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Juanma, 'memento mori'
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Fernando Matres

El Zaguán

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Juanma, 'memento mori'

El reto del líder del PP andaluz es aparecer como el presidente moderado e influyente y no como el candidato atropellado que perdió dos elecciones

Foto: Junama Moreno interviene en el Congreso del PP de Madrid. (EFE/Mariscal)
Junama Moreno interviene en el Congreso del PP de Madrid. (EFE/Mariscal)
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Cuando un emperador romano desfilaba ante su pueblo entre vítores, siempre era acompañado por un esclavo que le susurraba 'memento mori' para devolverlo a la realidad. "Recuerda que eres mortal", le decía, demostrándole que era un hombre y no un dios. Tal vez a Juanma Moreno le vendría bien en esta campaña que algún asesor le refrescara a diario que no siempre fue el presidente de la Junta de Andalucía que acabó con 37 años de socialismo. El barón del PP que con su influencia ha hecho posible la caída de Pablo Casado. El hombre al que todas las encuestas confirman que seguirá cuatro años más en San Telmo. El yerno que todas las suegras quieren tener.

No estaría de más que para el 19-J alguien le hiciera memoria de que en 2015 perdió 17 escaños y medio millón de votos y que en 2018 se quedaron por el camino otros siete diputados y 300.000 apoyos más. O sea, el segundo peor resultado de la historia del PP en Andalucía, aunque la aritmética electoral le convirtiera en presidente. Menos es más, que dijo Van der Rohe.

Foto: El presidente de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Julio Muñoz)

Tal vez, como ese susurro al oído del emperador o las extrañas cábalas de algunos deportistas antes de empezar a competir, debería volver a ver el famoso vídeo en el que le pedía el voto a una vaca en Los Pedroches. Como terapia de choque. Como recordatorio de todo lo que no debe hacer.

Porque, digámoslo ya, Juanma Moreno ha sido un mal candidato convertido en un buen presidente. Todo el carisma que le faltaba a la hora de convencer al votante lo ha encontrado en el traje institucional de hombre moderado y de diálogo. Al igual que Juan Espadas, que, con su cara de habérsele escapado el autobús incluso en los carteles electorales, perdió dos elecciones seguidas en Sevilla hasta que los pactos le permitieron ser alcalde.

Y la misma habilidad demostrada por su rival socialista para encontrar apoyos a un lado y otro en el Ayuntamiento hispalense y no molestar ni al sector más tradicional de la ciudad es la que debe explotar ahora Juanma Moreno. Olvidarse de que está en campaña, mantener el perfil presidencial, esquivar todos los charcos y dejar que las cosas sigan su curso.

placeholder Moreno toma posesión como presidente de la Junta en enero de 2019. (EFE/Julio Muñoz)
Moreno toma posesión como presidente de la Junta en enero de 2019. (EFE/Julio Muñoz)

Porque en las anteriores elecciones andaluzas mostró una preocupante habilidad para fabricarse él mismo sus propios problemas. Como le reprochó con retranca Di Stéfano a un portero del Valencia poco afortunado, “no te pido que pares las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que van fuera”.

Cierto es que entonces era un candidato obligado a arriesgar porque se jugaba su futuro político y, como escribió Albert Camus, "el hábito de la desesperación es peor que la desesperación misma". De ahí que cometiera errores por querer subir el último peldaño sin haber llegado siquiera al principio de la escalera. Entre otros, una convocatoria en la puerta de un prostíbulo para denunciar los desmanes del caso Faffe, la recreación de la simbólica "foto de la tortilla" de Felipe González para reivindicar el socialismo moderado o un impostado almuerzo familiar en McDonald’s junto a Pablo Casado (eran otros tiempos) que indignó a los hosteleros locales. Acciones que buscaban impactar y marcar el relato, pero que rozaron el absurdo.

Hoy en día ya no es el aspirante que debía buscar ganar por KO a Susana Díaz, sino el campeón al que le basta con bailar alrededor del ring y abrazarse a su rival para evitar los golpes, revalidar el título y volver a lucir el cinturón. Por eso su estrategia debería ser radicalmente diferente, y recordar que tiene que evitar los pasos en falso.

Por más que sea una evidencia irrefutable que su marca personal suma más actualmente que las siglas del partido, tampoco es necesario proclamarlo a los cuatro vientos. Decir públicamente que es más fácil votarle a él que hacerlo al PP no sólo es un ejercicio innecesario de sinceridad, sino que contribuye a abonar la teoría de Vox de que la "derechita cobarde" no ha cambiado nada en la Junta. Y eso, con la pujanza de la candidatura de Macarena Olona, puede atraer a más de un desencantado.

Foto: La candidata de Vox a la presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona. (Sergio Beleña)
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Precisamente en la sutileza de su relación con Vox se juega Juanma Moreno buena parte de su suerte en las elecciones. Tan negativo sería alentar el miedo a la ultraderecha como asumir que se sentará a su lado el día después de que las urnas hablen. Olona juega a agitar el tablero, a estar fuera del sistema, y pretender moverse según sus reglas implicará siempre ir a rebufo de sus temas.

Ya es suficiente con la "plurizquierda" alertando del fascismo, el PSOE dando por hecho un pacto como en Castilla y León y Ciudadanos arrogándose el papel de socio útil frente al radicalismo. La actitud de Moreno ante la polémica por el empadronamiento en Salobreña ha sido un buen ejemplo: ni sobreactuado, ni comprensivo. Para el candidato popular, Vox debe ser un partido más y no el protagonista de cada debate, aunque para ello deba exhibir la paciencia de un pescador, la diplomacia de un embajador y la serenidad de un artificiero.

Si quiere seguir en San Telmo, y gobernar sin hipotecas, Juanma Moreno debe ser el hombre sensato y moderado al que en las distancias cortas alguien le diga que no parece del PP, una definición que aplicada a anteriores candidatos generó tantos recelos de algunos como mayorías otorgó. En definitiva, tiene que aparecer como el presidente sereno que demostró que sin el PSOE en la Junta el cielo no ha caído sobre las cabezas de los andaluces y no como el candidato atropellado que le susurraba a las vacas.

Cuando un emperador romano desfilaba ante su pueblo entre vítores, siempre era acompañado por un esclavo que le susurraba 'memento mori' para devolverlo a la realidad. "Recuerda que eres mortal", le decía, demostrándole que era un hombre y no un dios. Tal vez a Juanma Moreno le vendría bien en esta campaña que algún asesor le refrescara a diario que no siempre fue el presidente de la Junta de Andalucía que acabó con 37 años de socialismo. El barón del PP que con su influencia ha hecho posible la caída de Pablo Casado. El hombre al que todas las encuestas confirman que seguirá cuatro años más en San Telmo. El yerno que todas las suegras quieren tener.

Partido Popular (PP) Juanma Moreno