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El mentón del profeta señala un horizonte estelado
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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El mentón del profeta señala un horizonte estelado

El 'President' más que la careta se ha quitado el albornoz para lucir el meyba al borde de la piscina del independentismo. Con el tupé bien

El 'President' más que la careta se ha quitado el albornoz para lucir el meyba al borde de la piscina del independentismo. Con el tupé bien fijado y el mentón desafiando al firmamento, llegó el momento de marcar músculo y paquete social. La ilegalidad, el riesgo y la gloria histórica nunca estuvieron tan cerca. Treinta años de lluvia fina son metros y metros cúbicos y, aunque uno pueda siempre romperse la crisma, la pileta ya tiene agua.

Desde hace tres décadas el Estado ha ido abandonando en Cataluña cualquier control de las instituciones, de los medios de comunicación públicos, de la educación en todas sus etapas y de una prensa privada generosamente subvencionada. El desistimiento del Estado español se completó aislándose de una sociedad civil de empresarios e intelectuales alimentada con presupuestos públicos catalanes y con la oferta de un peligroso pacto con la oligarquía política local. A través de este acuerdo -algo más que tácito-  los dos grandes partidos españoles acordaron defender sus ideas en Cataluña con baja intensidad y desplazar la trinchera ideológica a la retaguardia de Madrid.

El PSOE ni siquiera se presenta con sus siglas en Cataluña, dejando la franquicia a cargo de un partido, el PSC, que no sólo es capaz de pactar de modo estable con independentistas sino de darles un carnet y un sueldo. El PP por su parte, corrigió la política que llevó al destierro a Vidal Cuadras a petición de Pujol, pero sirvió -gratis o casi- de báculo a CiU en nueve de sus últimos diez años de gobierno. El cuadro crónico se agravó por las irresponsabilidades multilaterales del frustrado nou estatut, que concluyó casi con menos competencias para Cataluña que el anterior vigente, y un sistema de financiación opaco e insuficiente en tiempos de crisis. 

El órdago rupturista, sin embargo, se plantea con las peores cartas que nunca haya llevado CiU. Sin mayoría parlamentaria, investigado en su financiación, con la Generalitat quebrada, con un PP autosuficiente en Madrid, sin acceso a los mercados, contestado en la calle, criticado por organismos internacionales y agencias de rating e intervenido por España.

Sin perder la calma, sonriente y sin alzar la voz el líder de Divergencia i Desunio, (al menos respecto a España) ha continuado el sendero de la media verdad, la provocación y el cinismo por lugares hasta ahora no transitados por la primera autoridad catalana en democraciaArtur Mas no ganó dos elecciones para no gobernar y encontrarse -a la tercera- que su destino consistiría en gestionar la miseria, reducir el estado del bienestar, recortar la estructura del estado y, lo que es peor, discutir cada mes con su único banco -España- los términos de la refinanciación y la jerarquía de pago a sus propios proveedores.  

La imagen triunfal que le devuelve contra talones nominativos la prensa local y su bajo coste de oportunidad le han animado a desbrozar nuevos senderos. Contra pronóstico, el President se ve capaz de desbordar en la historia el legado de Pujol.

Sin perder la calma, sonriente y sin alzar la voz el líder de Divergencia i Desunio, (al menos respecto a España) ha continuado el sendero de la media verdad, la provocación y el cinismo por lugares hasta ahora no transitados por la primera autoridad catalana en democracia. Declaraciones institucionalmente desleales, apología de la estelada , movilización de cónsules para internacionalizar 'el conflicto', lobbys para influir en la prensa extranjera o arengas a sus juventudes animándoles a no provocar sosteniendo en la mano una taza con "Catalunya is not Spain" grabado. Un conjunto de actitudes inequívocamente desafiantes, aunque hasta ahora dentro de la ley, que culminan en el compromiso de celebrar un plebiscito con una pregunta tramposa. "¿Quiere usted que Cataluña sea un Estado -eso sí-  dentro de Europa?" 

Su jugada maestra ha sido convencer a sus ciudadanos de que el origen de su empobrecimiento no está asociado a una sucesión de gobiernos catalanes incompetentes -como podría defender un analista desacomplejado- sino en el lacerante expolio que permite el (por otra parte mejorable) sistema fiscal español. Consolidada la primera verdad a medias, la campaña electoral trabajará un segundo argumento tramposo en dos tiempos: a) El derecho a decidir no se ejerce el 25 de Noviembre sino en la fecha posterior que él determine para un plebiscito independentista y b) la mayoría de catalanes que crean que el plebiscito es legal es asimilable a la mayoría social partidaria de la independencia.

Mas no va a conseguir que el soufflé se mantenga eternamente montado. Tras la Diada y las elecciones del 25N, el monotema soberanista, novedoso y provocador tenderá a diluirse. La sociedad habrá hablado y el President encarara su huida hacia adelante en un túnel sin aparente salida. En cinco semanas Mas volverá a ser responsable ante España y ante Europa   de recortar gastos en  la Generalitat entre 3.000 y 4.000M (en 2013) cuando su único eslogan de campaña es "Más Estado -no menos- para Cataluña".

Utilizar la estelada para ocultar la inviabilidad financiera de la Generalitat no es una estrategia sostenible.   

El 26 de noviembre, el President deberá corregir el ángulo de su mirada, y abandonar la contemplación de los gloriosos horizontes para fijarse en el perentorio corto plazo. Su mentón dejará de apuntar a las constelaciones celestiales para señalar la tierra firme. Los problemas de Cataluña hoy ocultos estarán de nuevo sobre la mesa junto a nuevos recortes y sacrificios. Que nadie busque entonces a Mas exhibiéndose a pecho descubierto. El profeta irá cubierto con el mismo paño estelado con que hoy tapa su gestión.

*Álvaro Robles Cartes es economista y consultor político y de comunicación.

El 'President' más que la careta se ha quitado el albornoz para lucir el meyba al borde de la piscina del independentismo. Con el tupé bien fijado y el mentón desafiando al firmamento, llegó el momento de marcar músculo y paquete social. La ilegalidad, el riesgo y la gloria histórica nunca estuvieron tan cerca. Treinta años de lluvia fina son metros y metros cúbicos y, aunque uno pueda siempre romperse la crisma, la pileta ya tiene agua.