Es noticia
Espadas en todo lo bajo
  1. España
  2. Andalucía
Fernando Matres

El Zaguán

Por

Espadas en todo lo bajo

El líder del PSOE andaluz comienza el año poco valorado por los electores, cuestionado dentro del partido y con su destino ligado inexorablemente al de Pedro Sánchez

Foto: El líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas. (EFE/José Manuel Vidal)
El líder de los socialistas andaluces, Juan Espadas. (EFE/José Manuel Vidal)

Días después de ser designado candidato a la Alcaldía de Sevilla en 2010, Juan Espadas caminaba por una calle cercana a la estación de Santa Justa. Alguien que observó cómo hacía todo su recorrido sin que nadie le parara para saludarle o girara la cabeza al verlo pasar, comentó con retranca: “Si justo al lado de su casa nadie le reconoce, lo va a tener muy complicado para ser alcalde”. Y eso que el actual líder de los socialistas andaluces venía de ser consejero de Vivienda, es decir, que estaba en la primera línea de la política andaluza. Pero el carisma y el don de gentes nunca han figurado entre sus virtudes.

Foto: Juan Espadas, candidato del PSOE andaluz, en la sede socialista de Sevilla. (F. R.)
TE PUEDE INTERESAR
"La derecha solo quiere a Andalucía para usarla como laboratorio y llegar a Moncloa"
Carlos Rocha. Sevilla Vídeo y fotos: Fernando Ruso

La ciencia dice que tardamos 90 segundos como máximo en desarrollar una primera impresión sobre alguien a quien acabamos de conocer. Que en ese tiempo emitimos una opinión de si nos cae bien o mal. Digamos que en ese veredicto político inicial no parece salir bien parado Juan Espadas, que es más un corredor de fondo que un velocista. Mucho mejor servidor público que candidato. Capaz de gestionar, inhabilitado para seducir.

En el Ayuntamiento de Sevilla necesitó cuatro años más de trabajo en la oposición para sumar adeptos, aunque ni aun así consiguió ganar las elecciones, si bien un pacto con Izquierda Unida y Participa Sevilla le permitió gobernar. Tuvo que esperar nueve años para ser el más votado por los sevillanos, con los que no tuvo precisamente un amor a primera vista, aunque acabara siendo un alcalde sin muchas polémicas, ni detractores… aunque tampoco grandes logros. Como diría José María García, ni una mala palabra, ni una buena acción.

Con este antecedente trataban de autoconvencerse en el PSOE andaluz al ver que la elección de Espadas como candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía no era recibida precisamente con entusiasmo. Una encuesta publicada por el Centro de Estudios Andaluces (Centra) el pasado mes de abril revelaba que su grado de conocimiento entre la población era sólo del 53,8%. La mitad de los andaluces no sabía quién era la persona que ponía su rostro en los carteles del partido que les ha gobernado durante casi 40 años.

Foto: Juan Espadas, candidato socialista al 19J. (EFE/Pepe Torres)

Lo cierto es que Espadas no sólo ha bajado aún más el suelo electoral socialista, que Díaz dejó en 33 escaños, al obtener tan sólo 30 diputados en junio, sino que las previsiones no son nada halagüeñas. El sondeo del Centra publicado a mediados de este mes rebaja esa cantidad hasta los 22 ó 23 si se celebraran ahora las elecciones.

Con todo, lo más inquietante es la falta de control interno que evidencia, con críticas y cuestionamiento crecientes, que antes eran en privado, pero ya han comenzado a hacerse en público. Y que se ha plasmado de manera evidente con los resultados de las primarias para designar a los cabezas de lista para las elecciones municipales de siete ciudades de más de 20.000 habitantes, en las que los nombres propuestos por Espadas han sido derrotados por candidaturas críticas alternativas.

Espadas parece perdido en una tierra de nadie, arrinconado entre la imagen moderada de Moreno y la izquierda fragmentada

A esto se suma la evidente falta de pulso político del grupo parlamentario socialista, evidenciado de una manera tan flagrante que casi roza lo ridículo con la presentación fuera de plazo de las enmiendas al Presupuesto de la Junta de Andalucía. Puede parecer anecdótico o poco relevante, pero es un claro síntoma del descontrol existente.

Espadas parece perdido en una tierra de nadie, sin encontrar su sitio, arrinconado entre la imagen moderada de Juanma Moreno que le roba espacio en el centro y los distintos matices de la izquierda fragmentada, que le restan protagonismo entre los votantes más progresistas. Y la entrada en prisión de seis exaltos cargos condenados por los ERE vuelve a recordar la peor etapa del PSOE andaluz justo en este momento.

Foto: Carmen Martínez Aguayo en su declaración durante el juicio de los ERE. (EFE/Raúl Caro)

Además, ha vinculado su futuro al de Pedro Sánchez de manera inexorable, no tanto por haber sido escogido por él para liderar a los socialistas andaluces, sino sobre todo por mantener una línea de respaldo sin fisuras a todas las decisiones del presidente del Gobierno. Al contrario que otros barones regionales, especialmente Emiliano García-Page y Alfonso Lambán, no ha cuestionado las concesiones al independentismo catalán o las reformas legales respecto a la sedición y la malversación. Al contrario, comparte todas las tesis de Sánchez pese al coste electoral que puede tener.

Espadas está en su momento más bajo, poco valorado por los electores y más cuestionado aún dentro del partido

Por eso, un varapalo importante en las próximas municipales, algo que a día de hoy parece más que previsible según los sondeos, concedería otro argumento a los críticos del líder del PSOE andaluz. Sobre todo, si pierde la Alcaldía de Sevilla, ésa que dejó en manos de su delfín, Antonio Muñoz, antes de embarcarse en una aventura que por el momento le está proporcionando infinitos disgustos más que satisfacciones.

Y lo peor para él es que los síntomas de mejoría no sólo no aparecen, sino todo lo contrario. Espadas está en su momento más bajo, poco valorado por los electores y más cuestionado aún dentro del partido. Quienes acogieron mal su nombramiento al entender que era el elegido directamente por Pedro Sánchez para desterrar a Susana Díaz aprovechan que el proyecto no termina de despegar para repetir en los corrillos aquello tan español de “yo ya lo dije”.

Días después de ser designado candidato a la Alcaldía de Sevilla en 2010, Juan Espadas caminaba por una calle cercana a la estación de Santa Justa. Alguien que observó cómo hacía todo su recorrido sin que nadie le parara para saludarle o girara la cabeza al verlo pasar, comentó con retranca: “Si justo al lado de su casa nadie le reconoce, lo va a tener muy complicado para ser alcalde”. Y eso que el actual líder de los socialistas andaluces venía de ser consejero de Vivienda, es decir, que estaba en la primera línea de la política andaluza. Pero el carisma y el don de gentes nunca han figurado entre sus virtudes.

Noticias de Andalucía