroga en absoluto la generalizada sensación de malas prácticas éticas, antiestéticas o presuntamente delictivas en las cercanías del presidente. Además de las denunciadas por Aldama en torno a la denostada figura del exministro Ábalos, las que tienen que ver con las actividades profesionales de Begoña Gómez. Los silencios de Sánchez y los de su esposa son delatores de su mala conciencia. Si no hay nada que ocultar, no hay nada que callar. Y Sánchez siempre calla cuando se cuestionan las andanzas de su esposa en el llamado tercer sector.
Víctor de Aldama cuenta con el "yo sí te creo" de Núñez Feijóo y quienes olfatean un fin de ciclo porque, según los finos analistas, hemos llegado al límite de lo soportable. Pero eso no es suficiente para dar por muerta la legislatura, como hace el líder del PP y candidato alternativo a la Moncloa en sus declaraciones de ayer a El Confidencial.
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