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Candidata Carme Chacón: mujer y catalana
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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Candidata Carme Chacón: mujer y catalana

Mujer y catalana. Ahí es nada. La presentación del secretario de Sancho Panza en la Ínsula Barataria -“Vizcaíno soy y además sé leer y escribir”- palidecería

Mujer y catalana. Ahí es nada. La presentación del secretario de Sancho Panza en la Ínsula Barataria -“Vizcaíno soy y además sé leer y escribir”- palidecería ante atributos tan contundentes. Si el orgulloso escribano encajó como demoledora réplica “con tales dones bien pudiera ser secretario del mismo emperador¨, mejor no imaginar un posible correlato para las credenciales de Carme Chacón. Solo tres millones y medio largos de mujeres, incluyendo las novas catalanas traídas por la inmigración, salvarían con éxito tan exigentes filtros. Al final será cierta la humilde confesión de Zapatero a su compañera de proyecto de vida compartido (PVC en contribución acrónima de David Gistau). “Te sorprendería la cantidad de españoles que podrían ser presidentes del Gobierno”. Y de españolas.

La prensa catalana, soñando con nuevas cotas de poder en Madrid, lleva meses dando eco a la ambición de la ministra, tratando de aquilatar ambos activos, de una trascendencia inabarcable: mujer y catalana… catalana y mujer… mientras airean su CV a la española, basado más en lo que se ha sido que en lo que se ha hecho. La especulación ya está en la Corte. Chacón, hablándose ya de primarias, es candidata oficial.

Debemos entre otras cosas a Zapatero el acercamiento de los políticos al pueblo. Jamás fuimos gobernados por un porcentaje mayor de iguales, cuando no de personas académicamente inferiores. Nunca fue tan barato ser ministro de España ni presidente de su Consejo. Probablemente no es culpa de nadie, pero los políticos son hoy como los pilotos de aviación comercial. Su objetivo no es encontrar nuevas rutas sino volar en modo automático siguiendo un manual y evitando a todo trance los imprevistos. Chacón, que nunca ha sido la peor del Gabinete, pasó por el Ministerio de Vivienda como la luz a través del cristal, como la educación primaria a través de un alumno de la LOGSE: sin dejar huella. Y salió de él sin entender el funcionamiento de las curvas de oferta y demanda... aunque no faltará quien diga, con razón, que tampoco Rajoy en los ministerios en que gobernó acabó con ETA ni mejoró la educación. 

Apuntaba Alfonso Guerra con su proverbial brillantez, que la cuestión no es si España está preparada para que una mujer presida el Consejo de Ministros, como ella declara a modo de postulación, si no si ella misma lo está

En su destino actual, el Ministerio de Misiones de Paz, Chacón agotó su gestión el mismo día que aceptaba, embarazada, la responsabilidad. El medio a veces es el mensaje y probablemente el nombramiento no tenía más alcance, como no fuera el de  molestar a Rubalcaba, otrora protector de Carme y a quien la vida y sus apuestas respectivas por sendos báculos mediáticos del poder terminaron separando. Tanto que ambos probablemente disputarán, juntos, la carrera por la sustitución.

Apuntaba Alfonso Guerra con su proverbial brillantez, nunca ejercida por cierto en las grandes ocasiones, que la cuestión no es si España está preparada para que una mujer presida el Consejo de Ministros, como ella declara a modo de postulación, si no si ella misma lo está. La preparación y disponibilidad de Chacón, de Rubalcaba, de Gómez o de algún otro postulante para dirigir una oposición en minoría absoluta son importantes pero, ¿qué hará Zapatero? El presidente, un poco más viejo, un poco más sabio, no ha movido ficha y si el 22 de mayo no le arrastra la marea electoral jugará sus opciones. Quien le conozca o haya leído por ejemplo El Maquiavelo de León (García Abad), biografía más interesante de lo que el título sugiere, intuirá que Zapatero no entregará la cuchara sin un plan. No se prejubilará en León como un minero a los cincuenta años ni, con primarias o sin ellas, cometerá el error de convertirse en lame duck antes de tiempo.

En La vida de Brian hay una escena luminosa. Un numeroso grupo de reos soporta ordenadamente una cola que se bifurca ante un diligente funcionario alemán, perdón, romano, que educadamente inquiere: “¿Crucifixión o libertad?”. Zapatero debió inspirarse en el pasaje en el que en esa larga fila un pícaro, con la excusa de atarse una sandalia, endosa la pesada cruz que transporta a un solícito transeúnte que andaba de mirón. Las prestaciones del velocista Rubalcaba son conocidas, pero en una carrera de medio fondo el madero pesa demasiado como para mantener durante 18 meses la posición de ventaja que da la curva. Los contendientes van más ligeros: el primero, un Zapatero aparentemente amortizado pero ahora con las manos libres. Para distanciarse, para marcar perfil internacional y recibir alabanzas de sus colegas, interesados en que España no colapse. O para dar codazos.

El presidente, un poco más alopécico, un poco más prudente, pero fiel sólo a su sempiterno optimismo, juega con los tiempos sin soltar prenda, desoyendo los recados y premuras que le envía Rubalcaba desde El País. Irse antes del verano, en el punto más bajo de popularidad, es hacer un favor que nadie va a pagarle. Los 16 puntos de ventaja popular bajarán con una pequeña reactivación económica y la estabilización del empleo para quedar por debajo de 10 con un electorado movilizado y una agenda judicial propicia, transformando la expectativa de hecatombe en derrota dulce. Además, en un horizonte temporal más largo, cuatro, incluso ocho años en la oposición, son asumibles para quien no ha cumplido 51, lleva 25 sentado en el Congreso y ha sido inmune a la corrupción. En 2016, todavía en 2020, seguirá siendo joven para volver a Moncloa. Por eso su jugada, probablemente tras el verano, será de largo recorrido.

Entretanto, Carme Chacón observa la penosa situación del PSC, los restos de Montilla y de su aparato, la derrota del partido frente a si mismo en las primarias de Hereu, la tranquila consolidación de CIU y el inminente desalojo del poder metropolitano, provincial y municipal. Definitivamente, mejor postularse en Madrid que en Barcelona. Junto a su PVC, que también se la juega, toca analizar las escenas finales de la legislatura y no equivocar el tempo. Los títulos del fin de la película emergen. Zapatero parece dirigirle un guiño desde el madero, sonriendo como un Brian en espera de su propia resurrección mientras tararea, ajeno a cualquier solemnidad, la canción de su vida… “always look on the bright side of life”. A su lado, flanqueando al líder en la cruz, no es fácil distinguir entre el ladrón bueno y el malo, pero ambos parecen contrariados. Los dos vicepresidentes ni sonríen ni hacen coros. A uno le van a estallar los 30 últimos años de la historia de Andalucía en la cara. El otro, cansado y con un faisán sobrevolándole en círculos, tal vez piense que cogió el relevo a demasiados metros de la meta.

Mujer y catalana. Ahí es nada. La presentación del secretario de Sancho Panza en la Ínsula Barataria -“Vizcaíno soy y además sé leer y escribir”- palidecería ante atributos tan contundentes. Si el orgulloso escribano encajó como demoledora réplica “con tales dones bien pudiera ser secretario del mismo emperador¨, mejor no imaginar un posible correlato para las credenciales de Carme Chacón. Solo tres millones y medio largos de mujeres, incluyendo las novas catalanas traídas por la inmigración, salvarían con éxito tan exigentes filtros. Al final será cierta la humilde confesión de Zapatero a su compañera de proyecto de vida compartido (PVC en contribución acrónima de David Gistau). “Te sorprendería la cantidad de españoles que podrían ser presidentes del Gobierno”. Y de españolas.

Carme Chacón Alfredo Pérez Rubalcaba