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En la escala del PP, ¿cómo te sientes hoy?
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Fernando Matres

El Zaguán

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En la escala del PP, ¿cómo te sientes hoy?

La Conferencia de Presidentes no sólo refleja las opuestas “sensibilidades” de Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno, sino también la lucha interna en la que se debate la dirección nacional del PP

Foto: Moreno y Ayuso. (EFE/Mariscal)
Moreno y Ayuso. (EFE/Mariscal)
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La semana pasada, durante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, solicitó a los grupos parlamentarios el consenso para aprobar la Ley del Cine. Durante su intervención, relató la anécdota de que, en la última Conferencia Sectorial de Cultura, el Gobierno pretendía transferir una partida presupuestaria a las comunidades autónomas para diferentes iniciativas y el consejero de Cultura de Madrid, sorprendentemente, dijo que votaría que no, que no quería dinero para cuestiones dogmáticas, mientras que la consejera de Andalucía sí dio su apoyo. Entonces, se dirigió directamente a la portavoz del PP, Sol Cruz-Guzmán, y le preguntó "¿va usted a hacer en esta Cámara de PP de Madrid o de Andalucía? Porque uno es ‘no, no, no’ y el otro es ‘vamos a hablar, que lo conseguiremos’".

La alusión es tan curiosa, porque de hecho Cruz-Guzmán forma parte del PP andaluz, como relevante, puesto que muestra a las claras desde el prisma del día a día de la gestión esas dos evidentes personalidades que conviven dentro del PP, como un Henry Jekyll y un Edward Hyde que pelean por imponer su criterio en las grandes decisiones de la agenda nacional. Estas distintas (tal vez sería mejor decir contrarias) sensibilidades, como eufemísticamente las definen quienes desean restarle trascendencia, no solo reflejan las opuestas formas de concebir la política de Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno, sino también la lucha interna en la que se debate la dirección nacional del PP, que ha quedado patente de nuevo en vísperas de la Conferencia de Presidentes de mañana.

Al igual que ocurrió con la ronda de reuniones bilaterales del presidente del Gobierno con los presidentes autonómicos celebrada el año pasado, existían opiniones variadas acerca de cómo abordarla. Desde quien apostaba por hacer un plante y no acudir, hasta quien defendía asistir con la mejor voluntad negociadora, pasando por la opción intermedia de ir por cortesía, pero solo para reivindicar y mostrar la disconformidad con el modo de proceder del Gobierno: una convocatoria sin orden del día ni adelantar información previamente y que dejaba fuera temas considerados imprescindibles.

Demasiados platos que mantener girando en el aire a la vez sin descuidar ninguno de ellos y mucho temor a que alguno acabara cayendo. Demostrar sentido de Estado y lealtad institucional, marcar todas las distancias posibles con las políticas del Gobierno de coalición, no hacer un feo al Rey, que estará en Barcelona, y demostrar sin cometer errores que es perfectamente compatible hacerse una foto con Pedro Sánchez mañana y gritarle en la calle "mafia o democracia" el domingo.

Foto: Montero y Moreno comparten acto sonrientes. (EFE/Miguel Ángel Molina) Opinión
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Como el popular meme que muestra en las redes sociales varias fotos con diferentes gestos de una misma persona. "En la escala del PP, ¿cómo te sientes hoy?". Porque, efectivamente, hay, o al menos debería haber, tiempo para mostrar un perfil institucional, momentos para ejercer la más implacable oposición, instantes para buscar alcanzar acuerdos en beneficio de los ciudadanos y lugar para demostrar, con firmeza, pero con respeto, todas las discrepancias que existen y a la vez proponer alternativas reales y creíbles.

Es posible, créanme, aunque para eso es necesario tener una estrategia fijada y planificada, conocer a la perfección dónde se está y dónde se quiere llegar, un discurso coherente con los actos, una hemeroteca vacía de sorpresas y una actitud que conduzca a la empatía y no al rechazo. Igual es mucho pedir. Si es inalcanzable cumplir todo, al menos ayudaría no ir dando bandazos, hacer las cosas por convicción, no por temor a lo que puedan decir unos u otros, actuar con sentido común, utilizar el tono adecuado en cada momento y no hablar a los ciudadanos como si fueran tontos.

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Y es que, incluso cuando hay coincidencia en el concepto, los matices a la hora de expresarlo lo son todo. Ya lo dejó escrito Jules Renard, "la forma no puede ir por un lado y el fondo por otro; un mal estilo es un pensamiento imperfecto". En el PP todos tenían claro que era inasumible acudir sin más a una Conferencia de Presidentes bajo esas circunstancias, aunque Juanma Moreno dijo que "sin orden del día, no puede haber Conferencia de Presidentes, pero si el Gobierno cumple con el reglamento y con las normas y atiende nuestra petición, las cosas se podrán desarrollar conforme a las normas establecidas y todo funcionará". Mientras, Isabel Díaz Ayuso sostuvo que "no puede haber ni media concesión porque Sánchez y el independentismo quieren construir una nación paralegal e imponer una república federal laica". Es lo mismo… pero no es igual, que diría Martes y Trece.

En este caso, la estrategia del PP hasta ahora ha conseguido el primer objetivo de que en la Conferencia de Presidentes se debata sobre los temas que desea, aunque el Gobierno, con un evidente cinismo, afirma que la inclusión de tantas cuestiones hace imposible llegar a acuerdos, como si en la reunión de diciembre en Santander hubiera habido mucho entendimiento. Aunque todavía tiene que afrontar la propia Conferencia y la manifestación del domingo sabiendo adecuar su actuación a cada momento, con una voz uniforme y coherente. Y ahí la cuestión de fondo es que, si un creador de contenidos en redes sociales diseñara un meme sobre sus estados de ánimo, podría disponer de múltiples rostros diferentes de Juanma Moreno, mientras que con Ayuso tal vez tendría que utilizar siempre la misma imagen. Y Alberto Núñez Feijóo debe decidir de una vez no cómo se siente hoy, sino cómo se sentirá de ahora en adelante.

La semana pasada, durante la Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados, el secretario de Estado de Cultura, Jordi Martí, solicitó a los grupos parlamentarios el consenso para aprobar la Ley del Cine. Durante su intervención, relató la anécdota de que, en la última Conferencia Sectorial de Cultura, el Gobierno pretendía transferir una partida presupuestaria a las comunidades autónomas para diferentes iniciativas y el consejero de Cultura de Madrid, sorprendentemente, dijo que votaría que no, que no quería dinero para cuestiones dogmáticas, mientras que la consejera de Andalucía sí dio su apoyo. Entonces, se dirigió directamente a la portavoz del PP, Sol Cruz-Guzmán, y le preguntó "¿va usted a hacer en esta Cámara de PP de Madrid o de Andalucía? Porque uno es ‘no, no, no’ y el otro es ‘vamos a hablar, que lo conseguiremos’".

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