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Fernando Matres

El Zaguán

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Que no guste la fruta en Andalucía, por favor

Ojalá Juanma Moreno y Juan Espadas se aparten del politiqueo nacional, para que esa "vía andaluza" de sensatez y diálogo sea una alternativa real al triste panorama

Foto: El presidente andaluz, Juanma Moreno, en una sesión de control. (EP/J. Olmo)
El presidente andaluz, Juanma Moreno, en una sesión de control. (EP/J. Olmo)
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Leía el otro día a Mariano Rajoy decir en una entrevista que el problema de que no hubiera calado el mensaje de su libro Política para adultos es que "solo lo leyeron y entendieron los de mi cuerda... y los otros no". Relacioné rápidamente su irónica respuesta con el mensaje de un vídeo de Eduardo Madina que vi en una red social, en la que señalaba que "con este Koldo García del PSOE diré lo mismo que con un Koldo García del PP: hasta el final y que caiga quien caiga".

Al margen de compartir o no los ideales de uno y de otro, reconcilia con la política el talante moderado, sensato y educado de ambos. O reconciliaría más bien, porque ni uno ni otro están ya en primera línea de la actividad. Y me atrevo a decir que no es una casualidad.

Porque cuando el expresidente alude a "los de mi cuerda" con su retranca gallega, debe entenderse que no se refiere a los miembros de su partido, sino a los que coinciden con él en esa manera de entender la política como una actividad seria, con sus reglas escritas y sus valores implícitos. Por más que desgraciadamente ahora abunden mucho más quienes la practican como un juego basado en la inmediatez y la búsqueda de titulares de brocha gorda. Para ellos, la lealtad institucional y el respeto al adversario son prácticas en desuso.

Solo así puede entenderse que al PSOE de Andalucía le pareciera buena idea utilizar coincidiendo con el 8 de marzo un lema surgido como símbolo para denunciar la violencia sexual contra las mujeres para criticar al presidente de la Junta. Ese "Moreno Bonilla, yo no te creo" es el colmo del mal gusto y el oportunismo.

Foto: Koldo, Tapia y Guijarro reunidos en el interior de La Chalana el día 10 de enero.

O que alguien del equipo de comunicación del Partido Popular se empeñara en unir en un mismo tuit el “caso Koldo” y la ocurrencia de Yolanda Díaz de adelantar el cierre de los establecimientos de hostelería y publicó: "Mensaje para los corruptos del PSOE: es la 1 de la madrugada. Dice Yolanda Díaz que es hora de salir de las marisquerías. Ya pueden dirigirse ordenadamente a sus prostíbulos de confianza. Recuerden saludar al portero. Quién sabe: igual llega a consejero de Renfe". Como diría Pantomima Full, en su cabeza era espectacular. Cualquiera que tenga una ex pareja podría aconsejar sobre las malas consecuencias de mandar mensajes a la 1:02 de la madrugada.

O que las sesiones de control del Senado y el Congreso se hayan convertido esta semana en un intercambio de insultos y golpes bajos que haría sonrojar a los tertulianos del desaparecido Sálvame.

Y es que este politiqueo que persigue el zasca en lugar del argumento, la confrontación insultante en lugar del diálogo en busca del entendimiento, más bien es la norma que la excepción. Es el estilo habitual de Isabel Díaz Ayuso, Óscar Puente o Gabriel Rufián, al que la política andaluza parecía ser inmune por fortuna, más allá de algún exabrupto intolerable de algún diputado de Vox. El carácter sosegado de Juanma Moreno y Juan Espadas, e incluso la personalidad bonachona de Jesús Aguirre, el presidente del Parlamento, hacían pensar en esa ventaja.

Foto: Óscar Puente, ministro de Transportes. (Europa Press/Diego Radamés)

Por eso me chocó el tono desabrido del presidente de Andalucía en su intervención durante la Declaración de Córdoba. Verle calificar como "indecente", "corrupto" o "mentiroso" al Gobierno de Pedro Sánchez, con unas formas inhabituales en él, llamaba tanto la atención como escuchar a un niño pequeño pronunciar una palabrota. Es comprensible que es la línea de oposición marcada por su partido a nivel nacional y estaba en un acto junto a su cúpula, pero no resultaba creíble.

Ese es Moreno Bonilla, como insisten en llamarle desde las filas socialistas para restarle cercanía y humanidad. Como le denominaban en los tiempos en que se esforzaba por debilitar a un Gobierno de casi 40 años. El candidato poco conocido. Quien le pedía el voto a una vaca.

Su fortaleza es ser Juanma, el tipo normal que no destaca, pero cae bien. El que es capaz de firmar el Pacto de Doñana, el primer gran acuerdo PP-PSOE de la legislatura. Quien recolecta votos a derecha e izquierda a base de situarse en el centro con moderación, sentido común y habilidad. Al que le piden fotos por igual las señoras y los chavales. El que premia a Jarcha y al que Sara Baras le invita a subir al escenario llamándole "presi".

Foto: Juanma Moreno y Teresa Ribera, en la firma del acuerdo de Doñana. (EFE / Raúl Caro)

Igual que no se reconoce a Juan Espadas en este intento continuo de entrar en un cuerpo a cuerpo que ni sabe hacer, ni le beneficia. Su gran virtud como alcalde de Sevilla fue no molestar a los ajenos, mientras que ahora irrita hasta a los propios. Aplaudir entusiasmado en el Senado a Pedro Sánchez cuando saca el vergonzoso comodín del 11-M mientras le reprochan la amnistía o el “caso Koldo” no le va a servir para nada bueno en Andalucía. El PSOE debe recuperar la confianza a base de buenas propuestas, no de críticas desatinadas.

Mejor que se dediquen ambos a no salirse de esa línea común de coherencia, consenso y huir de la radicalidad, para que esa "vía andaluza" sea una alternativa real al triste panorama político. Que de frutas que gustan y filtraciones marrulleras para tapar escándalos propios ya vamos sobrados de Despeñaperros para arriba.

Leía el otro día a Mariano Rajoy decir en una entrevista que el problema de que no hubiera calado el mensaje de su libro Política para adultos es que "solo lo leyeron y entendieron los de mi cuerda... y los otros no". Relacioné rápidamente su irónica respuesta con el mensaje de un vídeo de Eduardo Madina que vi en una red social, en la que señalaba que "con este Koldo García del PSOE diré lo mismo que con un Koldo García del PP: hasta el final y que caiga quien caiga".

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