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Cómo enfrentarse al nuevo entorno arancelario global. Claves legales y estratégicas
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Cómo enfrentarse al nuevo entorno arancelario global. Claves legales y estratégicas

Los cambios en el entorno arancelario afectarán con gran diferencia a las pequeñas y medianas empresas. Son las empresas con mayor dinamismo e implantación las que pueden beneficiarse de sinergias operativas y una posición más fuerte

Foto: El presidente de EEUU. Donald Trump. (Reuters/Nathan Howard)
El presidente de EEUU. Donald Trump. (Reuters/Nathan Howard)

En el actual contexto geopolítico, caracterizado por una creciente complejidad y volatilidad de los mercados, se corre el riesgo de que las tensiones comerciales puedan escalar con rapidez y generar un efecto dominó que repercuta de manera significativa en la economía real y las clases medias. Prueba de esto es el aumento de precios en Estados Unidos o la escasez de productos provenientes de China.

Las medidas adoptadas por la nueva administración Trump, incluyendo la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio, reactivaron el debate sobre el equilibrio en el comercio transatlántico. Asimismo, la introducción de un arancel del 25% sobre el sector automotriz y los de aranceles recíprocos o generales del 20% para los productos europeos, provocaron una significativa caída en los mercados financieros, reflejo de la incertidumbre generada. La Unión Europea, en respuesta, anunció una serie de contramedidas escalonadas que comenzarían a aplicarse el 15 de abril.

Entre estas medidas, la Unión Europea reactivó las medidas de reequilibrio adoptadas en la primera administración Trump en 2018 y 2020, centradas en determinados productos estadounidenses, y comenzó a preparar un nuevo paquete arancelario dirigido a sectores estratégicos. En plena efervescencia bajista de los mercados, Estados Unidos anunció una suspensión temporal de 90 días, manteniendo los aranceles del 25% sobre el sector automotriz, el acero y el aluminio, así como un arancel universal al resto de productos europeos del 10%. Este hecho llevó a la Unión a suspender temporalmente su batería de contramedidas a fin de no escalar más la tensión. Este gesto recíproco se presentó como un paréntesis, creando una oportunidad para retomar el diálogo y avanzar hacia una solución negociada. Sin embargo, la Comisión Europea advirtió la posibilidad de reactivar sus acciones si el diálogo fracasaba y de seguir trabajando en nuevas contramedidas como la anunciada el 8 de mayo por 95.000 millones de euros que afectarían a productos en la alimentación, maquinaria, vehículos, productos industriales y químicos.

En el marco negociador, la Comisión Europea ha propuesto un acuerdo comercial ambicioso, centrado en la eliminación recíproca de aranceles sobre bienes industriales, incluidos los automóviles, bajo un esquema de “cero por cero”. La intención es doble: reducir la tensión comercial y fomentar unas condiciones de acceso a los mercados más justas y equilibradas.

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump. (Reuters/Leah Millis) Opinión

Por su parte, Estados Unidos ha puesto el foco en la eliminación de la compleja maraña regulatoria de barreras no arancelarias, expresando su interés en aspectos como la fiscalidad indirecta especialmente en materia agroalimentaria y de cadenas de valor, que considera discriminatorias hacia las exportaciones estadounidenses.

Desde la perspectiva europea, la situación exige una gestión equilibrada desde una dimensión tanto estratégica como política. La Comisión debe salvaguardar tanto la integridad del bloque como la competitividad de sus sectores productivos, aspirando a mantener una posición firme como actor global. Si bien las contramedidas son una herramienta jurídicamente viable, su uso requiere una evaluación quirúrgica de sus posibles efectos sobre la cohesión interna y el equilibrio económico del conjunto de la Unión, que intensificar las fricciones dentro del bloque comunitario.

Foto: El primer ministro británico, Keir Starmer, explicando el acuerdo. (EFE/Darren Staples)

No obstante, persiste un riesgo significativo: la posibilidad de que Estados Unidos busque acuerdos bilaterales con Estados miembros, debilitando la unidad negociadora del bloque y abriendo la puerta a una fragmentación negociadora. Así, como baza negociadora la UE tiene su política con China y la posibilidad de adquirir más LNG a EEUU para la desconexión de Rusia.

En este escenario complejo, surgen también oportunidades para las empresas europeas que sepan anticiparse y adaptarse con rapidez. Aquellas que reorganicen sus cadenas de suministro con agilidad estarán mejor posicionadas para responder a los cambios del entorno y sacar ventajas competitivas frente a actores menos dinámicos.

La revisión de los contratos internacionales se erige como el aspecto fundamental. En este contexto, resulta clave la inclusión de cláusulas contractuales de protección frente a riesgos comerciales o cambios regulatorios que cubran cambios legislativos o políticos que afecten directamente los costes o la viabilidad del cumplimiento contractual. Entre ellas destacan las cláusulas de asignación de riesgos y los mecanismos de ajuste de precios.

Foto: Imagen: EC Diseño.

Una medida particularmente efectiva consiste en incorporar cláusulas específicas relativas a aranceles u otras medidas comerciales, que permitan la renegociación de los términos contractuales en caso de variaciones regulatorias o fiscales.

Además, el uso de estrategias de “ingeniería arancelaria” —optimizar las cadenas de valor con el objeto de reducir al máximo la exposición a los nuevos aranceles, lo que puede hacerse trasladando procesos productivos a países menos expuestos por los aranceles o que hayan conseguido mejores condiciones en su negociación con EEUU—, pueden traducirse en ventajas competitivas reales.

Por otro lado, empresas y asociaciones pueden participar en consultas públicas de la Unión Europea en lo que a contramedidas se refiere —hasta el 10 de junio de 2025— para garantizar que cualquier medida adoptada responda a un análisis equilibrado, transparente y alineado con los intereses del mercado único.

Sin embargo, estas estrategias, aunque eficaces, no se encuentran al alcance de todas las empresas. Así, estos cambios en el entorno arancelario afectarán con gran diferencia a las pequeñas y medianas empresas. En este sentido, son las empresas con mayor dinamismo e implantación las que pueden beneficiarse de sinergias operativas y una posición más fuerte ante la incertidumbre. De esta manera, la concentración de empresas para unir recursos y presencia global supone también una estrategia para otras pymes a fin de ganar tamaño, presencia global y flexibilidad a la hora de capear el temporal arancelario.

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*José María Viñals encabeza la práctica de comercio internacional y sanciones en la UE en Squire Patton Boggs.

En el actual contexto geopolítico, caracterizado por una creciente complejidad y volatilidad de los mercados, se corre el riesgo de que las tensiones comerciales puedan escalar con rapidez y generar un efecto dominó que repercuta de manera significativa en la economía real y las clases medias. Prueba de esto es el aumento de precios en Estados Unidos o la escasez de productos provenientes de China.

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