Caza Mayor
Por
"No se puede gobernar en España sin el apoyo del Grupo Prisa"
¿Por qué mantiene a Ana Mato en su puesto?, especulan en el partido. La interrogante no sólo asalta a Esperanza Aguirre, sino también a los barones
¿Por qué mantiene a Ana Mato en su puesto?, especulan en el partido. La interrogante no sólo asalta a Esperanza Aguirre, sino también a los barones y a algún que otro joven con despacho en Génova, alterado ante la perspectiva de que el PP de 2013 acabe como la UCD de 1982. "Es incomprensible que Rajoy no haya prescindido de ella. Lo mismo con Sepúlveda, que sigue cobrando del partido y al que no podemos despedir porque -fíjate qué argumento- sería contravenir la normativa laboral", se escandalizan.
Y vuelta la burra al trigo: ¿Por qué mantiene a Ana Mato en su puesto tras el informe de la UDEF? Caben dos posibilidades. Primera, que al presidente del Gobierno le ocurra lo mismo que a Artur Mas con Oriol Pujol o a Francisco Camps en su día con Ricardo Costa. Esto es, que no la destituya porque no puede. Según esta hipótesis, del vestidor de Rajoy también colgarían trajes hechos a medida por sastres sospechosos, tal y como los supuestos papeles de Bárcenas quieren hacer inferir.
La segunda opción estaría relacionada con la faceta más diletante del presidente, que es, en opinión de las fuentes, la más plausible. Atendiendo a este argumento, su carácter melifluo le habría impedido mostrarse contundente a la hora de afrontar la crisis: "Creemos en su honestidad, pero a veces hace lo posible para que pensemos lo contrario". Al igual que Aguirre en el Comité del PP de Madrid, los veteranos le instaron desde el principio a que se querellara contra los que especulaban con sobresueldos y contabilidades, y a continuación sacrificara en plaza pública a aquellos compañeros sobre los que se cernía la sombra de la duda. Pero Rajoy no lo hizo.
Como tampoco renovó en su momento instituciones claves para el andamiaje de un Gobierno tales como los servicios secretos -donde Félix Sanz Roldán, general próximo al PSOE, sigue al mando del CNI-, la Policía, la Judicatura o la propia Fiscalía. “Continúan los mismos que con Zapatero”, se lamentan. “No controlamos ni el CNI ni los medios. Hasta los periodistas más próximos parecen haberse pasado al enemigo”.
“Es el mayor ataque contra un presidente del Gobierno jamás visto y viene de aquellos medios a los que hemos tratado de ayudar”
Nada más aterrizar en Moncloa, miembros muy próximos de su gabinete le susurraron a Rajoy lo mismo que le susurraron a Aznar cuando llegó al poder en el 96: “No se puede gobernar en España sin el apoyo del Grupo Prisa”. Y empezaron a encamarse con Juan Luis Cebrián, Ignacio Polanco y Javier Moreno igual que Rodrigo Rato y Alberto Ruiz Gallardón departían en francachela años atrás con el difunto Jesús Polanco en Valdemorillo.
Para salvarles de la soga de la deuda, el tándem Guindos-Soria promovió un plan de rescate a Prisa, así como a otros medios de comunicación como laSexta. Curiosamente, los mismos que hoy se ensañan con el PP por el caso Bárcenas. “Nos pasó antes y nos pasa ahora. Es el mayor ataque jamás visto contra un presidente del Gobierno y viene de aquellos a los que, indirectamente, hemos tratado de ayudar”.
Una vez encajado el primer golpe, el Ejecutivo ha tocado a rebato negándose a aceptar el trágala: "Ya estamos muy mayores para que nos preocupe salir guapos en la foto", comenta cáustico un ministro. Así las cosas, además de desacreditar los famosos papeles aun ignorando si son o no verdaderos, en el Gobierno están dispuestos a tirar de leyes para frenar la ofensiva antigubernamental. Entre éstas se encontrarían una reducción del número de canales de TDT, lo que afectaría a las principales cadenas, y la supresión de determinadas canonjías mediáticas.
Ante el silencio de un Rajoy grogui, emergen cuatro figuras que se han convertido en los referentes del PP: María Dolores de Cospedal, criticada por la gestión de la crisis pero valiente a la hora de dar la cara; Alberto Núñez Feijóo, baza de futuro del partido; Esperanza Aguirre, verso suelto y altavoz del descontento de la militancia, y Soraya Sáenz de Santamaría, tan sólida como invisible en estos días críticos. En sus manos está taponar las vías de agua para que no se hunda el partido y evitar que surja un nuevo Bárcenas que, como ha quedado demostrado, fue el amo y señor de Génova 13 durante mucho, mucho tiempo.
¿Por qué mantiene a Ana Mato en su puesto?, especulan en el partido. La interrogante no sólo asalta a Esperanza Aguirre, sino también a los barones y a algún que otro joven con despacho en Génova, alterado ante la perspectiva de que el PP de 2013 acabe como la UCD de 1982. "Es incomprensible que Rajoy no haya prescindido de ella. Lo mismo con Sepúlveda, que sigue cobrando del partido y al que no podemos despedir porque -fíjate qué argumento- sería contravenir la normativa laboral", se escandalizan.