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El Zaguán
Por
Montero tira de la manta
La vicepresidenta primera es muy importante para el Gobierno de Pedro Sánchez, pero Andalucía también es clave para que pueda seguir gobernando
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El ser humano es inconformista por naturaleza. Aquello de que el césped de la casa del vecino siempre es más verde y eso. Aunque a veces la lógica reclame ser prudente. En ocasiones hay que estudiar el terreno, hacer balance de la situación, tentarse la ropa y plantarse sin pedir al destino que sirva otra carta más. Nunca se sabe. Porque también Baltasar Gracián escribió que "nunca abras la puerta a un mal menor, ya que otros y mayores invariablemente se meten detrás". En estos días de bajas temperaturas, vacaciones, sofá y manta, Pedro Sánchez tal vez haya reflexionado acerca de lo que ocurre cuando ésta es demasiado corta. Eso de que si te tapas los pies pasas frío por arriba y si la subes para proteger la cabeza te hielas por abajo.
Ya se ha descubierto la enorme tela que cubría al elefante que nadie en el PSOE parecía querer ver en la habitación, el de su preocupante situación en Andalucía. Susana Díaz, acertada o no, pero siempre rotunda, lo ha verbalizado con sinceridad y explicitud: "El mayor problema del PSOE de Andalucía no es Juanma Moreno, es el propio PSOE de Andalucía".
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Reconocida la preocupación, que es el primer paso para que deje de serlo, ahora es el momento de dejar a un lado la teoría de la manta corta y salir airoso de la prueba de la manta, ese ingenioso test que practican algunos psicólogos. Se trata de que, en un momento de la consulta, y sin previo aviso ni advertencia alguna, le colocan al paciente una manta sobre la cabeza que le tapa todo el cuerpo. Hay quien reacciona protestando airado, el que pregunta extrañado a qué se debe, aquel que permanece callado a la espera de una explicación que nunca llega y quien se libera de la prenda con sus propias manos. De la respuesta que adopte se desprende el tipo de personalidad de la persona en cuestión. Si culpa a los demás de sus problemas, si busca respuestas fuera de su interior, si aguarda a que la solución caiga por su propio peso o si toma las riendas y actúa para cambiar aquello que no le gusta.
Pedro Sánchez ha estado bastante tiempo con esa manta sobre la cabeza, pero no porque no creyera que no tenía un problema, sino porque priorizaba otros más urgentes. Y es que encima de esa tela había colocadas varias espadas de Damocles, numerosos puntos de partido que ha ido solventando uno tras otro, de esta o aquella manera, para continuar en La Moncloa. Ahora se ha animado a afrontar por fin la patata caliente de Andalucía y tiene que decidir si desviste a la santa que puede negociar la aprobación de los presupuestos para vestir a la que haga el milagro de recuperar la Junta de Andalucía o si mantiene las cosas tal y como están y apuesta por una cara nueva.
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María Jesús Montero es una firme candidata a repetir el camino que han recorrido otros compañeros de Consejo de Ministros que han sido elegidos para liderar al partido en sus respectivas comunidades autónomas, como Pilar Alegría en Aragón, Óscar López en Madrid o Diana Morant en la Comunidad Valenciana. Por más que pueda dilatar la sucesión de Juan Espadas para dejar atadas y bien atadas sus actuales competencias nacionales, lo que debe resolver el Presidente del Gobierno es si pesan más los pros o los contras de prescindir de su Vicepresidenta Primera, Ministra de Hacienda y Vicesecretaria General.
Entre los primeros se cuentan que es una cara muy conocida, su experiencia sobrada y capacidad para confrontar con Juanma Moreno de tú a tú en cualquier ámbito, el conocimiento que tiene de la Junta de Andalucía, su idoneidad para controlar el partido y contar con el apoyo no solo de Ferraz, sino de Susana Díaz y los críticos del actual líder socialista andaluz.
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En el lado negativo de la balanza pesan, además de perder a una pieza clave de su equipo, su pasado como consejera en gobiernos ahora puestos en cuestión como los de Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz, una imagen íntimamente ligada a Pedro Sánchez, con lo que ello implica de apoyar decisiones como la Ley de Amnistía o el pacto fiscal, la pérdida de visibilidad al no estar en el Parlamento Andaluz y, también, que su nombre se vea inmerso en el caso Ábalos, Koldo y Aldama por las acusaciones sobre su jefe de gabinete y las posibilidades de que vaya a más si es que hay una manta de la que tirar, por citar una vez más en este artículo a esta ropa de abrigo.
Montero es muy importante para el Gobierno de Pedro Sánchez, pero Andalucía también es clave para que pueda seguir gobernando, pues es la comunidad que más diputados aporta al Congreso, con un total de 61. Y con un partido en descomposición como el actual es muy difícil conseguirlo.
La decisión depende de una persona, quien ya ha dado sobradas muestras de que es complicado descifrar su siguiente jugada. Aunque algo sí que sabemos al menos, que Sánchez parece comulgar mucho más con T.S. Eliot que con Baltasar Gracián. Al menos cuando escribió aquello de que "sólo aquellos que se arriesgan a ir demasiado lejos pueden descubrir hasta dónde se puede llegar".
El ser humano es inconformista por naturaleza. Aquello de que el césped de la casa del vecino siempre es más verde y eso. Aunque a veces la lógica reclame ser prudente. En ocasiones hay que estudiar el terreno, hacer balance de la situación, tentarse la ropa y plantarse sin pedir al destino que sirva otra carta más. Nunca se sabe. Porque también Baltasar Gracián escribió que "nunca abras la puerta a un mal menor, ya que otros y mayores invariablemente se meten detrás". En estos días de bajas temperaturas, vacaciones, sofá y manta, Pedro Sánchez tal vez haya reflexionado acerca de lo que ocurre cuando ésta es demasiado corta. Eso de que si te tapas los pies pasas frío por arriba y si la subes para proteger la cabeza te hielas por abajo.