:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F073%2Fa98%2F50a%2F073a9850a4e9c9426d8358ba1feae4b6.png)
Al Grano
Por
Masacre de Gaza: lo diga Sánchez o el porquero de Agamenón
"Bajo las ruinas de Gaza está enterrado el Derecho Internacional", sostiene Josep Borrell, ex alto representante europeo para asuntos exteriores. Tiene razón, pero es algo más
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe60%2F123%2F7a5%2Fe601237a552135f047bdf52752f5dc88.jpg)
Los círculos virtuosos no tienen reservado el derecho de admisión. Lo diga Sánchez o el porquero de Agamenón, la única forma civilizada de parar la masacre de Gaza, con inconfundibles tintes genocidas, es el recurso al Derecho Internacional. Aunque solo sea para reconfirmar que el concepto de justicia universal se ha perdido en la polvareda.
Así lo plantea el Gobierno español en su anunciada demanda de intervención de la Corte de Justicia de la ONU (su brazo judicial), para reconvenir a los Estados incumplidores. Además, Sánchez anunció en Bagdad, donde acudió invitado a la cumbre de la Liga Árabe, que piensa promover con la delegación palestina una resolución de la asamblea general para exigir el fin del bloqueo a la entrada de alimentos y la asistencia sanitaria que los gazatíes llevan sufriendo desde hace dos meses y medio.
Con ayuda de EEUU los gobiernos de Israel han ignorado todas las resoluciones sobre el derecho de los palestinos a existir como Estado, el mismo que se le reconoció Israel en mayo de 1948. Pero el hilo de la historia fue hilvanando su expansionismo colonizador, la endémica incapacidad de los palestinos para sincronizarse en una remada conjunta y la mirada distraída de la comunidad internacional.
La campaña de Sánchez en favor de la causa palestina y contra el cerco humanitario es muy anterior a la nueva ofensiva terrestre ordenada por Netanyahu que confirma y reconfirma que estamos en vísperas de la rotulación de un terreno colonizable, cuando se haya consumado el destierro de sus pobladores, condenados hoy por hoy al hambre, el destierro o la muerte.
Israel es de los nuestros. El mayor nivel de exigencia recae sobre quienes comparten nuestros valores. No en el terrorismo de Hamás
"Bajo las ruinas de Gaza está enterrado el Derecho Internacional", dijo Josep Borrell cuando todavía era el alto representante de la UE en asuntos exteriores. Acierta, pero es algo más. Es el apagón de la racionalidad frente al avance de la ley del más fuerte. Lo escenifica la ira de Netanyahu cuando acusa a la ONU de antisemita y declara persona non grata a su secretario general, Antonio Guterres.
La culpa es del terrorismo provocador de Hamás y la brutalidad de la respuesta de Israel. Solo si asumimos como irremediable la derrota de la razón frente a la ley de la selva perdonaremos la indolencia —a mi juicio, cómplice— de una comunidad internacional teóricamente comprometida con el respeto a los mandatos de la ONU y la renuncia al uso de la fuerza militar en la resolución de conflictos.
Ya, pero la misión en la vida de los tiranos es demostrar que el poder es demasiado serio como encomendarlo a las leyes de la democracia. Lo dicen los teólogos de la Ilustración Oscura, que están reñidos con las reglas pensadas para impedir la aversión al mensajero, el contrapeso de otros poderes o el uso de las instituciones como herramientas al servicio de una ambición personalizada. De esos pecados no está libre el todavía presidente del Gobierno. Es verdad. Pero lo uno no quita lo otro.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F31d%2F0e3%2F620%2F31d0e3620443a5b99087c9a0365715d2.jpg)
Por tanto, insisto: lo diga Sánchez o el porquero de Agamenón, la doctrina israelí sobre la explanación de Gaza a sangre y fuego debería ser inmediatamente abolida en nombre de las leyes de la guerra y el respeto a los derechos humanos. Y por las mismas razones, lo diga RTVE o el porquero de José Pablo López, "frente a los derechos humanos, el silencio no es una opción. Paz y justicia para Palestina". Amén. Por inútil y poco realista que haya sido el fallido boicot de España a la participación de Israel en el Festival de Eurovisión. Y aunque por decir eso a uno le meterían en la cárcel en muchos de los países asistentes a la cumbre de la Liga Árabe donde Sánchez volvió a alzar la bandera del "no es no" a la masacre de Gaza.
Israel es de los nuestros. Por eso el mayor nivel de exigencia ha de proyectarse sobre quienes comparten nuestros valores. No es el caso de los terroristas de Hamás, que asesinan en nombre de Dios y santifican el odio contra un vecino judío que hasta el momento ha matado a 50.000 personas, de las cuales 15.000 eran niños, en un conflicto militar muy desigual en la relación de fuerzas.
Los círculos virtuosos no tienen reservado el derecho de admisión. Lo diga Sánchez o el porquero de Agamenón, la única forma civilizada de parar la masacre de Gaza, con inconfundibles tintes genocidas, es el recurso al Derecho Internacional. Aunque solo sea para reconfirmar que el concepto de justicia universal se ha perdido en la polvareda.