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'Big techs', criptomonedas y regulación
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'Big techs', criptomonedas y regulación

La esencia de los protocolos descentralizados detrás de muchas de las criptomonedas, incluyendo los propios de bitcoin y ethereum, hace imposible el control de los emisores

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

La última manifestación de la pujanza de la tecnología la hemos visto en los resultados publicados por las grandes plataformas estadounidenses. Los ingresos combinados de Apple, Amazon, Google, Facebook y Microsoft han alcanzado los $322 billones, sus beneficios operativos han sido de $78 billones y su capitalización bursátil llega a $8,5 trillones, frente a los $5 trillones de hace un año.

El otro cambio de paradigma es el mercado de criptomonedas, que según Coinbase ya capitaliza $2 trillones, pero que por su naturaleza no podemos comparar con la concentración de valor que suponen las grandes tecnológicas, ni siquiera con todas las que cotizan en los índices tecnológicos norteamericanos incluso si incluimos las grandes plataformas chinas.

¿Por qué? Porque la actividad subyacente de las criptomonedas es diferente, o, dicho de otra forma, su negocio es distinto.

Foto: Foto: Marco Verch / Flickr.

Si las plataformas tecnológicas se han configurado sobre todo como sistemas operativos, redes de información y conexión y servicios de intermediación en línea, el mercado de las criptomonedas necesita ser entendido en términos de qué aporta y contra qué compite.

Y lo que aparece en la superficie es que son activos de inversión, no totalmente contemplados en la regulación vigente, que cotizan en mercados centralizados globales que funcionan 24x7 con entrega contra pago en tiempo real, y también en mercados descentralizados igualmente fuera de la legislación. Curiosamente, estos mercados no existían hace 10 años.

Pero en el trasfondo de las criptomonedas (también llamadas criptoactivos) hay distintas propuestas de valor. Una de ellas es bitcoin, producto de la programación de un 'white paper' donde se lo definía como un sistema de pago 'peer to peer' sin intermediarios, aunque de momento bitcoin ha quedado como activo de inversión por la seguridad de su protocolo de consenso, su fácil transmisibilidad y sobre todo su limitada emisión. No es concebible, aunque Elon Musk lo ofrezca, que alguien compre un Tesla con bitcoins, y por tanto no será un medio de pago ampliamente aceptado porque aunque es funcionalmente posible, no tiene sentido económico.

Foto: Representaciones de varias criptomonedas: Ripple, Bitcoin, Ethereum y Litecoin. (Reuters)

Otra es ether, la criptomoneda de pago en la blockchain Ethereum, lo que requiere que cualquiera que quiera hacer desarrollos en esta blockchain ha de adquirir ethers. La blockchain de Ethereum fue la primera donde los bloques pueden actuar como contratos inteligentes, de forma que se pueden programar rutinas vinculadas de suerte que si se ejecuta un bloque determinado (por ejemplo, un contrato) se ejecuta un bloque asociado (por ejemplo, el pago). Ethereum pretende convertirse en el ordenador descentralizado más importante del mundo y es el epítome del internet del valor, lo que quiere decir que dentro de un mismo sistema se pueden unir información y transacción. Los sistemas informacionales actuales, además de ser centralizados, se relacionan con los sistemas transaccionales a través de vínculos creados específicamente, lo que los hace menos escalables y con más puntos de fallo. Hay que recordar, además, que los 'sistemas operativos' de las criptomonedas son descentralizados por definición y dispersan el riesgo de fallo crítico, que las transacciones se validan por un número amplio de intervinientes, llegando a ser completamente públicas, como en el caso de bitcoin o ether con validación de bloques a través de fuerza computacional (consensos 'proof of work', aunque la Blockchain de ethereum está migrando a 'proof of stake').

Bitcoin y ether suponen el 62% del total de capitalización de criptomonedas en Coinbase, pero es preciso analizar otras propuestas para entender que el 'ranking' actual puede no ser estático. Por ejemplo, hay varias criptomonedas que están tratando de construir infraestructura de blockchain aplicada a distintos sectores, quizá compitiendo más de cerca con ether que con bitcoin. Es el caso de Binance Coin, la criptomoneda de Binance, el mayor 'exchange cripto' del mundo por encima de Coinbase. El éxito de Binance radica en la construcción de una blockchain propia, la Binance Smart Chain, que está teniendo un éxito importante entre desarrolladores de servicios adyacentes dentro del 'exchange' Binance. O DOT, la criptomoneda de la blockchain Polkadot que permite la interoperabilidad entre distintas blockchains. O 'stablecoins' como Tether o USDC, que pretenden resolver el problema de la inestabilidad ligando su precio al dólar norteamericano.

Foto: Foto: EFE.

Donde las criptomonedas toman una dimensión aún más compleja es en las criptomonedas DeFI cuando tratan de replicar servicios financieros complejos que hoy ofrecen los intermediarios regulados, como los bancos o las bolsas de valores o 'exchanges' o bolsas de valores. Se trata de criptomonedas de emisión y operativa descentralizada que permiten cruzar pares de criptomonedas a través de mecanismos de 'market making' automático, de generar tasas de interés por la tenencia de ciertas criptomonedas ('yield farming') o de obtener financiación usando como colateral criptomonedas que se poseen. Son las tradicionales actividades bancarias de intercambiar, prestar o tomar.

Tras esta simplificada taxonomía que aún hoy aparenta fragilidad por la volatilidad de sus cotizaciones y por el carácter no regulado en algunos ámbitos de sus propuestas, se esconde un reto no menor al monopolio actual de las grandes plataformas tecnológicas. Adicionalmente, tras Blockchain se oculta toda una nueva categoría de servicios que se pueden prestar a través de 'apps' y que replican cada vez más partes de lo que llamamos sistema financiero, aunque sus exponentes actuales no manifiestan aún una preocupación explícita.

Bitcoin no es un instrumento de pago, pero cada vez más se considera como un activo de inversión cuya próxima referencia es la capitalización del oro (en torno a $12 billones). Si Ethereum y las blockchains de infraestructura siguen creciendo, se estará creando un sistema operativo equivalente a IOS o Android, y si las finanzas descentralizadas o DeFI continúan su marcha, entonces la referencia son los servicios bancarios y los mercados de valores cotizados.

Foto: (Reuters)

Es pronto aún para saber si estas expectativas serán colmadas con realidades, pero aún está por definir la auténtica respuesta de los reguladores frente a tamaña aspiración. Y de la misma forma, las grandes tecnológicas están clamorosamente ausentes en el mundo de las criptomonedas, con la excepción de Facebook y su apuesta por Diem.

Las grandes tecnológicas comienzan a ser asediadas en su núcleo con normativas que podrían forzar a su fragmentación, como en el caso de las conversaciones existentes en EEUU, la futura normativa Digital Market Act en la Unión Europea, que impone una serie de obligaciones a las plataformas digitales que lleguen a un cierto tamaño en áreas como sistemas operativos, conexiones sociales o intermediación en línea. China está en un proceso de reducción del poder de plataformas digitales como Alibaba tras la cancelación de la salida a bolsa de su filial Ant Financial.

La respuesta regulatoria frente a las criptomonedas está menos clara, con la excepción de la UE, que se encuentra en pleno debate del borrador de reglamento MiCA. Sin entrar en detalle, establece las obligaciones de emisores y participantes en la difusión y prestación de servicios ligados a distintos criptoactivos, reservándose las autoridades la aprobación de ciertas criptomonedas o 'e-money tokens' que puedan tener un impacto material en los mercados.

Foto: Foto: BitClout.

Pero la esencia de los protocolos descentralizados detrás de muchas de las criptomonedas, incluyendo los propios de bitcoin y Ethereum, hacen imposible el control de los emisores, pieza angular en el sistema de supervisión que rige en los mercados financieros y sus intervinientes. No está claro qué mecanismos pueden usar las autoridades más allá de una prohibición taxativa de las principales criptomonedas que sea coordinada por los principales países del mundo.

*Enrique Titos, Consejero Independiente. Miembro del Consejo Académico de Fide. Director del Grupo Dinero Digital y Sistemas de Pago de Fide.

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La última manifestación de la pujanza de la tecnología la hemos visto en los resultados publicados por las grandes plataformas estadounidenses. Los ingresos combinados de Apple, Amazon, Google, Facebook y Microsoft han alcanzado los $322 billones, sus beneficios operativos han sido de $78 billones y su capitalización bursátil llega a $8,5 trillones, frente a los $5 trillones de hace un año.

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