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Día para la historia y para la histeria en Cataluña
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Juan Soto Ivars

Crónicas desde la República cuántica

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Día para la historia y para la histeria en Cataluña

La República Cuántica, poco a poco, se dirige hacia la colisión consigo misma mientras salen rumbo a ninguna parte barquitas con la bandera de Tabarnia

Foto: Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Dicen que en las inmediaciones del Parlament hay policías revisando maleteros, incluido el de Xavi Domènech, no vaya a ser que lleve un Puigdemont escondido dentro de un hato de costo. También hay riadas de personas con la careta de Puigdemont, supongo que para confundir a las fuerzas del orden. Esto es lo que yo haría si fuese Puigdemont y quisiera entrar de tapadillo en el país: convencería a todos mis fans para que se pongan una careta mía, me pondría una yo también y me camuflaría perfectamente con la masa. Puigdemont entre falsos 'Puigdemones'.

En fin. Todo normal, mamá, por aquí bien, un día como cualquier otro. La Barcelona del 'procés' ya se parece más al Salón del Cómic que a la ciudad de los prodigios que contó Eduardo Mendoza. A mí me extraña que no vengan más los turistas, la verdad. En un comercio del paseo Picasso, mientras bufandas amarillo chillón desfilan por la avenida a paso marcial, me comenta el tendero que desde octubre ha notado un bajón en las ventas. No lo entiendo. Le digo que aquí el problema no es que se manifiesten, sino que no sabemos vender el espectáculo en el mercado internacional.

Mirad cómo está hoy la calle y decidme, oh lectores, si vosotros no viajaríais miles de kilómetros para ver un espectáculo como este. Los turistas que se apiñan en las calles londinenses con la esperanza de tragarse un musical de Broadway pagando pueden disfrutar aquí gratis del 'procés'. Falta una agencia de publicidad que sepa empaquetar y vender el esperpento. En el folleto, fotos de juegos masivos al estilo de Corea del Norte, 'castells' y de dragones, 'tietas' y petardos, y ahora de esta nueva atracción de feria que es el culto a la personalidad del líder con caretas de 'prêt-à-porter'.

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Foto: Reuters.

Mirad qué cosas están pasando este martes y decidme que no es para enviar una postal contándoselo a la familia. Ejemplo. Me acerco a una 'tieta' con careta y le pregunto, en plan broma, si me ha traído algo de Bélgica. Me dice que no con un chillido. Le pregunto si me quiere conceder una entrevista, que siempre he querido yo entrevistar a un 'president en el exili', y la señora pega un bufido y, con un tono chillón que me hace sospechar que detrás de la careta está Pilar Rahola, me dice que esto no es cosa de broma y que hay gente en la cárcel y que la república es una cosa muy seria.

Bien: dígame el lector. Dígamelo en serio, sacudiéndome por los hombros, si esta no es una cosa para contar a los amigos. Una vieja que chilla como Pilar Rahola en plena calle, y que te dice con una careta de Carles Puigdemont que todo esto es una cosa muy seria y que no hay que tomársela a broma. ¡Y eso que todavía no ha llegado el carnaval!

Estamos viviendo un sueño, no de la razón, sino de Mortadelo y Filemón. Hagamos un brevísimo repaso a las últimas 24 horas. Puigdemont llamó el lunes a Torrent. Torrent le dijo “oki, jefe”. Este martes retrasaba el pleno del Parlament, y hete aquí que los procesistas van hiperventilando como pollos sin cabeza. Los manifestantes no saben si están manifestándose a favor o en contra. Viven sin vivir en sí. Para liar más la cosa, parte de JxCATdemont y la CUP ha protestado. Y mientras tanto, en ERC, tanto los cautos como los cautivos estudian las vísceras de una gallina recién sacrificada. Por Dios, ¿qué está pasando aquí?

Torrent aplaza la investidura y enfada a los de Puigdemont

Pese a las caretas, en esta manifestación se adivinan caras tensas y dubitativas. Otro día para la historia y para la histeria. Unos vienen por orden de la ANC, que es como decir por recomendación del párroco, y otros acuden al llamamiento de los comités de defensa de la república. Es decir: unos vienen a clamar por Puigdemont y otros a clamar por la república. Así que esto parece Madrid. Concretamente, en 1812.

Tengo clara una cosa. La República Cuántica, poco a poco, se dirige hacia la colisión consigo misma mientras salen rumbo a ninguna parte barquitas con la bandera de Tabarnia. Los universos paralelos corren con rumbo de colisión, como amigos que van a darse un abrazo después de mucho tiempo sin verse. En el cielo, sin una sola nube, se amasa una sombra que tiene el mismo color que el tinte para pelo cano de Mariano Rajoy. En el futuro recordaremos esta legislatura en falso con toda la pedantería de los exégetas de la Movida.

Foto: La lider de Ciutadans, Inés Arrimadas (i), y otros diputados de su grupo salen escoltados del Parlament. (EFE)

En fin. Un último apunte paranormal. Esta noche es probable que se vea fuego de velas en las ventanas del Parlament, porque la CUP ha dicho que se va a meter en el edificio aunque no vaya nadie más. Hay quien piensa que les puede la cosa okupa, pero para mí lo más razonable es que celebrasen una sesión de ouija. Si es así, por favor, a ver si pueden contactar con el 'seny' catalán, que debe andar enredado en las telarañas de la ultratumba. Y díganle a algún fantasma dadivoso que me traiga palomitas cuando venga, porque el espectáculo no ha hecho más que empezar.

Dicen que en las inmediaciones del Parlament hay policías revisando maleteros, incluido el de Xavi Domènech, no vaya a ser que lleve un Puigdemont escondido dentro de un hato de costo. También hay riadas de personas con la careta de Puigdemont, supongo que para confundir a las fuerzas del orden. Esto es lo que yo haría si fuese Puigdemont y quisiera entrar de tapadillo en el país: convencería a todos mis fans para que se pongan una careta mía, me pondría una yo también y me camuflaría perfectamente con la masa. Puigdemont entre falsos 'Puigdemones'.

Carles Puigdemont Parlamento de Cataluña