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La autodeterminación de la Feria
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Fernando Matres

El Zaguán

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La autodeterminación de la Feria

El lache que provoca que el Ayuntamiento de Sevilla sólo consulte a los ciudadanos por la fecha de la fiesta convive con el debate sobre la democracia participativa: ¿implicación o dejación de funciones?

Foto: Vista de la Feria de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)
Vista de la Feria de Sevilla. (EFE/Raúl Caro)
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Con algunas casetas aún a medio desmontar, el balance de la Feria de Sevilla 2024 no puede ser más positivo. Récord absoluto de visitantes, con más de tres millones de personas, reducción en un 50% de las peleas, ningún incidente de gravedad, 90% de ocupación hotelera y unos datos de impacto económico que hicieron presumir hasta al presidente de la Junta de Andalucía. Juanma Moreno llegó a hablar de 1.700 euros generados por segundo, en un cálculo sin base científica conocida, pero que tampoco puede extrañar a cualquier familia que haya pasado por el Real viendo los precios que se estilan.

Eppur si muove… que traducido resulta que, pese a que todo hace indicar que se trata de un modelo de éxito, hoy finaliza una consulta promovida por el Ayuntamiento para que los sevillanos decidan si prefieren mantener la Feria de sábado a sábado, tal y como está desde hace ocho años, o volver al formato clásico de lunes a domingo. Parafraseando a Groucho Marx, ¿a quién va usted a creer, a los datos o a un referéndum con 80.000 participantes de un censo de 600.000?

Detrás de los árboles frondosos de la participación ciudadana, que sin duda tiene ventajas, se aprecia con rotunda claridad el lache que provoca que se haya recurrido tan solo en dos ocasiones a esta fórmula en Sevilla y ambas hayan sido para decidir en qué días se celebra la Feria. Como si no hubiera problemas importantes en la ciudad. Proteína para engordar los estereotipos. Aunque también parece que el tema interesa, tanto que hasta la página web se colapsó en las primeras horas de votación.

Foto: El 'alumbrao' de la portada de la Feria, que da comienzo a la Feria. (EFE / Raúl Caro)

Al margen de intereses particulares o gustos personales, que son absolutamente respetables, uno no entiende demasiado bien las razones que llevan a algunos a hacer campaña por volver al anterior modelo. Que no hay cuerpo ni bolsillo que aguanten una Feria tan larga. Pues vaya usted solo cuando quiera o pueda, que de momento no obligan a ir, pero sarna con gusto no pica. Esto recuerda a la anécdota de Curro Romero, cuando un aficionado enfadado después una de sus célebres espantás le gritó en La Maestranza: "Curro, mañana va a venir a verte tu madre". Y después de una breve pausa, añadió "¡y yo!".

También señalan que con el calendario actual la Feria vive una gran masificación de personas los primeros días, debido a la afluencia de visitantes de fuera de la ciudad, mientras que en las últimas jornadas las casetas están vacías. Entiendo que a veces puede irritar la avalancha de quienes se manejan con tips de tutoriales y vídeos con la dichosa sevillanita de Omar Montes, pero Sevilla siempre ha sido hospitalaria y además la ciudad no puede permitirse el lujo de menospreciar al turismo. E históricamente los últimos días siempre han sido de menor público, pues muchos aprovechan para irse a la playa a descansar.

Foto: Miguel Rosal y Juan Valero, con su nieto, delante de la caseta Supercinco, en la calle Antonio Bienvenida de la Feria de Sevilla. (C. R.)

De no ser por mantener intactas las tradiciones, aunque en Sevilla un hecho que se repite durante ocho años como es el caso ya se puede considerar tradición, no se entiende bien el interés por volver al origen. Como es difícilmente comprensible que el Ayuntamiento saque pecho por unas cifras indudablemente exitosas y acto seguido apueste por reducirlas. La razón última hay que buscarla en que fue el socialista Juan Espadas quien impulsó el cambio de modelo y el popular José Luis Sanz no estaba de acuerdo y se comprometió en la campaña electoral a volver a consultar a los sevillanos si llegaba a la Alcaldía. Uno lo pone y otro lo cambia. Esperemos que no se convierta en costumbre como con las leyes de educación.

La coincidencia con la precampaña electoral en Cataluña y la guasa han provocado que la consulta se haya denominado como el procés de los farolillos. Incluso algunos residentes en el área metropolitana de la ciudad se han quejado de no poder votar en la misma, pese a formar parte activa de la celebración, cuestionando irónicamente el derecho a la autodeterminación.

Foto: El puente de Triana abarrotado de aficionados del Athletic horas antes de la final de la Copa del Rey. (EFE / Raúl Caro)

La Feria es el dedo, la participación ciudadana es la luna. Es un interesante debate hasta qué punto desean o deben decidir los vecinos sobre cuestiones del día a día. ¿Por qué unos temas sí y no otros? ¿Es favorecer la implicación en la gestión o hacer dejación de funciones? ¿Los políticos que recurren a ella buscan legitimidad o lavarse las manos? ¿Por qué se politiza y polariza absolutamente todo, hasta una fiesta popular?

En este sentido, el propio José Luis Sanz ha reconocido que tal vez pueda entenderse como algo frívolo hacer una nueva consulta sobre la Feria, si bien considera que le parecía "más estético" volver a preguntar a los ciudadanos por la misma vía por la que se cambió el modelo que tomar la decisión directamente. Aunque también asume que "a los políticos nos pagan para tomar decisiones y no podemos estar acudiendo permanentemente a consultar las opiniones".

Después de unos días de comentarios, tertulias y titulares, todo pasará y la Feria del año que viene volverá a estar llena, ya sea con un formato o con otro. Como el paisano que aseguraba que le daba igual que subiera la gasolina, porque él siempre echaba 30 euros, los sevillanos y los foráneos a los que les gusta esta semana de abril volverán a ir. Y si fuera necesario registrarse en una página web para poder pasar por la Portada entonces sí que se iban a batir los récords de participación.

Con algunas casetas aún a medio desmontar, el balance de la Feria de Sevilla 2024 no puede ser más positivo. Récord absoluto de visitantes, con más de tres millones de personas, reducción en un 50% de las peleas, ningún incidente de gravedad, 90% de ocupación hotelera y unos datos de impacto económico que hicieron presumir hasta al presidente de la Junta de Andalucía. Juanma Moreno llegó a hablar de 1.700 euros generados por segundo, en un cálculo sin base científica conocida, pero que tampoco puede extrañar a cualquier familia que haya pasado por el Real viendo los precios que se estilan.

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