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María José Caldero

Los lirios de Astarté

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La agenda de la consejera

Hay lugares que, por su situación geográfica estratégica o por la riqueza de sus recursos naturales, tienen una atracción especial para el asentamiento humano. Ocurre con Osuna

Foto: Interior del Panteón de los Duques de Osuna. (Wikipedia/Anual)
Interior del Panteón de los Duques de Osuna. (Wikipedia/Anual)

Escribo estas líneas sentada frente a la fachada de la Real Casa de la Moneda, ese lugar que es una invitación a viajar a aquel emporio económico que fue la Sevilla de los siglos XVI y XVII.

Un tinto con blanca, bien frío para combatir el calor de este mayo que agostea, me acompaña en la lectura de la prensa, ese pequeño placer que aún paladeamos los que vivimos adheridos al tacto del papel.

Es raro el día que no me cruzo con una foto de Patricia del Pozo, consejera de Cultura, de ruta por Andalucía. Le alabo la agenda de trabajo. Un día está inaugurando una exposición, anunciando una reforma o ampliación (consejera, el Bellas Artes de Sevilla, que nos falta pared para colgar más cuadros) o visitando un yacimiento arqueológico. Entre tanta crispación y 'vinagrismo', el flow amable y sensible de la consejera se agradece.

Lo que quiero contarles es que la jefa de Cultura ha estado esta semana en Osuna, una bellísima localidad de la provincia de Sevilla situada entre la campiña y la Sierra Sur. Una visita envuelta en polémica entre administraciones de distintos signo político, aunque aquí no ahondaremos en malos rollos. Los sábados son para disfrutar de la belleza artística y patrimonial en las breves escapadas que les propongo por esta tierra nuestra.

Foto: Una necrópolis, semejante a la hallada en Sevilla. (EFE/Iñaki Porto)

Volvamos a Osuna porque, durante los trabajos de mejora del abastecimiento de agua a los municipios de la Sierra Sur de Sevilla, se han descubierto los restos de una necrópolis de época fenicio-púnica fechados en los siglos V y IV a. C. No es cualquier cosa lo encontrado. Se trata de un hallazgo de un valor patrimonial sobresaliente por tener una estructura inédita en la Andalucía interior. De hecho, son varios los medios extranjeros que se han hecho eco del hallazgo.

Hay lugares que, por su situación geográfica estratégica o por la riqueza de sus recursos naturales, tienen una atracción especial para el asentamiento humano. Ocurre con Osuna, desde la antiquísima Urso, con importantísimos hallazgos arqueológicos, hasta la Osuna de época moderna y su imponente patrimonio renacentista.

placeholder Colegio-Universidad de la Purísima Concepción de Osuna. (Alamy)
Colegio-Universidad de la Purísima Concepción de Osuna. (Alamy)

Historiadores y geógrafos como Estrabón y Plinio ya hablaban de Urso. Fue un baluarte principal de los hijos de Pompeyo en su lucha contra César, en la guerra civil que les enfrentaba por el poder en la Roma republicana. La ciudad cayó tras un largo asedio y César le otorgaría el estatus de colonia de ciudadanos romanos con el nombre de 'Colonia Genetiva Iulia' y una ley de fundación, la 'Lex Ursonensis' que se conserva en unas placas de bronce conocidas como los Bronces de Osuna y que se exponen en el Museo Arqueológico Nacional. Sirva esta pequeña pincelada de Historia Antigua como apunte de la importancia de este enclave desde tiempos remotos.

Pero si algo nos habla del magnetismo de Osuna es el imponente perfil monumental que se recorta sobre las montañas de la Sierra Sur.

Un personaje será fundamental en la configuración urbana de la Osuna renacentista: Juan Téllez Girón, conde de Ureña. Un noble segundón que, por una jugada del destino, terminó heredando una fortuna y ocupando importantes cargos en la corte del emperador Carlos V. De espíritu religioso y formación humanista, fundó el conde una Universidad. Desde lo alto de un promontorio, cuatro torres con chapiteles cubiertos de cerámica vidriada ejercen de guardianes del Colegio-Universidad de la Purísima Concepción. Construida en torno a un patio rectangular porticado, hermoso como todos los patios renacentistas, sus titulaciones llegaron a estar equiparadas con las de relevantes universidades de la época como las de Salamanca o Alcalá de Henares.

placeholder Vista aérea de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna. (EFE/Rafa Alcaide)
Vista aérea de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna. (EFE/Rafa Alcaide)

El segundo edificio que destaca en el skyline de la bella Osuna es, sin duda, una de las joyas del Renacimiento andaluz. Se trata de La Colegiata, así se conoce popularmente la Iglesia Colegial de Nuestra Señora de la Asunción. Gloria bendita y eterna para don Juan Téllez por financiar tal maravilla artística.

Diego de Riaño y Martín de Gainza, maestros mayores de la Catedral de Sevilla, son los responsables de levantar la majestuosa iglesia renacentista sobre el solar que había ocupado el castillo y que desapareció a causa de un incendio.

Foto: Vista del Monasterio de Santa María de las Cuevas. (EFE/José Manuel Vidal) Opinión
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Edificada con sillares de las canteras de la localidad, patrimonio también de Osuna, la sobriedad del exterior del edificio contrasta con un interior de una riqueza y belleza arrebatadoras, aunque es de obligado cumplimiento detenerse ante la espléndida 'Puerta del Sol' para empezar a enamorarse de La Colegiata. Una vez dentro, nos recibe una iglesia de planta de salón, con tres naves cubiertas por bóvedas vaídas. Antes de llegar al punto culmen de la visita, hay que dejarse llevar por el recinto y admirar sus retablos barrocos, el 'Cristo de la Misericordia' de Juan de Mesa y cuadros de José de Ribera o Juan de Zamora.

Cuando ya uno ha empezado a mimarse la mirada, ya está preparado para bajar al 'Santo Sepulcro', al Panteón de los duques de Osuna. Felicidades, se encuentra usted ante uno de los conjuntos más espectaculares del Renacimiento español. El patio de entrada, con un completo programa iconográfico funerario, es un magnífico ejemplo del estilo clasicista que se impone a mediados del siglo XVI.

placeholder Interior de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna. (EFE/Rafa Alcaide)
Interior de la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Osuna. (EFE/Rafa Alcaide)

Una vez dentro de la capilla del panteón, lo inevitable. En Italia sería el Síndrome de Stendhal, aquí yo lo llamaría el jamacuco. Es imposible que no se corte la respiración ante el espectáculo que se muestra a los sentidos. Las bóvedas decoradas con casetones de yeso dorado, el pequeño y exquisito retablo del 'Entierro de Cristo' de Roque Balduque, tablas de Hernando de Esturmio y Gerard Wytwel de Utrech, todo resulta abrumador de tan hermoso.

Si tras la experiencia, aún quiere más, salga y visite la antigua Cilla del Cabildo de la Catedral o el palacio de Miguel Reina o pasee bajo el Arco de la Pastora.

Miren, no tenemos la agenda de la consejera, pero las ganas de vivir y disfrutar de la belleza de nuestra tierra las traemos de fábrica.

Vayan a Osuna y compruébenlo.

Escribo estas líneas sentada frente a la fachada de la Real Casa de la Moneda, ese lugar que es una invitación a viajar a aquel emporio económico que fue la Sevilla de los siglos XVI y XVII.

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