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Fernando Matres

El Zaguán

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El mejor relato es hacer

Gestionar es actuar según una estrategia planificada en la que A más B es igual a C; lo contrario es reescribir la verdad, un pasatiempo en el que vas uniendo puntos

Foto: El paso de la DANA en Málaga. (EFE/María Alonso)
El paso de la DANA en Málaga. (EFE/María Alonso)
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Escribió Píndaro que no hay mérito mayor que aprovechar las oportunidades. Y en consecuencia podríamos deducir que no existe error más grande que desperdiciarlas. Hay trenes a los que no te subes que solo pasan una vez en la vida. Y hay otros en los que te montas y ya no puedes bajarte en ninguna parada, lo que te obliga a permanecer ahí, como un Sísifo condenado a circular eternamente sobre las mismas vías. Y si tienes mala suerte, además te toca en mesa y con un vecino de asiento que habla por el móvil sin parar. José María García siempre repetía que el único patrimonio del comunicador es la credibilidad. Un veterano redactor jefe de los que ya no quedan siempre añadía que, al igual que la virginidad, una vez que la perdías ya era imposible recuperarla. Por más extraño que suene en esta época de bulos y en una semana en la que la Agencia EFE, tradicional notaria de la actualidad, se ha descolgado con dos noticias falsas que uno esperaría de un tuitero sin foto de perfil, no de la cuarta agencia de noticias más importante del mundo.

Si la credibilidad es fundamental en el periodista, para un político debería ser como su segundo apellido. Alguien que quiere administrar la cosa pública tiene que ser de fiar. Como señalaba aquella pregunta tan malintencionada como atinada del cartel de la campaña de Kennedy en 1960 con la cara de Nixon y la pregunta "¿Le compraría un coche usado a este hombre?". De ahí viene la obsesión actual por ganar el relato, algo que preocupa hasta al Fiscal General del Estado, como pudimos leer en los mensajes que le envió a la fiscal superior de Madrid.

Foto: Imagen del escritor Fernando Aramburu. (EFE/Sergio Pérez)

Ocurre no obstante que algunos piensan que el relato es algo moldeable, que es una historia que puede contarse al revés, leyéndola en capítulos alternativos como si fuera Rayuela de Julio Cortázar. Pero el relato se crea cuando alguien tiene una estrategia planificada y va adoptando decisiones coherentes con ella, lo que hace sencillo explicar todo el recorrido. Lo contrario es reescribir la verdad, dando saltos sin sentido. El relato es un razonamiento en el que A más B es igual a C, no un pasatiempo en el que vas uniendo los puntos con la esperanza de que la imagen resultante se parezca lo suficiente a la original.

A estas alturas de la tragedia, nadie que no se encuentre en uno de ambos bandos de asalariados o sectarios pone en duda que la actuación tanto de la Generalitat Valenciana como del Gobierno central en la gestión de la DANA ha sido lenta, torpe e ineficaz. Cada uno con sus propias cuotas de responsabilidad y vergüenza ajena, pero nadie cumplió con sus obligaciones de una manera correcta. Ni antes para prevenir, ni durante para reaccionar con celeridad, ni después para atender a los afectados.

Foto: Cartografía de Málaga (Fuente: Ayuntamiento de Málaga)

De ahí que tanto Carlos Mazón como Pedro Sánchez estén poniendo todo de su parte para tratar de demostrar que el otro se ha equivocado más. Hasta ahora no les ha preocupado hacer autocrítica, reconocer errores, pedir disculpas, asumir responsabilidades ni poner los medios para que no vuelva a suceder, sino ganar el dichoso relato. Como escribir sobre lo emborronado.

Por suerte sí hay quien ha hecho sus deberes. El comportamiento de la Junta de Andalucía durante la alerta en los días posteriores al drama ha sido ejemplar. Pertenece al género de la política-ficción saber cómo habría reaccionado de no haberse producido tantas muertes en Valencia, porque hay que recordar que hace un año Juanma Moreno cuestionó la alarma dada por riesgo de fuertes lluvias en Madrid y reclamó que el rigor acompañara a la prudencia en las previsiones de la Aemet, pero en lo que se refiere a los hechos ha actuado con diligencia y acierto.

Foto: Una mujer observa una calle en la barriada de Campanillas en Málaga. (EFE/Daniel Pérez)

Y no únicamente a la hora de tomar medidas, aspecto en el que el Gobierno andaluz cuenta con la solvencia que da tener unos protocolos trabajados, unos técnicos muy profesionales y un consejero de Interior como Antonio Sanz, no solo curtido en emergencias por su etapa como delegado del Gobierno, sino también por su vocación, ya que es voluntario de Protección Civil y la Cruz Roja desde su juventud. También ha sabido tener los gestos necesarios para no sólo preocuparse por la situación, sino transmitir a los andaluces que era una prioridad.

Juanma Moreno no sólo ha presidido las reuniones del Centro de Coordinación, sino que asumió en primera persona los llamamientos a la prudencia e incluso suspendió su viaje a la World Travel Market de Londres. Además, ha destacado la coordinación entre todas las administraciones y ha eludido la confrontación política. E incluso ha tenido la fortuna, pues lógicamente era una cita ya prevista, de trasladar el mensaje de que trabaja con previsión en las cosas que importan, con una participación en la Cumbre del Clima en la que ha presumido de ser la primera comunidad autónoma en elaborar un Plan de Acción por el Clima, con medidas como reutilizar en dos años el 44% del agua que se consume o plantar un millón y medio de árboles en los próximos 30 años.

Entre actuar según una estrategia definida o a fuerza de impulsos provocados por dónde te lleva la actualidad hay una diferencia tan grande como entre el éxito y el fracaso. A los políticos les iría mejor si se preocuparan por escribir una historia sabiendo el principio y el final en lugar de tratar de justificar las cosas a posteriori. Mucho mejor un narrador omnisciente que un lector de cuentos de “elige tu propia aventura”. El mejor relato es hacer, no tener que explicar nada.

Escribió Píndaro que no hay mérito mayor que aprovechar las oportunidades. Y en consecuencia podríamos deducir que no existe error más grande que desperdiciarlas. Hay trenes a los que no te subes que solo pasan una vez en la vida. Y hay otros en los que te montas y ya no puedes bajarte en ninguna parada, lo que te obliga a permanecer ahí, como un Sísifo condenado a circular eternamente sobre las mismas vías. Y si tienes mala suerte, además te toca en mesa y con un vecino de asiento que habla por el móvil sin parar. José María García siempre repetía que el único patrimonio del comunicador es la credibilidad. Un veterano redactor jefe de los que ya no quedan siempre añadía que, al igual que la virginidad, una vez que la perdías ya era imposible recuperarla. Por más extraño que suene en esta época de bulos y en una semana en la que la Agencia EFE, tradicional notaria de la actualidad, se ha descolgado con dos noticias falsas que uno esperaría de un tuitero sin foto de perfil, no de la cuarta agencia de noticias más importante del mundo.

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