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Cuatro años en San Telmo son "molto longo"
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Fernando Matres

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Cuatro años en San Telmo son "molto longo"

Ante el panorama desolador y las catastróficas expectativas para las municipales, el PSOE andaluz se aferra al propio espejo de Juan Espadas en Sevilla en 2011, aunque para ello debe cambiar las excusas por autocrítica

Foto: Juan Espadas asiste a la última sesión del debate de investidura de Moreno. (EFE/Julio Muñoz)
Juan Espadas asiste a la última sesión del debate de investidura de Moreno. (EFE/Julio Muñoz)
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En abril de 1985, el Real Madrid perdió 2-0 frente al Inter de Milán en la ida de las semifinales de la Copa de la UEFA. Mientras los jugadores italianos festejaban en el campo que acariciaban el pase a la final, el malagueño Juanito se acercó a uno de ellos y, con un gesto entre irónico y retador, le soltó una frase que desde entonces quedó tallada en el mármol de la historia del fútbol mundial: "90 minuti in Bernabéu son molto longo".

Aquello sonó a maldición callejera y se cumplió. En la vuelta, con un estadio entregado y un equipo espoleado por el que acabó siendo denominado "espíritu de Juanito", el Madrid le dio la vuelta a la eliminatoria con un 3-0 y aquella anécdota quedó como germen de las históricas remontadas del equipo blanco.

Foto: Juan espadas comparece en Sevilla tras las elecciones. (EFE/Julio Muñoz)
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Después de la investidura de Juanma Moreno como presidente de la Junta de Andalucía por segunda vez consecutiva, Juan Espadas ya tiene asumido que cuatro años en San Telmo también van a ser "molto longo". La apabullante mayoría absoluta de 58 diputados, aunque el líder del PP se empeñe en llamarla suficiente por pudor y estrategia; un PSOE que no ha cerrado sus heridas tras el destierro del "susanismo" y una ola política nacional con la irrupción de Alberto Núñez Feijóo de "pulsión de cambio" vaticinan una dura travesía para la oposición andaluza.

Hoy en día, el panorama para el PSOE andaluz es tan desolador como el que ofrece la tierra calcinada después de la extinción de uno de los numerosos incendios que están asolando España este verano. El partido que había gobernado de manera hegemónica durante casi 40 años se encuentra en su suelo electoral, con la nueva cúpula tratando todavía de hacerse con las riendas internas en todos los territorios, con los fieles a Susana Díaz propagando el clásico “esto se veía venir” y con unas elecciones que se antojan también catastróficas en el horizonte.

placeholder Cartel electoral del PSOE. (Reuters/Marcelo del Pozo)
Cartel electoral del PSOE. (Reuters/Marcelo del Pozo)

Aunque en política solo se conjugue el verbo extrapolar cuando los datos benefician, como tantos otros, la tendencia actual recuerda a las municipales de 2011, cuando el PP consiguió ser el partido más votado en Andalucía por primera vez en la historia, logrando la mayoría absoluta en las ocho capitales, además de en Jerez, Marbella y Algeciras, y en cinco diputaciones provinciales.

Si bien las mayorías absolutas son mucho más caras ahora que entonces, con el permiso de Juanma Moreno, lo cierto es que tanto los recientes resultados autonómicos como las señales que se palpan en la calle, que son más fiables que Tezanos si se saben interpretar, auguran un dominio prácticamente absoluto del PP en las alcaldías. Podría darse incluso la paradoja de que el PSOE hubiera prescindido de un alcalde consolidado en Sevilla para sustituir a Susana Díaz sin recuperar la Junta y perdiendo además el Ayuntamiento de la capital. Una buena estrategia no parece ser.

Foto: Juan Espadas abraza a Susana Díaz en un acto de partido, hace unos meses. (EFE/Julio Muñoz)

Como siempre hay un rayo de luz hasta en la peor de las tempestades, y porque a algo tiene que aferrarse el PSOE para no tener la tentación de colgar el cartel de "se traspasa"en la sede de San Vicente, la propia historia de Espadas les ofrece un ejemplo. Y es que no era mejor el escenario la primera vez que se presentó a unas elecciones, precisamente en aquel mayo de 2011. Con su rostro en los carteles y su nombre encabezando la papeleta, los socialistas perdieron la alcaldía de Sevilla después de 12 años y el PP logró la más amplia mayoría absoluta de la historia, 20 concejales de 33.

También entonces, como ahora, había sido un candidato con serios problemas de conocimiento entre el electorado y con una designación marcada por los enfrentamientos internos, no por la confianza general. Pero supo encajar el golpe y, el mismo día que Juan Ignacio Zoido tomaba posesión de su cargo, Espadas anunció solemne que “ahora empieza nuestra carrera de fondo”. Cuatro años después, volvió a perder las elecciones, pero gracias a un pacto con IU y Participa Sevilla pudo ser alcalde.

placeholder Espadas vota en las primarias que ganó a Susana Díaz. (EFE/Raúl Caro)
Espadas vota en las primarias que ganó a Susana Díaz. (EFE/Raúl Caro)

El líder de la oposición en Andalucía tiene en sí mismo al espejo en el que mirarse, a la “liebre” de su propia carrera. Aunque existe un matiz crucial que, por ahora, hace imposible que la historia se repita. Su propia actitud. Hace 11 años, con el eco del sonido del batacazo todavía retumbando en los tímpanos, Espadas dijo “aceptamos con humildad la derrota y si es por el bien de los sevillanos, ahí estaré para aplaudir a Zoido”.

Ahora, su reacción ha sido la del niño que quiere llevarse el balón a casa si no juega de delantero. La noche electoral culpó del desastre a que la participación había sido baja y que el PP había utilizado “la maquinaria de propaganda de la Junta”. Tras el discurso de investidura, acusó a Juanma Moreno de “complacencia” y “usar un tono presidencialista de mayoría absoluta”.

Foto: Sánchez y Espadas en el acto de cierre de campaña de los socialistas. (EFE/Julio Muñoz) Opinión
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Fernando Matres

De él depende hundirse en sus propias excusas o jugar el partido con la experiencia de su propia adversidad. El Real Madrid no remontó aquel partido por quejarse del arbitraje ni del césped, sino por analizar los errores cometidos en la ida y solucionarlos en la vuelta. Porque, y es un precedente que no le gustará nada a Espadas, entre un partido y otro también cambió de entrenador.

En abril de 1985, el Real Madrid perdió 2-0 frente al Inter de Milán en la ida de las semifinales de la Copa de la UEFA. Mientras los jugadores italianos festejaban en el campo que acariciaban el pase a la final, el malagueño Juanito se acercó a uno de ellos y, con un gesto entre irónico y retador, le soltó una frase que desde entonces quedó tallada en el mármol de la historia del fútbol mundial: "90 minuti in Bernabéu son molto longo".

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