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Sánchez compra tiempo en la batalla Montero-Díaz
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Antonio Casado

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Sánchez compra tiempo en la batalla Montero-Díaz

El culebrón fiscal del SMI es un efecto de la batalla entre Sumar y Podemos desde que este salió de la ecuación del poder. Ahora rivalizan por ser más sociales y antimilitaristas que nadie

Foto: Yolanda Díaz y Maria Jesús Montero en el Congreso. (EFE)
Yolanda Díaz y Maria Jesús Montero en el Congreso. (EFE)
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La carrera de sacos de Sumar contra Podemos, de Podemos contra Sumar, por la misma franja del electorado a la izquierda del PSOE desestabiliza a Sánchez y está detrás del agrio enfrentamiento entre dos vicepresidentas del Gobierno, Montero (Hacienda) y Díaz (Trabajo), por cuenta de la tributación fiscal del SMI (salario mínimo interprofesional). Una tensión no resuelta, solo aplazada, con el acuerdo in extremis de librar de IRPF a las rentas más bajas (incluidas los del SMI) durante el ejercicio de 2025. Y a partir de 2026, ya veremos si se sube o no el umbral de ingresos que obliga a contribuir a todos los españoles.

Sánchez ha dictado la salomónica solución de ceder en parte a las exigencias de Yolanda Díaz frente a la "responsabilidad fiscal" invocada por María Jesús Montero a partir de un umbral que ya pisaba el nuevo SMI. Pero hasta las piedras de la Moncloa saben que esto solo es un parche, un aplazamiento a la fractura que se da en el Gobierno desde que Sumar, a la baja en las encuestas, supo que solo sobrevivirá políticamente si gana a Podemos en su lucha por la bandera social de la izquierda.

A cambio, Sumar retira una iniciativa parlamentaria coincidente con PP y Podemos destinada a impedir el veto del Gobierno (de la parte socialista, claro) a la subida del mínimo exento para sacar a los perceptores del SMI del radar tributario. De haber seguido adelante, hubiera supuesto una humillante derrota parlamentaria del Ejecutivo, o de la parte representada por Sánchez y su ministra de Hacienda.

En resumen, Sánchez salva un match ball (el plazo terminaba el viernes por la tarde) y compra tiempo tras una nueva prueba de su que su aspiración a eternizarse en la Moncloa está seriamente amenazada.

Foto: El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (Europa Press/Eduardo Sanz) Opinión

Sostengo que todo este culebrón es un efecto colateral de mayor cuantía en la batalla de Podemos y Sumar. Se viene recrudeciendo desde que, hace año y medio, la formación política que lidera Ione Belarra salió de la ecuación sobre la que Sánchez quiere colmar su ambición de poder. Ahora los dos partidos a su izquierda rivalizan por ser más antimilitaristas, más feministas y sociales que nadie. No es detalle menor que uno de ellos ha hecho el doble descubrimiento de que le irá mejor con Feijóo en la Moncloa y de que su remontada política pasa por seducir a los votantes de Sumar.

Malas noticias para Sánchez, más allá de que en Podemos culpen a Yolanda Díaz de la caída de Irene Montero y Ione Belarra como ministras. O de que la acusen sin ningún rubor de haber asumido el papel de "izquierda servil". Eso nos hará entender que, de las distintas carreras de sacos que están librando los aliados de Sánchez entre sí (no olvidemos las de PNV-Bildu y Junts-ERC) la de Sumar-Podemos es la más desestabilizadora de los planes de Sánchez para perpetuarse en el poder.

No es bueno para Sánchez que se culpe a Díaz de la salida de Podemos del Gobierno. O de que la acusen de ser la "izquierda servil"

En esa perspectiva debemos entender también la fractura entre la parte socialista del Gobierno (17 ministros) y sus socios de Sumar (5 ministros) frente a dos asuntos de máxima actualidad. En el orden internacional, los planes de Bruselas sobre el rearme militar europeo, donde Sumar y Podemos compiten frente al PSOE por ver cuál de los dos es más pacifista. Ione Belarra califica a Sánchez de "señor de la guerra" y Yolanda Díaz propone que España salga de la OTAN. Y en el orden nacional, el ya mencionado pulso entre las vicepresidentas del Gobierno, respecto a tributación fiscal del SMI.

Por eso estamos donde estamos, con los tres partidos de la izquierda a la greña (PSOE, Sumar, y Podemos), sin olvidar a ERC y Bildu y el BNG, en sus respectivos ámbitos autonómicos, que todavía están integrados en el club de socorristas de Sánchez.

La carrera de sacos de Sumar contra Podemos, de Podemos contra Sumar, por la misma franja del electorado a la izquierda del PSOE desestabiliza a Sánchez y está detrás del agrio enfrentamiento entre dos vicepresidentas del Gobierno, Montero (Hacienda) y Díaz (Trabajo), por cuenta de la tributación fiscal del SMI (salario mínimo interprofesional). Una tensión no resuelta, solo aplazada, con el acuerdo in extremis de librar de IRPF a las rentas más bajas (incluidas los del SMI) durante el ejercicio de 2025. Y a partir de 2026, ya veremos si se sube o no el umbral de ingresos que obliga a contribuir a todos los españoles.

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