Es noticia
Que presente el debate Carlos Sobera
  1. España
  2. Andalucía
Fernando Matres

El Zaguán

Por

Que presente el debate Carlos Sobera

Los candidatos afrontan estos programas electorales como una primera cita: tratan de no meter la pata, intentar impresionar con alguna frase ingeniosa, presentarse como una persona interesante y ocultar sus taras

Foto: Macarena Olona, Juanma Moreno y Juan Espadas. (EFE/José Manuel Vidal)
Macarena Olona, Juanma Moreno y Juan Espadas. (EFE/José Manuel Vidal)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Sé que cuando acabe igual me arrepiento o estoy enfadado por haber perdido dos horas y tener la sensación de que me toman por tonto, pero habrá que ver el debate de las elecciones en Andalucía otra vez. Y la verdad es que me gustaría pensar que lo hago por ser un votante responsable e informado, aunque realmente lo que me puede es el "efecto mirón", como ese impulso incontrolable de no perder ojo cuando ves un accidente. Hacerlo en la carretera tiene sus riesgos y esto del debate también, aunque claro, a otro nivel. Aquí no se trata de poder chocarte tú también, sino de pasar vergüenza ajena.

Es un poco como cuando te sorprendes de madrugada sentado en el sofá viendo la teletienda: sabes perfectamente que lo que te están contando no es verdad, la puesta en escena es más que mejorable, no necesitas eso que quieren venderte y, al mes de usarlo, ese magnífico cuchillo ya no corta un clavo como si fuera mantequilla. Pero no puedes apartar la mirada.

Foto: Los seis candidatos de las elecciones andaluzas en el primer debate de campaña, celebrado en RTVE. (EFE/José Manuel Vidal)

Ya sé que el formato es muy rígido, que con seis candidatos es complicado establecer un diálogo fluido y coherente y que, además, los propios partidos lo dificultan todo aún más con las exigencias y normas que imponen. Con sorteos para ver qué candidato abre y cierra cada bloque y tiempos estrictamente tasados con un marcador con cuenta atrás de segundos, que uno no sabe bien si van a meter con calzador un último lema o a tirar a canasta a la desesperada. Pero se agradecería un poco más de verdad, que a veces parece que se va a escuchar un "corten".

En realidad, esto del debate es como una primera cita: va de no meter la pata, intentar impresionar con alguna frase ingeniosa, presentarte como una persona interesante y ocultar tus taras. Casi que debería presentarlo Carlos Sobera. No sé si sería más determinante; más divertido, desde luego. Recibiría a los candidatos en la puerta y les preguntaría "¿cómo te ha tratado la política?, ¿qué buscas en un votante?", y cosas así.

placeholder Debate elecciones Andalucía. (RTVE)
Debate elecciones Andalucía. (RTVE)

En los dos programas es importante la apariencia, el 'outfit', que dicen los influencers. No es lo mismo presentarse como un vendedor de enciclopedias que como para una fiesta de Fin de Año. En eso el otro día Juanma Moreno acertó, iba vestido de presidente de la Junta de Andalucía o de señor de fiar que busca una relación seria y estable. Es que no sé qué tienen los políticos contra las corbatas en las campañas, se pasan todo el año luciéndolas en el cuello y en cuanto se acercan las elecciones las dejan en el cajón, como si quisieran demostrar que, en realidad, ellos molan. Juan Espadas y Juan Marín parecían los primos segundos invitados a una boda que bien avanzada la barra libre se la quitan y se desabrochan el botón de arriba porque ya les sobra todo.

Las candidatas, en general, iban mejor. Macarena Olona, sobria en blanco y negro, sin esas estridencias que le hemos visto en algunos actos, como quien llega a una fiesta pensando que es de disfraces. Inmaculada Nieto, con un sencillo traje pantalón blanco, una imagen moderada pese a que le digan que es la extrema izquierda. Y Teresa Rodríguez, en su línea de siempre, aunque tal vez se echara de menos un guiño andalucista, un verde y blanco o unos lunares, que con esos colores parecía que te iba a ofrecer un tatuaje de henna en cualquier momento.

Foto: Yolanda Díaz e Ione Belarra se abrazan en el mitin de Por Andalucía en Córdoba.

Pero tampoco hay que frivolizar demasiado, que aquí lo que debería importar es lo que dicen, por más que al final acabe pesando el cómo lo dicen. Ya son poco efectivas las fichas con gráficos como las que mostró Juanma Moreno, "sus dibujitos" les llamó varias veces Inmaculada Nieto con sorna. No se ven bien y dan brillos, aunque es lo de menos porque se trata de un recurso para autolegitimarse, un "oiga, que no es que yo lo diga, es que lo pone aquí".

Espero que después del otro día se suelten más y sea menos aburrido, que hubo hasta algunos silencios incómodos en los que solo les faltó silbar, mirar al techo o hablar del calor que hace como si estuvieran en un ascensor. Y está claro que eso es lo que le interesa a Juanma Moreno, que el tiempo pase entre monólogos intrascendentes y tímidos rifirrafes de artificio, pero el resto de candidatos debe agitar más.

Foto: El presidente de la Junta y candidato del PP, Juanma Moreno. (EFE/Carlos Díaz)

Juan Espadas tiene el lastre de prometer ahora lo que su partido no hizo en casi cuarenta años, además del desgaste de ser el hombre de Pedro Sánchez… sin tener además su imagen ni su soltura ante las cámaras. Macarena Olona debe olvidarse de soflamas impostadas y artificiales para intentar recordar, aunque sea por un momento, que en estas elecciones se trata de Andalucía. Inmaculada Nieto tiene el reto de ser reconocible y de que su tono no se convierta de pausado en narcótico. Juan Marín hará bien en sacar pecho de los logros de la legislatura, si bien necesita destacar más por qué es mejor votar al socio minoritario que al mayoritario. Y Teresa Rodríguez seguirá ejerciendo de necesario contrapeso ante algunas barbaridades de Vox, aunque debe aparecer para ofrecer algo y no solo en contra de algo.

Y nosotros, los que veremos el debate resistiendo el deseo de cambiar de canal varias veces, volveremos a quedarnos mayoritariamente con la frase subida de tono, el golpe de efecto y la imagen más apropiada para un meme. Y hasta votaremos en esas encuestas apresuradas de "¿quién cree que ha ganado el debate?", sin reparar en que no hay ninguna opción que indique "los andaluces". No aprendemos.

Sé que cuando acabe igual me arrepiento o estoy enfadado por haber perdido dos horas y tener la sensación de que me toman por tonto, pero habrá que ver el debate de las elecciones en Andalucía otra vez. Y la verdad es que me gustaría pensar que lo hago por ser un votante responsable e informado, aunque realmente lo que me puede es el "efecto mirón", como ese impulso incontrolable de no perder ojo cuando ves un accidente. Hacerlo en la carretera tiene sus riesgos y esto del debate también, aunque claro, a otro nivel. Aquí no se trata de poder chocarte tú también, sino de pasar vergüenza ajena.

Elecciones Andalucía