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Feijóo se reafirma en el PP y Sánchez en Moncloa
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Antonio Casado

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Feijóo se reafirma en el PP y Sánchez en Moncloa

La manifestación del domingo ha sido el forzado recurso de un PP atrapado por la ansiedad de recuperar el poder y la presión de la extrema derecha, que le disputa la ocupación de la calle

Foto: Concentración del PP bajo el lema 'Mafia o democracia'. (EP)
Concentración del PP bajo el lema 'Mafia o democracia'. (EP)
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En la plaza de España Feijóo pidió a Sánchez por enésima vez que se rinda a la democracia y convoque elecciones. Entre gritos de "¡presidente, presidente!", tronó que "eso no va de siglas, sino de dignidad democrática". De ahí su párrafo de gracias a "quienes estáis aquí sin pertenecer a ningún partido político". Las reseñas de la manifestación ("más de 100.000", según PP; 50.000, según la delegación del Gobierno) no acreditan la transversalidad del acontecimiento. Sobran, en cambio, datos de presencia totalizante del PP. El de antes (Aznar y Rajoy) y el de ahora (planas mayores de la organización a escala nacional y regional)

Aunque fuese un acto de partido -no uno cualquiera, sino el que va de alternativa creíble de poder-, hemos de medir su impacto en el tablero político nacional. Irrelevante, a mi juicio, en función del objetivo confesado: echar a Sánchez de la Moncloa cuanto antes por medios legales, que incluyen el derecho de manifestación y el oportunismo propio de la lucha política en un PP convencido de que Sánchez está al caer. No será con la pólvora mojada de lemas prefabricados: "Por un Gobierno que no nos mienta", "España está cansada, no rendida", "Por un Gobierno que no nos mienta", "España no es un cortijo", "¡No nos callarán ¡", etc.

Las manifestaciones no cambian gobiernos. Solo crean estados de opinión o refuerzan los ya existentes. Denostar a Sánchez no lleva necesariamente a votar a Feijóo. Cierto. La cuestión es si desde el domingo tenemos más motivos para lo uno o para lo otro ¿Sobre cuál de esos dos vectores gravitó más este evento de preferente atención mediática y política? Quienes vean a Sánchez como un problema de salud pública, incluso entre sus propios votantes, entenderán y justificarán el oportunismo de Feijóo sin necesidad de aplaudirlo. Eso ya juega a favor de los convocantes, aunque es una ventaja efímera, la del velocista en una carrera de fondo. Otra cosa es canjearla por votos cuando toque. De ahí su llamamiento a "acabar con esto en las urnas". Algo que solo está en manos del todavía presidente del Gobierno.

Hemos asistido al uso de la calle como reafirmación de Feijóo antes del congreso del PP y no como gol para derrotar al PSOE

Me explico:

Las imágenes y los gritos televisados del domingo ("¡Sánchez, dimisión!", "¡España!, ¡España!") no hacen mella entre los socorristas de Sánchez en el Congreso, que siguen en la cordada fundacional de la legislatura. Y está por ver cómo influirán en los electores dentro de dos años, salvo improbable rendición del PSOE a un persistente chaparrón de adversidades.

Dos años es mucho tiempo para la apuesta de Feijóo, de una sola bala. Sus prisas por acabar con Sánchez solo son equiparables a las de Sánchez por acabar con Feijóo. Pero la flotabilidad del presidente no es debida a la indolencia de Feijóo, como algunos dicen, sino a la codicia de los aliados de aquel. Hasta Daoíz y Velarde (los leones de las Cortes) saben que sin el apoyo de los independentistas Sánchez estaría desahuciado.

Acabamos de asistir, en fin, al uso de la calle, como palanca de reafirmación política de Feijóo en vísperas del congreso nacional de su partido. No como gol de último minuto para derrotar al PSOE. Un forzado recurso prendido por la ansiedad de recuperar el poder y la presión de la extrema derecha, que le acusa de complicidad con el Gobierno. Lo primero recuerda la subida del portero a rematar en los últimos segundos del partido. Lo segundo es el resultado de una carrera de sacos con Vox por la ocupación del asfalto en base a la errónea creencia de que Sánchez, por muy tóxico que sea su mandato, está a falta del empujoncito final.

En la plaza de España Feijóo pidió a Sánchez por enésima vez que se rinda a la democracia y convoque elecciones. Entre gritos de "¡presidente, presidente!", tronó que "eso no va de siglas, sino de dignidad democrática". De ahí su párrafo de gracias a "quienes estáis aquí sin pertenecer a ningún partido político". Las reseñas de la manifestación ("más de 100.000", según PP; 50.000, según la delegación del Gobierno) no acreditan la transversalidad del acontecimiento. Sobran, en cambio, datos de presencia totalizante del PP. El de antes (Aznar y Rajoy) y el de ahora (planas mayores de la organización a escala nacional y regional)

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