Es noticia
Bienvenidos a 'Morenoland'
  1. España
  2. Andalucía
Fernando Matres

El Zaguán

Por

Bienvenidos a 'Morenoland'

La efervescencia política nacional contrasta con la placidez del Gobierno de Juanma Moreno, por la incapacidad de la oposición de hacerle daño con sus críticas

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Raúl Caro)
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. (EFE/Raúl Caro)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Para saber que el tiempo es relativo, no es necesario acudir a las teorías de Albert Einstein, basta con vivir un agosto. Para quienes disfrutan de vacaciones, transcurre a la velocidad de la luz. Aquellos que siguen trabajando lo ven pasar al ritmo de un caracol de jardín. Y si quien permanece delante de su ordenador en el largo y cálido verano tiene la suerte o la desgracia de ser periodista, todo se complica aún más. La escasa actividad y la ausencia de las fuentes habituales suelen convertir el periodo que hoy acaba en un erial informativo.

Aunque este año no ha sido un desierto tan duro de atravesar. La cercanía de las elecciones generales ha generado una variada actualidad debido a los movimientos para intentar formar Gobierno, y el impresentable beso de un Luis Rubiales que no ha entendido nada, y a estas alturas ya no va a hacerlo, también ha proporcionado un productivo hilo comunicativo del que tirar. Sin olvidar las páginas y minutos que ha rellenado el impactante caso de Daniel Sancho, salvadas sean todas las distancias.

Ante la falta de noticias, siempre es una etapa propicia para que las que existen encuentren un mejor acomodo en los medios. La ley de la oferta y la demanda trasladada a las redacciones. Solo es necesario que los hechos sucedan… o se produzcan por parte de quienes estén interesados en transmitir sus mensajes.

Ahora, haga un ejercicio de memoria. Piense si entre Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo, Carles Puigdemont, Rubiales, Sancho y las advertencias sobre una nueva ola de calor ilustradas con imágenes de termómetros desbocados puede recordar alguna información en clave política andaluza. Difícil, ¿verdad?

Así, a botepronto, pueden venir a la mente algún tema relacionado con la sequía, rescoldos del regadío de Doñana, el carpetazo a la hipotética privatización de la atención primaria y la indignación y preocupación por el incremento de la violencia machista, una cuestión común con la actualidad nacional por el aumento de los asesinatos.

Foto: La laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, sigue seca. (EFE/CSIC/Carlos Ruiz)

Cualquier persona que se asome a los medios de comunicación en Andalucía puede interpretar que la tranquilidad reina de Despeñaperros abajo y los problemas, o bien se han tomado una tregua, o bien no existen. Ni un rifirrafe político que llevarse a la boca, ni una denuncia que cale y preocupe a los ciudadanos. Bienvenidos a Morenoland.

Esta Arcadia feliz puede obedecer a dos razones: que efectivamente todo funcione a la perfección en la comunidad andaluza o a la incapacidad para transmitir aquellas cuestiones que no marchan tan bien. Como podemos convenir que la primera opción es altamente improbable, por no decir imposible, habrá que preguntarse por qué sucede la segunda.

La realidad es que las vacaciones han sido absolutamente plácidas para el presidente de la Junta y su Gobierno, que no han tenido motivos de inquietud, más allá de digerir que la aportación andaluza a la candidatura de Feijóo, importantísima, pero no tanto como lo esperado, no ha hecho posible llegar a la Moncloa. El análisis de los resultados del 23 de julio y la gestión de las turbulencias provocadas por un escenario que no era el esperado han sido los principales trabajos para un PP regional que, en lo que respecta a su casa, no parece tener de qué preocuparse.

Foto: Juanma Moreno, en el pleno del Parlamento de Andalucía, este jueves durante la sesión de control. (EFE/Raúl Caro)

Una mayoría absoluta siempre concede la tranquilidad de no depender de socios de gobierno ni de aliados externos para sacar adelante las leyes y los presupuestos, pero entre tener ese colchón y navegar en una permanente balsa de aceite media un abismo. Existen herramientas para provocar dudas más allá de la pura aritmética parlamentaria, aunque hasta el momento la oposición a Juanma Moreno no ha sabido o no ha podido encontrarlas.

Y esta realidad debería inquietar al PSOE andaluz, quien se equivocaría profundamente si se dejara llevar por la sensación de alivio experimentada en la última noche electoral, en la que mantuvo el tipo contra todo pronóstico, apoyado más en las circunstancias generales de la clave nacional en que se votaba que en el trabajo interno propio.

Cuatro años y medio después de perder el poder, algo que alguna generación de andaluces pensó que jamás iba a producirse, parece continuar en estado de choque, como quien no acaba de digerir lo que ha pasado. Un mandato después, en ocasiones, aún parece sentirse huérfano de la credibilidad necesaria para criticar algo sin que le recuerden su pasado.

Foto: El secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, muestra un gráfico con la evolución del apoyo electoral desde que es secretario general. (EFE/José Manuel Vidal)

Como quien viste un traje heredado, Juan Espadas nunca se muestra cómodo o relajado. Aparece como la víctima de un marrón recibido, no como el depositario de las esperanzas de los andaluces. Encadena un movimiento con otro aparentemente inconexo, cual ajedrecista inexperto. Escucha demasiadas opiniones, tal vez para no hacer de menos a nadie de su entorno, y eso transmite indecisión.

Debe decidir qué quiere ser de mayor. Apostar por una estrategia unívoca. Fijar un objetivo y trazar un recorrido. Cambiar el gesto permanente de acabar de perder el autobús. Creerse, de una vez por todas, que es una alternativa de gobierno y no solo el líder de una presunta oposición. O de lo contrario, los cuatro años volverán a pasar tan rápido como agosto para quien disfruta de sus vacaciones.

Para saber que el tiempo es relativo, no es necesario acudir a las teorías de Albert Einstein, basta con vivir un agosto. Para quienes disfrutan de vacaciones, transcurre a la velocidad de la luz. Aquellos que siguen trabajando lo ven pasar al ritmo de un caracol de jardín. Y si quien permanece delante de su ordenador en el largo y cálido verano tiene la suerte o la desgracia de ser periodista, todo se complica aún más. La escasa actividad y la ausencia de las fuentes habituales suelen convertir el periodo que hoy acaba en un erial informativo.

Juanma Moreno Noticias de Andalucía
El redactor recomienda