Al Grano
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El elefante clonado en la habitación del PSOE
Entre el Sánchez humillado de 2016 y el de 2024 hay lo que había entre el antes y el después del grito de Escarlata: "No lograrán derribarme. Aunque tenga que mentir, estafar o robar, a Dios pongo por testigo que no pasaré hambre"
Lo que hay entre el Sánchez humillado del 1 de octubre de 2016 (destituido como líder del PSOE) y el Sánchez empoderado de 2024 del 1 de diciembre de 2024 (domingo aclamatorio en el 41 Congreso Federal) es lo que había entre el antes y después del grito de Scarlett O' Hara (Vivien Leigh): "No lograrán derribarme. Aunque tenga que mentir, estafar o robar, a Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre".
Al poder por la indignidad. Ese era el precio. Y ese es el elefante en la habitación de un PSOE configurado durante los últimos siete años a mayor gloria de Sánchez y su alma resentida. Por eso los delegados del congreso hacen como si no vieran pasillear al paquidermo por el Palacio de Congresos de Sevilla. Pero ahí está, ahí está, viendo pasar la bien organizada rutina congresual en las comisiones y en el pleno.
Es un elefante clonado en una tosca variedad de vicios ocultos asociados al proyecto cesarista. A saber: corrupción de cercanías (antes, nepotismo), uso y abuso de las instituciones en la reyerta partidista, aplastamiento de la discrepancia interna y futuro de Reino en manos de sus enemigos.
Es un no parar de culebrones políticos y judiciales trenzados, al borde de una raya roja a partir de la cual se le debería caer la cara de vergüenza a los actores del drama. Pero la vergüenza no puntúa en una organización dispensadora de ruedas de molino. Véase el descaro de la Moncloa en el uso de datos legalmente protegidos contra una dirigente territorial del PP, aunque más desalentador ha sido el escaso eco de la apelación del caído, Juan Lobato, a las esencias: "Los socialistas siempre vamos por delante con la verdad y la ley". Apenas ha tenido seguidores entre sus compañeros.
Pocos seguidores ha tenido entre sus compañeros la apelación de Lobato al compromiso de los socialistas con la "verdad"
Se entiende en un partido tuneado por el sanchismo. Si cae bajo el radar de la Justicia, sobre todo si la inmoralidad es de kilómetro cero (Ábalos, Begoña, Koldo, David) se endosará a una conjura de jueces y periodistas sindicados con la derecha-ultraderecha para acabar con la democracia. Eso no tiene precedentes en la centenaria historia de un PSOE vertebrado, abierto, plural, efervescente, que nunca se ensimismó en el personalismo de este o aquel secretario general.
Mucho ha llovido desde la furtiva fundación del PSOE aquel 2 de mayo de 1879 en el que veinticinco personas (16 tipógrafos, 4 médicos, dos joyeros, un doctor en ciencias, un marmolista y un zapatero remendón) alzaron una bandera política y moral en nombre de las clases desfavorecidas frente al canovismo reinante. Ahora es un partido reconocible en los banales hachazos contra el adversario, a las órdenes de un líder sostenido por unos costaleros que lo quieren débil pero vivo.
El Pedro Sánchez que prepara un discurso tronante en la clausura del Congreso Federal, está abocado a utilizar la proverbial lentitud de la justicia como última trinchera de su manual de resistencia. Dicho sea porque no parece que todo lo que cuelga de Aldama o del fiscal general vaya a interrumpir con eventuales sentencias su camino hacia el agotamiento de la legislatura.
Ábalos y Lobato, por distintas razones, son los huracanes que soplan sobre la cita de Sevilla. Pero de todos los nubarrones hay uno cuyo potencial también viene con nombre y apellido. El supuesto es de financiación ilegal (lo que tumbó a Rajoy e hizo presidente a Sánchez) y el nombre es el de Carmen Pano. Según esta empresaria, en octubre de 2020 entregó por orden de Aldama 90.000 euros en la sede del PSOE. Dice que lo ha declarado ante notario y que lo piensa ratificar ante el juez.
¿Alguien que no se llame María Jesús Montero o Esther Peña, está dispuesto a poner la mano en el fuego?
Lo que hay entre el Sánchez humillado del 1 de octubre de 2016 (destituido como líder del PSOE) y el Sánchez empoderado de 2024 del 1 de diciembre de 2024 (domingo aclamatorio en el 41 Congreso Federal) es lo que había entre el antes y después del grito de Scarlett O' Hara (Vivien Leigh): "No lograrán derribarme. Aunque tenga que mentir, estafar o robar, a Dios pongo por testigo de que nunca volveré a pasar hambre".