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El Zaguán
Por
Se acabó la siesta
El problema del PSOE andaluz no es que no salga favorecido en la foto fija de las encuestas, es que no lo hace desde hace seis años: ha dejado de ser fotogénico
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El viejo manual del político convencional atesora algunos lugares comunes que le permiten responder ciertas preguntas de los periodistas para salir del paso sin provocar un titular negativo. Ahí encontramos desde las alusiones a la popular fiesta de la democracia en el día de las elecciones al “no me dedico a comentar las declaraciones de los demás” cuando quieren eludir algún tema delicado. Uno de los comodines recurrentes es utilizado a la hora de valorar alguna encuesta sin querer entrar en el fondo de la cuestión y tiene variantes, como “la única encuesta que me interesa es la de las urnas” o “tan sólo refleja una imagen fija de un momento”. Y, como en todas las frases hechas, hay trazas de verdad, aunque también mucho que interpretar.
Es cierto que un sondeo representa una fotografía de la realidad, y que, por lo tanto, no solo hay aspectos que quedan al margen del encuadre, sino que también solo es válido para ese momento en cuestión. Pero si superponemos uno tras otro en sucesivas oleadas, obtenemos una tendencia que nos facilita mucha información, y además fiable. Como en ese juego infantil de dibujar unos monigotes en la parte inferior de las hojas de un cuaderno que, al pasarlas rápidamente, formaban una escena en movimiento.
Y la película que muestra la evolución de los barómetros del Centro de Estudios Andaluces tiene un argumento muy claro. En el último publicado, el de diciembre, el PP obtendría el 43,5% de los votos; el PSOE, el 21, 4%, bajando además respecto al anterior sondeo; Vox, un 13,3%; Por Andalucía, un 7,5%; Adelante Andalucía, un 4,1%; y Se acabó la fiesta, un 3,7% que le permite aspirar a obtener representación parlamentaria por primera vez. En resumen, Juanma Moreno consolidaría su mayoría absoluta, mejorando incluso los resultados de junio de 2022.
El PSOE tiene pues, y no es ajeno a nadie más allá de quien no quiera verlo, un problema muy grave en Andalucía. Ya no es que no salga favorecido en esta foto fija de la situación política, es que lleva sin hacerlo desde hace seis años y, lo que es peor, no ofrece ni un síntoma de mejoría. Es que ha dejado de ser fotogénico.
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La apatía es tal que incluso en una semana con noticias favorables para sus intereses no sale fortalecido, sino que incluso tiene que andar dando explicaciones. Está a un paso de recuperar la Alcaldía de Jaén, un golpe muy simbólico en un momento en el que el PP gobierna en las ocho capitales andaluzas. La Cámara de Cuentas le ha sacado los colores a Juanma Moreno al instarle a que acelere el ritmo de ejecución de los fondos del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, de los que solo ha ejecutado el 21,97%. El Tribunal Supremo ha avalado la legalidad de las ayudas de los ERE a los trabajadores. La situación de la sanidad sigue dando quebraderos de cabeza y las listas de espera continúan creciendo, hasta el punto de que el anuncio del presidente en el Debate sobre el estado de la Comunidad de que los ambulatorios atenderán a los pacientes antes de las 72 horas ha despertado más incredulidad que confianza. Y en vez de rentabilizar todos estos asuntos, Juan Espadas anda justificando si conocía o no lo acordado en Jaén para la moción de censura y parece más descontado que nunca.
Porque resulta inexplicable que una maniobra política del calado de la que se ha estado fraguando en el Ayuntamiento de Jaén se realice sin la intervención directa del líder de los socialistas andaluces. Que la negociación en primera persona la lleven a cabo dos concejales entra dentro de la lógica, pero que en su recta final intervengan la vicesecretaria general del PSOE y vicepresidenta primera del Gobierno de España, María Jesús Montero, y el diputado por Jaén, Juanfran Serrano, que además encabeza todas las quinielas para disputar el cargo a Espadas, y éste sea el último en enterarse ya no es para nada normal.
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Comentario aparte merece el hecho de que estemos normalizando que desde el Gobierno central se prometan concesiones, sean las que sean, a cambio del apoyo para intereses partidistas. Da igual que sea una Ley de Amnistía, un pacto fiscal que beneficia a unas comunidades sobre otras o rebajas en una deuda municipal que privilegia a una ciudad sobre otra por el mero hecho de que en un lugar salen las cuentas de la dichosa aritmética variable y en otro no. Pero esa es otra historia.
La cuestión prioritaria ahora para el PSOE es que no hay tiempo para más inercia. Cuando los datos indican que todos los demás partidos refuerzan sus posiciones e incluso la exótica y peligrosa formación de Alvise Pérez muestra señales de vida, mientras Espadas jamás se ha mostrado como una alternativa seria es el momento de decir que se acabó la siesta, tomar decisiones, liderar la agenda y zarandear el árbol para que caigan los frutos. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo.
El viejo manual del político convencional atesora algunos lugares comunes que le permiten responder ciertas preguntas de los periodistas para salir del paso sin provocar un titular negativo. Ahí encontramos desde las alusiones a la popular fiesta de la democracia en el día de las elecciones al “no me dedico a comentar las declaraciones de los demás” cuando quieren eludir algún tema delicado. Uno de los comodines recurrentes es utilizado a la hora de valorar alguna encuesta sin querer entrar en el fondo de la cuestión y tiene variantes, como “la única encuesta que me interesa es la de las urnas” o “tan sólo refleja una imagen fija de un momento”. Y, como en todas las frases hechas, hay trazas de verdad, aunque también mucho que interpretar.