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Entre Ítaca y Massachusetts, Cataluña pierde por 5-0 en cien días
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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Entre Ítaca y Massachusetts, Cataluña pierde por 5-0 en cien días

Como una caprichosa estrella del rock, Artur Mas ha vuelto a cambiar de modelo. La atractiva Holanda, que ocupó efímeramente su corazón para hacer olvidar a

Como una caprichosa estrella del rock, Artur Mas ha vuelto a cambiar de modelo. La atractiva Holanda, que ocupó efímeramente su corazón para hacer olvidar a Quebec, repudiada tras años de idilio por su impropio comportamiento centralista, seguirá sus pasos abandonando el santuario de la Casa Grande del nacionalismo. Las malas lenguas insisten en que solo dos atributos comparten las parejas sucesivamente soñadas por Mas: Alemania, Quebec... Holanda. A saber, su holgada salud patrimonial y un pasaporte no español. Para no desmentirlo, próximamente elevará a los altares de su imaginario sentimental a Massachusetts, acomodada patricia de Nueva Inglaterra, Estados Unidos. Tal deseo ha sido formalizado ya ante los guardianes del destino y esencia nacionales en el último conclave convergente ante la mirada condescendiente de la dinastía Pujol. La burguesía catalana que le vota no podría aspirar a menos. La parte alta de Barcelona es Boston, CIU el partido demócrata, Esade es Harvard y él, un Kennedy.

Convergencia, más unida que nunca aunque sin Unió, que ha tenido que hilar fino para no perder comba referenciándose ucrónica y simultáneamente a Suiza y a la Corona de Aragón, acaba de celebrar un Congreso importante. El congreso de la transición nacional, rebautizado por su presidente como el del viaje a Ítaca. Un viaje herico para arribar a un pequeño pedazo de tierra aislado en el Jónico... donde ondea la bandera griega. Un símil para una Cataluña independiente que podría ser un hallazgo involuntario.

Las veleidosas comparaciones del president no necesitan más comentarios, pero empiezan a merecer una reflexión profunda en Cataluña. La hoja de ruta de Convergencia se va haciendo nítida y da un poco de miedo. Por vez primera, más en Barcelona que en Madrid.

Madrid está ahora más preocupada con Bruselas y Berlín que con Barcelona. CIU ha conseguido en cien días de Gobierno popular poco más que buenas palabras, la aceptación de alguna enmienda y un par de indultos a los procesados de Unió

El itinerario probable es el siguiente. El Govern de CIU fracasará en 2012 por segundo año en su objetivo de alcanzar la meta ampliada de 1,5% de déficit sobre PIB. Se han subido tasas e impuestos y practicado recortes pero no es suficiente. Gabinete presidencial y prensa no echarán esta vez la culpa al tripartito y a su herencia, sino a la deficiente financiación de Cataluña y al exceso de solidaridad. El desencuentro fiscal, teatralmente escenificado, alejará al PP de CiU, que cargará las tintas en la agenda secesionista y animará declaraciones gruesas, consultas y comportamientos en la frontera de la ley. Como telón de fondo, un omnipresente aniversario de 1714 y la probabilidad alta de elecciones anticipadas al parlament.

Pero una preocupación está tomando forma en círculos de influencia de Barcelona que tiene más que ver con la ejecución política que con la partitura. Pujol padre pudo no haber hecho méritos suficientes para recibir el título honorífico de español del año y su nombramiento preventivo como en el Nobel de la paz de Arafat o Kissinger tampoco condicionó en exceso su simpatía por la causa. Pero mezclando la cal con la arena alcanzaba cotas de verdadero alquimista mientras su saco, y también el de Cataluña, se llenaban de peces. El tándem Artur Mas-Oriol Pujol es más tosco en amenazas y provocaciones, y no se está revelando como mejor negociador, al menos para los intereses de Cataluña. Al contrario.

Sin necesidad de posar, Madrid está ahora más preocupada con Bruselas y Berlín que con Barcelona. CIU ha conseguido en cien días de Gobierno popular poco más que buenas palabras, la aceptación de alguna enmienda y un par de indultos a los procesados de Unió:

1. La Caixa fracasó en las aguas revueltas de la reforma financiera en su intento de absorber a Bankia.

2. Los setecientos millones largos por las inversiones garantizadas en el estatut  no están.

3. El almacén temporal de residuos nucleares se escapó de Ascó con sus mil millones de inversión a Castilla La Mancha.

4. La Generalitat pasará por el aro de la inspección y supervisión a cambio de emitir deuda garantizada por España y

 5. El corredor ferroviario Mediterráneo tiene una alternativa central.

La empresa catalana y la sociedad civil crítica empieza a no verlo claro y menos aún tras la previsible marcha a la Comunidad de Madrid del proyecto (6?) Eurovegas anhelado también por Barcelona. La sublimación del tacticismo puede permitir soplar y sorber un tiempo, pero referirse a España como el agua pútrida que nos ahoga y pedir a la vez inversiones al estado para ser su locomotora a lo mejor es demasiado.

*Álvaro Robles Cartes es economista y consultor político y de comunicación.

Como una caprichosa estrella del rock, Artur Mas ha vuelto a cambiar de modelo. La atractiva Holanda, que ocupó efímeramente su corazón para hacer olvidar a Quebec, repudiada tras años de idilio por su impropio comportamiento centralista, seguirá sus pasos abandonando el santuario de la Casa Grande del nacionalismo. Las malas lenguas insisten en que solo dos atributos comparten las parejas sucesivamente soñadas por Mas: Alemania, Quebec... Holanda. A saber, su holgada salud patrimonial y un pasaporte no español. Para no desmentirlo, próximamente elevará a los altares de su imaginario sentimental a Massachusetts, acomodada patricia de Nueva Inglaterra, Estados Unidos. Tal deseo ha sido formalizado ya ante los guardianes del destino y esencia nacionales en el último conclave convergente ante la mirada condescendiente de la dinastía Pujol. La burguesía catalana que le vota no podría aspirar a menos. La parte alta de Barcelona es Boston, CIU el partido demócrata, Esade es Harvard y él, un Kennedy.