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El veto al jamón, el potaje de cuaresma y el frágil logaritmo que los separa
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Álvaro Robles Cartes

Ángulo Inverso

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El veto al jamón, el potaje de cuaresma y el frágil logaritmo que los separa

El Parlament catalán -últimamente perezoso para legislar si no es en clave de identidad nacional- acierta reclamando el veto de burkas y niqabs en edificios públicos,

El Parlament catalán -últimamente perezoso para legislar si no es en clave de identidad nacional- acierta reclamando el veto de burkas y niqabs en edificios públicos, y acierta doblemente al hacerlo por razones de seguridad.

La justicia no puede argumentar la imposibilidad de que una sola mujer vista el velo integral voluntariamente. Por otra parte, resultaría arbitrario condenar la dimensión religiosa de la prenda ignorando -en su uso público- su parecido con vestimentas similares, incluso con disfraces. Por ello es de alabar el esfuerzo parlamentario que recoge el apoyo de CiU, PSC, PP y Ciudadanos a una prohibición basada en criterios objetivos asépticos y neutrales, además de razonables, como son los de seguridad. Dos siglos y medio más tarde, recuperamos a Esquilache para avanzar.

Secularizarnos y eliminar de nuestra vida pública los últimos vestigios de religión, también de la mayoritaria en España, es más que razonable. Invocando la misma discriminación positiva de la que hoy goza el credo católico, otras creencias utilizarán pronto en su favor -lo han empezado a hacer- el sistema. Por eso constituye una regresión, un verdadero atraso, que la Ley Wert de Educación cometa el error de considerar curricular la educación católica ( solo la católica) otorgándole créditos evaluables. 

Secularizarnos y eliminar de nuestra vida pública los últimos vestigios de religión, también de la mayoritaria en España, es más que razonable. Invocando la misma discriminación positiva de la que hoy goza el credo católico, otras creencias utilizarán pronto en su favor -lo han empezado a hacer- el sistema

Vivimos en un país donde las batallas de pensamiento político que afectan a las creencias religiosas se confrontan con argumentos toscos, destinados más a la autoafirmación que a la persuasión. El software de la mente progresista ad hoc suele desconfigurarse al defender simultáneamente multiculturalidad y derechos para las minorías cuando en segunda derivada toca aplicárselos a la mujer. En el lado opuesto, la estructura mental del liberal español proforma suele hacer de la religión (de la suya) una clamorosa excepción ideológica al principio de no intervención del Estado. Por último, buena parte del centro político se autoexcluye del debate religión-estado al referenciarse a la democracia…cristiana.

¿Es Europa un proyecto político común con raíces en el humanismo cristiano? No exclusivamente, aunque afirmarlo tampoco parezca un disparate. ¿Conviene hacer de ello una señal de identidad política? No. En absoluto. Como tampoco conviene hacerlo del protestantismo para la Europa rica y del catolicismo para la Europa corrupta y casi desahuciada. Aunque esté ahí y explique muchas cosas. ¿Por qué?

En primer lugar porque habitamos sociedades abiertas, que permiten la convivencia paritaria de distintas confesiones y creencias y porque la esfera espiritual está razonablemente separada (en unos países mejor que en otros) del ámbito de la administración del Estado. En segundo lugar porque en nuestras sociedades las decisiones políticas tienen su justificación y defensa en la voluntad democrática de una ciudadanía que evidentemente incluye a individuos lejanos al humanismo cristiano (de entrada a 1,7M de musulmanes en España). Frente a su cultura, la defensa de los valores occidentales en democracia no debe y además no puede utilizar los medios coercitivos que son efectivos en otros sistemas políticos. Finalmente, algunos europeos temen la violencia minoritaria del Islam, pero ignoran que sus dos verdaderas armas de colonización son pacíficas. A saber, una visión integrada del Estado, la vida pública, la educación y la religión bajo vigilancia institucional y  una tasa reproductiva superior a la de cualquier sociedad en la que se inserten.  

Una cuestión de matemáticas simples

La conclusión es un problema simple de matemáticas que el tiempo resolverá pero que podemos anticipar. O eliminamos ya los vestigios religiosos de nuestra administración pública y de nuestras leyes o en un país como España, con competencias transferidas para territorios con muy pocos habitantes la bomba demográfica convertirá las madrazas islamistas en colegios concertados, permitirá estudiar gratis la carrera universitaria más demandada a quien mejor conozca el Corán o pondrá cada año al país entero en cuarentena tras votar democráticamente la aplicación del ramadán. Todo, democráticamente y con nuestros impuestos.

Ceuta es una excepción con un 40% de musulmanes, pero en España hay muchos municipios habitados por más de un 20% de población musulmana que para ciertas cuestiones -además- refuerza su influencia negociando colectivamente a través del imán con su administración local. Más aún en Cataluña. Salt, en Gerona, tiene un 35,5% de inmigración, la mayor parte musulmana y Aizona ( Lérida ), Manlleu ( Barcelona) , o Tortosa y  El Vendrell en Tarragona no andan lejos. En algún lugar tiene que vivir, claro, el casi medio millón de musulmanes afincados en Cataluña y es que ¡ah! alguien se dio cuenta tarde de que privilegiar la inmigración no hispanoparlante para hacer país y potenciar la lengua propia catalana podía tener algún efecto colateral. 

Sucede, además, que nuestros Mohamed, Omar, Malak y Fátima se reproducen antes y en mayor número que nuestros Iker y Mencía, y también más que nuestros Jordis. Así, suponiendo un crecimiento del 5% anual de la población musulmana (natalidad más inmigración) en poblaciones donde esta ocupe ya el 25% del total y un mantenimiento de la no musulmana, patrón actual en nuestro país, donde el índice de fertilidad se aproxima 1,3 niños por mujer ( insuficiente para hacer crecer la población ) tenemos que :

25% población x ( 1+0,05)* = 75% población x ( 1 + 0,0 )*, 

Siendo  *= número de años que restan hasta la mayoría absoluta de población musulmana

Número de años = log3/log1,05= 22,5 años

Esa población, mayoritaria en sus municipios, no entenderá que se pueda estudiar en la enseñanza reglada de Wert religión católica y no musulmana

En diciembre de 2035 estos municipios tendrán una mayoría  de población musulmana que previsiblemente votará revertir los privilegios actuales del catolicismo en favor del Islam. Ni la Unión de Comunidades Islámicas de España ( UCIDE ) ni la Federación Española de Entidades Religiosas Islámicas(FEERI) permitirán la situación actual, en la que denuncian que sólo se educa al 10% de los niños musulmanes en su religión con un 90% de profesores de Islam en paro. Y harán bien. Preparémonos: exenciones fiscales para el islamismo, casillas en la declaración de IRPF, colegios religiosos concertados, eliminación del IBI, subvenciones culturales, sueldos como profesores de enseñanza, etc. Esa población, mayoritaria en sus municipios, no entenderá que se pueda estudiar en la enseñanza reglada de Wert religión católica y no musulmana; no aceptará que el cerdo esté en los comedores públicos mientras colegios católicos sirven potaje de cuaresma para evitar comer carne en semana santa, exigirá recursos públicos para la construcción de mezquitas y defenderá que religiosas con niqab, burka o chador sustituyan a nuestras monjas en la educación o en la sanidad concertada.

Hemos podido aprender que las distintas creencias religiosas, teniendo entre sí más cosas en común que diferencias, no son iguales para la convivencia. Si no queremos formar parte de una república islámica al uso en las próximas décadas debemos construir una Europa cuya auténtica e inmutable identidad no sea el humanismo cristiano, sino el desplazamiento definitivo al ámbito estrictamente privado de la espiritualidad y del sentimiento religioso.

No nos sobra tiempo para hacerlo, ni tenemos por costumbre legislar con ambición temporal. Por eso, mientras criticamos al ministro de Educación por mezclar la excelencia con la religión, demos la enhorabuena a los parlamentarios catalanes por basar en criterios de seguridad la prohibición del velo integral femenino.

El Parlament catalán -últimamente perezoso para legislar si no es en clave de identidad nacional- acierta reclamando el veto de burkas y niqabs en edificios públicos, y acierta doblemente al hacerlo por razones de seguridad.

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