Gaza, capital Madrid, y los dilemas de Sánchez

"La televisión de Sánchez anuncia que no irá a Eurovisión 2026 si participa Israel", titula un medio digital de declarada aversión al personaje. Pero no falsea la realidad. Y aun sabiendo que así el Gobierno mima legítimamente a su parroquia e inspira la decisión de RTVE ya he dejado pruebas reiteradas de mi alineamiento con Sánchez y quienes denuncian la criminal operación del Ejército israelí en la Franja de Gaza.

Eso no impide cuestionarle por olvidar su condición institucional cuando pretende llevar las soflamas al BOE o, sin ir más lejos, cuando se identifica con los activistas que el pasado fin de semana reventaron el final de la Vuelta a España.

Como aquello no tuvo nada de "pacífico" (las imágenes no mienten), el estupor nos devuelve la perspectiva del despropósito permanente que, de un tiempo a esta parte, se ha instalado en la vida política nacional.

Atención, pregunta:

¿Sánchez iba con los manifestantes o con los policías?

El dilema revive en el minuto y resultado de las famosas nueve medidas con las que la Moncloa ha pretendido leerle la cartilla a Netanyahu para reforzar la dañada cohesión del Gobierno "progresista". Salida de caballo y parada de burro, porque la soflama no suele casar con el oficio del gobernante (realpolitik, que dicen los politólogos).

Cabe preguntarse si, tras los enfrentamientos del domingo en Madrid, Sánchez estaba con los manifestantes o con los policías

Ese manojo de medidas se inspiró más en las soflamas de la calle, de las que el presidente se siente "orgulloso", que en el realismo de las cancillerías donde reclaman a España un poco más de rigor. La ministra portavoz, Pilar Alegría, se ha limitado a anunciar que el decreto-ley se aprobará "lo antes posible" porque "es muy complejo" y "hay que hacer las cosas bien".

¡Eureka!

¿Y entonces a qué venían las prisas de Sánchez por comparecer ritualmente a las puertas de la Moncloa, hace una semana con las nueve medidas que ahora la ministra portavoz reconoce implícitamente como "apresuradas"?

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Sin perjuicio de hacerlas operativas, y a ser posible concertadas con la UE, incluido un eventual veto a la selección israelí de fútbol en el próximo campeonato mundial, me parece justo y necesario el embargo de armas y otras formas de frenar la maquinaria bélica de Netanyahu, que está escribiendo "una de las páginas más oscuras de la historia", según el exalto representante de asuntos exteriores y seguridad de la UE, Josep Borrell.

Son decisiones compatibles con la reprobación del genocidio y la condena de las atrocidades del brazo terrorista de Hamás el 7 de octubre de 2023 contra indefensos ciudadanos israelíes.

Con las mismas también es legítimo preguntarse si de verdad hacía falta destripar un acontecimiento deportivo para decirle al mundo que los españoles condenamos la desproporcionada respuesta del Gobierno israelí.

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Había mil formas de expresarlo sin poner en peligro la integridad física de los antidisturbios (22 agentes heridos) y la de los ciclistas. Y sin impedir su normal desarrollo con el bloqueo de varios tramos del recorrido que dio lugar a las cargas policiales del domingo pasado en Madrid.

Por eso, a la vista de lo ocurrido, nos preguntamos si Sánchez estaba más de parte de los manifestantes o más de parte de los policías. O sea, más con la violencia de los manifestantes que ejercieron la violencia o con la de los policías obligados a ejercerla respondiendo al lanzamiento de botellas y vallas de protección contra los agentes.