Sánchez y la OTAN: radiografía de un plante

El plante de Sánchez ante la OTAN y la UE, cuyos jerarcas le obligan a gastarse en armamento lo que deje de gastar en el bienestar de los ciudadanos, es una finta de camuflaje en sus problemas internos. Con tendencia a agravarse, por cierto, tras el impactante registro de la UCO (policía judicial) en la sede central del PSOE y algunos organismos del Gobierno.

Lo apremiante es su rearme político y moral. El suyo y el de su partido. No el rearme militar de España. Como lo suyo ya no tiene solución, pretende movilizar a su desalentada militancia y cumplir con sus socios por la izquierda. Por eso plantea un "no es no" en solitario al 5% del PIB en diez años, en vez de hacer seguidismo y luego procrastinar en la aplicación del acuerdo.

Procesar las intenciones de una figura política agonizante no me impide aislar el objeto del asunto de fondo. Un clásico conectado a la metáfora popularizada en su día por Samuelson, el brillante economista del siglo pasado que conjugó cañones y mantequilla en el mismo dogma: recursos limitados en el orden de prioridades de un gobernante según su "visión del mundo".

Además de mantener el Estado del Bienestar, su concepción de una sociedad justa, al margen de la credibilidad que nos merezca el personaje, es el otro concepto esgrimido por Pedro Sánchez en su carta al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en vísperas de la cumbre de la Alianza (martes y miércoles de la semana que viene en La Haya).

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Marisol Hernández Nacho Alarcón. Bruselas

En el origen de la controversia está en el miedo europeo a la amenaza del oso ruso y el grito mercantilista de Trump para que todos los aliados contribuyan a los gastos de la defensa occidental que hasta ahora gravaban desigualmente a EE. UU. Lógico. Es el precio de su desempeño como primera potencia mundial. Y con el mism rigor, o la misma falta de rigor (el que adorna a Trump cuando dice una cosa y su contraria el mismo día), los demás tenemos derecho a impugnar el lugar común de que la diplomacia, el diálogo y el pacto entre naciones soberanas son herramientas inservibles en la solución de conflictos.

También los aliados tienen derecho a descifrar las intenciones de Trump cuando les obliga a financiar su cesarismo político y militar mediante compras de armamento a la propia industria americana. Y en el caso de España, mediante la presencia de dos bases militares estadounidenses (Rota y Morón) cuyo espacio, que yo sepa, no cuenta como gasto militar de España con fondos aportados por el inquilino.

El caletre de Trump no es una garantía de lucidez, certidumbre e inteligencia ¿Por qué hay que marcar el paso de un insensato?

Me parece una simpleza despachar el tema por descalificación del todavía presidente del Gobierno o endosar al "antimilitarismo" de la izquierda la posición de España frente a la ocurrencia de un tipo tan inconsistente como Donald Trump. Supongo que no hace falta dedicar un turno a los bandazos del nuevo sheriff de la Casa Blanca o a su "visión del mundo" incompatible con un marco político y moral ceñido a la supremacía de las urnas, la ley y los derechos humanos. Pero los apremios de rearme militar han salido del "caletre" de este señor.

Y en este punto sostengo que también en la cuestión del rearme militar de España, cuyos términos son cuestionados por Sánchez, es de aplicación su postura frente a la explanación a sangre y fuego de la franja de Gaza. Lo diga Sánchez o el porquero de Agamenón, Trump no es una garantía de lucidez, certidumbre e inteligencia geoestratégica. El concepto "caletre" lleva aparejado el peligroso sesgo de una decisión mal analizada, que puede ser producto de un arrebato o un capricho personal del césar. ¿Por qué hay que marcar el paso de un insensato?