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Cospedal quiere ser ministra; Echániz, presidente
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Nacho Cardero

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Cospedal quiere ser ministra; Echániz, presidente

La Radio Televisión de Castilla-La Mancha (RTCM) lleva unas semanas dedicando los ‘minutos de oro’ de sus espacios a glosar las actividades y méritos de José

La Radio Televisión de Castilla-La Mancha (RTCM) lleva unas semanas dedicando los ‘minutos de oro’ de sus espacios a glosar las actividades y méritos de José Ignacio Echániz, consejero de Sanidad y Asuntos Sociales. A TeleCospedal, que así se conoce popularmente a RTCM, no le duelen prendas en seguir la línea promovida desde otras televisiones autonómicas, tal que la Telestelada de Mas o la Telecopla de Griñán, y emplear sus informativos para dilucidar asuntos de partido.

En el caso que nos ocupa, Cospedal ha dado el pistoletazo de salida a una campaña de imagen que tiene por objeto impulsar la figura de Echániz y colocarle como heredero. A la actual presidenta de Castilla-La Mancha, el Palacio de Fuensalida se le queda pequeño. Si le dan a elegir, prefiere el de la Moncloa. Cospedal aspira a ser ministra y, a la espera de una crisis de Gobierno que se hace de rogar, encuentra en su consejero de Sanidad al único con pátina para sucederla en el cargo. 

No es la única. En el Partido Popular son muchos los que están en el banquillo acechando un ministerio, bien porque creen que Rajoy tendrá finalmente que remodelar su gabinete, bien porque apuestan a que alguno de los titulares de cartera capitule ante tanto ‘apaleamiento público’. En el bombo de los ministros salientes se encuentran Luis de Guindos (“no puedo más”), José Ignacio Wert y Alberto Ruiz-Gallardón. La cuestión es que, como señala hoy Alberto Pérez Giménez en este diario, ahora no toca crisis de Gobierno. No es el estilo de Rajoy. Cuanto más conspiren contra sus ministros, más se resistirá a hacerla. El pasado viernes ya salió en defensa de sus hombres: “Tienen el respaldo del Gobierno y su presidente”.

Estas palabras hacen cundir los nervios entre los aspirantes. Entienden que cuanto más se dilate la decisión y más se acerquen las elecciones municipales y autonómicas, menos probabilidades habrá de entrar en el Ejecutivo. Ante la falta de pretendientes, Rajoy los utilizará de nuevo para rellenar candidaturas y los inmolará en el erial autonómico por el que se arrastra el Partido Popular. Ahí están el hundimiento electoral de Basagoiti en el País Vasco, el gobierno intervenido de Fabra en Valencia o los dramáticos sondeos de la Andalucía de Zoido. Repetir por Castilla-La Mancha iría en menoscabo de la ascendente carrera de Cospedal.

María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) es una mujer de carácter a la que no le importa dar la cara, aunque en ocasiones se la partan por su sobreexposición. Uno de sus principales activos reside en el hecho de contar con la confianza de su jefe de filas, con el que almuerza a solas al menos una vez a la semana, tal y como destacan en su círculo de confianza. Fue Rajoy quien le encargó la ingrata misión de “hacer limpieza” en la caja de Génova, en otro tiempo territorio inexpugnable de los Bárcenas, Cascos y otros duros del partido. Le encargó a ella que acabara con los sobresueldos, los sobres, y los viajes y comidas gratis. 

En Castilla-La Mancha, donde campaban a sus anchas las camarillas de Bono y Barreda (léase Rafael Santamaría, José Ángel González, el Pocero, Domingo Díaz de Mera), tampoco le resultó sencillo desmontar el andamiaje socialista, y menos aún aplicar los recortes exigidos para cumplir con el objetivo de déficit, que han tenido una fuerte contestación social. La secretaria del PP está sufriendo un severo desgaste. No llega a todo. El PP de Guadalajara y Cuenca la acusan de abandonar estas provincias. En Génova también empieza a ser cuestionada. Su salida, piensa la secretaria general, está en un ministerio.

Previendo esta situación, ha puesto en la pista de despegue a José Ignacio Echániz (Valladolid, 1963). Antiguo miembro del clan de Becerril, la mala suerte ha querido, sin embargo, que la actualidad haya traído un turbio asunto de su pasado. En 1999, la Fiscalía presentó una querella ante el Tribunal Superior de Justicia por la forma en que se privatizó la funeraria madrileña y un supuesto delito de información privilegiada. Entre los querellados se encontraba el presidente de Funespaña, José Ignacio Rodrigo, y los concejales Simón Viñals y José Ignacio Echániz. En el año 2000, el TSJM no vio delito alguno en la actuación de este último y lo sobreseyó.

Lo que sí quedó claro desde entonces fue la estrecha relación de Echániz con Viñals. Tanto es así que en algunas empresas ya extintas, como Softmed, se podía encontrar a familiares de ambos, así como al propio expresidente de Funespaña, ejerciendo de directores y administradores de la compañía.

Hoy, el doctor Simón Viñals vuelve a ser noticia por su dudosa actuación en el Madrid Arena. Él era el responsable de la asistencia sanitaria privada en la trágica fiesta de Halloween que se cobró la vida de cinco jóvenes. Nadie entiende qué hacía un médico de 77 años cubriendo un evento multitudinario como aquél. Un miembro del Samur, además, lo acusó de mala praxis al no atender a ningún paciente. También criticó al equipo por no estar preparado para aquella situación.

Desde los tiempos que compartieron en el Ayuntamiento de Madrid, Echániz siempre ha considerado a Simón Viñals como su mentor. Hoy, diez años después, el primero emerge con luz propia en una diezmada Castilla-La Mancha, mientras sobre el segundo se ciernen las más siniestras sombras del Madrid Arena. 

La Radio Televisión de Castilla-La Mancha (RTCM) lleva unas semanas dedicando los ‘minutos de oro’ de sus espacios a glosar las actividades y méritos de José Ignacio Echániz, consejero de Sanidad y Asuntos Sociales. A TeleCospedal, que así se conoce popularmente a RTCM, no le duelen prendas en seguir la línea promovida desde otras televisiones autonómicas, tal que la Telestelada de Mas o la Telecopla de Griñán, y emplear sus informativos para dilucidar asuntos de partido.

María Dolores de Cospedal