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'Data Driven Economy'
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'Data Driven Economy'

Como sociedad, nos sentimos particularmente concernidos por el uso de datos personales. El futuro tratamiento de estos es más sofisticado que el escenario que tradicionalmente venimos manejando los expertos en privacidad

Foto: Foto: Pixabay/xresch.
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Las líneas estratégicas diseñadas por el Gobierno de España para la ejecución de los aproximadamente 70.000 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia comportan una apuesta sustancial por la digitalización y la generación de servicios públicos y negocios privados basados en datos. Otro tanto sucede con el Plan España Digital 2025 y las estrategias de inteligencia artificial estatales y autonómicas. La llamada economía del dato comporta un escenario que se sustenta en la evidencia que resulta de la analítica de todo tipo de datos.

Como sociedad, nos sentimos particularmente concernidos por el uso de datos personales. El futuro tratamiento de estos es más sofisticado que el escenario que tradicionalmente venimos manejando los expertos en privacidad. Como apunta certeramente la regulación europea es necesario prever la existencia de datos no personales inextricablemente unidos a los personales. Además, las herramientas analíticas son capaces de generar nuevos datos a partir de fuentes primarias. No solo la naturaleza del dato personal, también su tratamiento adquiere una significativa complejidad estructural. Esta afecta en primer lugar a la finalidad. A los usos primarios se suma una enorme gama de posibilidades secundarias. Por otra parte, crece la complejidad en los sistemas de información durante el ciclo de vida del tratamiento. Así, se multiplican las fuentes de origen de datos cuya recogida integra Internet de los objetos, o sensores individuales, domésticos, urbanos y ambientales entre otros. En segundo lugar, el tratamiento exige la construcción de repositorios capaces de ofrecer calidad en los datos, altas posibilidades de procesado, y la integración de herramientas adicionales como API o inteligencia artificial que permiten la generación de valor. Este escenario no es un privilegio de Estados y grandes compañías, a través de nuevos modelos de generación de valor puede ponerse al servicio de pymes, investigadores y emprendedores.

Foto:  Opinión

Por ello, el ecosistema de datos hacia el que nos dirigimos exige del sector de la privacidad altas capacidades y nuevos enfoques. El futuro que anuncian la Estrategia Digital Europea, los espacios europeos de datos y las normas instrumentales para su gobernanza que se están desarrollando dibuja un escenario que supera la linealidad y el enfoque primario de algunos análisis. En su concepción clásica, el derecho a la protección de datos como control sobre la información personal y limitación de su uso ha admitido aproximaciones tan básicas como maniqueas. El nuevo modelo europeo de protección de datos se basa en un enfoque centrado en el riesgo que necesariamente se acompaña de la técnica de la protección de datos desde el diseño y por defecto orientada a conseguir un desarrollo de la tecnología capaz de armonizarse con la garantía de los derechos fundamentales. Y este debe ser el esfuerzo al que prioritariamente debemos dedicarnos los expertos en privacidad en los próximos años.

Se nos presenta un horizonte de altísima complejidad que requiere de lo mejor de nuestras capacidades para superar respuestas binarias. No se espera de nosotros un sí o un no. En presencia de tratamientos manifiestamente ilícitos y contrarios al más elemental respeto de la dignidad humana debemos ofrecer una respuesta radicalmente negativa. En los demás casos, nuestro esfuerzo debe dirigirse a ser capaces de ordenar los tratamientos al servicio de los objetivos de las organizaciones públicas y privadas sin perder en ningún momento de vista el bien común. Ello supone, superar una visión del derecho meramente defensiva y en no ceder a la recurrente tentación de demonizar cualquier tratamiento de datos que desborde lo tradicional y proponga un modelo de innovación.

Foto: Ciberseguridad, inteligencia artificial, Cloud Computing... La cuarta revolución industrial ya ha llegado.

Un ejemplo, significativo de ello se encuentra en el esfuerzo que desarrollamos para resolver las difíciles condiciones de aplicación de la legislación de cada Estado Miembro a la investigación en salud. A pesar de la dificultad, quienes trabajamos en proyectos europeos de investigación hemos sido capaces de diseñar plataformas funcionales, de apostar por los espacios federados de analítica de datos, y de diseñar herramientas instrumentales capaces de preservar los derechos de los pacientes y permitir a la vez el avance de la ciencia y la tecnología. Este enfoque dinámico y creativo es el que debería caracterizar la tarea de las autoridades europeas de protección de datos. Desgraciadamente basta con un solo “tuit” o con una nota de prensa para disuadir a los equipos jurídicos, a los delegados de protección de datos del sector público y privado. Los investigadores más destacados de este país han escuchado muchas veces la expresión “no puedes hacer esto por protección de datos”. Tras esta frase podemos avizorar un horizonte para nuestro país de dependencia tecnológica, de limitación de nuestros esfuerzos de innovación y transformación económica, y de fuga del talento hacia otros países.

No se trata de ser permisivos y mirar hacia otro lado, no se trata de renunciar a nuestra labor de asesorar lealmente a las organizaciones, ni tampoco de renunciar al deber del regulador de garantizar los derechos fundamentales de la ciudadanía. Nuestro objetivo primordial debería consistir en ser capaces de diseñar un ecosistema que transforme nuestro país desde una economía dato inclusiva, ética y garante de los derechos fundamentales. Es un reto que compromete nuestra integridad, que exige nuestros mayores esfuerzos y que constituye el mayor reto en nuestros tiempos para los expertos en privacidad. Nuestro deber es pertrecharnos debidamente, innovar desde el derecho y afrontar el reto al servicio de la sociedad.

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*Ricard Martínez Martínez, director de la Cátedra de Privacidad y Transformación Digital Microsoft-Universitat de València. Consejero académico de Fide.

Las líneas estratégicas diseñadas por el Gobierno de España para la ejecución de los aproximadamente 70.000 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia comportan una apuesta sustancial por la digitalización y la generación de servicios públicos y negocios privados basados en datos. Otro tanto sucede con el Plan España Digital 2025 y las estrategias de inteligencia artificial estatales y autonómicas. La llamada economía del dato comporta un escenario que se sustenta en la evidencia que resulta de la analítica de todo tipo de datos.

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