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Donde ayer hubo palos hoy crecen papeletas
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Juan Soto Ivars

Crónicas desde la República cuántica

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Donde ayer hubo palos hoy crecen papeletas

Los colegios de Cataluña han puesto estas navidades unos belenes vivientes muy raros. El niño Jesús está representado con una urna, San José es un interventor

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Los colegios de Cataluña han puesto estas navidades unos belenes vivientes muy raros. El niño Jesús está representado con una urna, San José es un interventor del PSC y la Virgen María una interventora de la CUP. También están la mula del PP y el burro de ERC, y flotando arriba la estrella roja de los Comuns, que según las encuestas pasará sin dejar mucho rastro. Mientras tanto, los pastorcillos venidos de todas partes han hecho cola desde primera hora para celebrar el advenimiento de la democracia a una Cataluña paralizada por la unilateralidad del 'procés' y la del artículo 155.

La prensa ha publicado durante toda la mañana las fotos de la jornada. Largas colas, lazos amarillos en muchas chaquetas, pañuelos y bufandas del mismo color anudados al cuello, y algunos pines con la bandera de España. Que muchos electores hayan acudido a votar aireando sus intenciones con la indumentaria da cuenta de lo politizada que está la ciudadanía tras meses de máxima tensión. Por eso, creo que la imagen que mejor representa lo que está pasando hoy es la única que no se producirá en los colegios: la de los muchachos acalorados en la hora de Educación Física que juegan a tirar de la cuerda.

Foto: Agentes de la Policía Nacional forman un cordón policial en el IES Tarragona. (EFE) Opinión

No es la única imagen del día que no veremos hoy en los periódicos. Flota en el ambiente el recuerdo del domingo negro del 1 de octubre, y la verdad es que impresiona pasear por los mismos colegios donde se produjeron las cargas. Las colas de aquel día eran más largas y más inestables. A un grito de los chavales desplegados en los extremos, la serpiente se movía para cortar el paso a los furgones de la policía. El sistema informático se caía todo el rato y en algunos puntos llegaron a sacar las urnas a la calle. Muchos recuerdan hoy aquellas imágenes y aprietan con los puños el sobre traído de casa.

Si aquel día votar fue un deporte de riesgo, no es menos cierto que las de hoy son unas elecciones muy peligrosas. Durante las últimas semanas han proliferado noticias falsas y exageraciones que buscan expandir la desconfianza sobre el sistema de recuento. Los trols a ambos lados de la alambrada identitaria han dedicado la mañana a difundir bulos y rumores de supuestas trampas de los apoderados. Se ha hecho mucho hincapié sobre los autobuses venidos del resto de España con interventores del PP, porque una de las cruzadas del procesismo cuántico es separar a los buenos catalanes de los catalanes a medias.

Las noticias falsas sobre las manipulaciones en el sistema de recuento consolidarán esta noche teorías de pucherazo. Esto se comenta en las colas como si fuera una verdad de perogrullo. En la puerta de un colegio de Sagrada Familia, una mujer de setenta años con el lazo amarillo en la pechera me dice que va a votar sin ningún tipo de esperanza. Está convencida de que, en caso de victoria independentista, Rajoy volverá a aplicar el 155. “Estamos como en los tiempos de Franco, esta votación es un fraude”.

Decir que “la jornada transcurre con normalidad” sería faltar a la verdad, además de un tópico periodístico. La jornada transcurre con mansedumbre, sí, y civilizadamente, pero las chispas saltan a poco que acerques la grabadora. “¿De El Confidencial? Vaya puta mierda de periódico”. Sin embargo, es comprensible que los ánimos anden alterados. Ha sido una campaña espantosa e irresponsable, llena de violencia verbal e incontinencia. Con unos candidatos entre rejas y en el extranjero y otros que han sido víctimas de escraches e improperios, lo más preocupante es que esta noche no habrá buenos perdedores.

Y esto es lo que más falta nos hace a todos: buenos perdedores, y políticos responsables que acepten los resultados sean cuales sean, y que se ofrezcan a consolar la frustración que ha dejado tras de sí el veneno de los últimos meses. Por eso, esta noche, cuando se abran las urnas y se nos comunique cuál es el veredicto de la mayoría, yo voy a estar de parte de los perdedores, y voy a brindar a su salud con un buen cava catalán.

Los colegios de Cataluña han puesto estas navidades unos belenes vivientes muy raros. El niño Jesús está representado con una urna, San José es un interventor del PSC y la Virgen María una interventora de la CUP. También están la mula del PP y el burro de ERC, y flotando arriba la estrella roja de los Comuns, que según las encuestas pasará sin dejar mucho rastro. Mientras tanto, los pastorcillos venidos de todas partes han hecho cola desde primera hora para celebrar el advenimiento de la democracia a una Cataluña paralizada por la unilateralidad del 'procés' y la del artículo 155.