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Pin-Pan-Púnica: Monzón y las ramificaciones del PSOE en la trama
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Nacho Cardero

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Pin-Pan-Púnica: Monzón y las ramificaciones del PSOE en la trama

Si el juez Eloy Velasco sospecha que puede haber financiación ilegal del PP, ¿por qué conducir sus pesquisas hacia un chamarilero como Alejandro de Pedro Llorca, dueño de la 'empresilla' Eico?

Foto: Foto: El Confidencial
Foto: El Confidencial

Seis meses después de estallar el escándalo de la Púnica, nadie sabe a ciencia cierta qué se esconde tras semejante trampantojo. De Génova a Ferraz, de Société a Indra, de Sacyr a Telecinco, de Bankia a Telefónica, de Capio Hospitales a los venezolanos de Derwick… En un tris, las empresas se han puesto a desempolvar los archivadores con los contratos que mantenían con la red corrupta. No porque hayan cometido alguna ilegalidad, que no es el caso, sino para limitar daños y adelantarse a futuros acontecimientos. Cuando uno se encuentra con una urdimbre tan compleja como esta, puede llegar a intuir dónde comienza la trama pero difícilmente sabe dónde termina.

El tufillo a podredumbre no hace más que extenderse. Si la Operación Púnica gira en torno al vicepresidente Granados y su compinche Marjaliza, a las decenas de millones de euros que se repartieron en comisiones, a los contratos adjudicados a la multinacional francesa Cofely y a las cuentas ocultas en Suiza, es decir, si se trata de ‘caza mayor’ por los montantes que se manejan y el nivel de los personajes, ¿por qué centrar las investigaciones en una empresilla como Eico Online Reputation Management, que se dedica al clipping y a hacer simples lavados de imagen por internet?

Si el juez Eloy Velasco, por el tono concienzudo de sus interpelaciones, sospecha que puede haber financiación ilegal del PP, ¿por qué conducir sus pesquisas hacia un chamarilero como Alejandro de Pedro Llorca, dueño de la mencionada Eico? Si el que está tras los barrotes de Estremera es Granados, ¿por qué los titulares de los periódicos se afanan en apuntar aIgnacio González, el todavía presidente de la Comunidad de Madrid? Efectivamente. No lo duden. La campaña electoral no ha hecho más que comenzar.

Alejandro de Pedro Llorca es un embaucador algo rijoso, una mezcla del pequeño Nicolás y Antonio Camacho, aquel dueño de Gescartera que colocaba fondos de inversión defectuosos con el mismo gracejo que un charlatán vende mulas cojas. Decía que hacía negocios con Javier López Madrid, yerno de Villar Mir, y que hablaba asiduamente con Florentino Pérez, cosas que se han demostrado ser ciertas. Contaba con una amplia cartera de clientes que recurría a sus servicios para mejorar su imagen en los buscadores y en las redes sociales. Se hacía pasar por el rey del algoritmo de Google, aunque en realidad no era más que un basurero online.

Si Telecinco pretendía lavar la mala imagen de la cadena tras la polémica entrevista a la madre del 'Cuco' en el programa La Noria, acudía a De Pedro; si Sacyr temía el impacto reputacional de la construcción del aeropuerto de Corvera en Murcia, lollamaba a él.

De Pedro Llorca es una bomba de relojería, un filibustero ideológico. Los conoce a todos, trabaja para todos. Está a sueldo del PP y también del PSOE

Además de un bon vivant, De Pedro Llorca es una auténtica bomba de relojería, un filibustero ideológico. Porque los conoce a todos. Porque trabaja para todos. Porque está a sueldo del PP pero también lo está del PSOE. Porque sus afectos, incluso, se encuentran más cerca de los segundos que de los primeros. Porque van a empezar a salir nombres de la bancada socialista, de cuando el consultor digital asesoraba a determinados líderes del PSOE en campaña. Porque en su agenda aparecePatxi López, entre otros.

Más a más, Eicotrabajaba para Indra, uno de los pocos reductos empresariales que le quedaban al PSOE en el Ibex hasta que al ministro Morenés y su secretario de Estado, Pedro Argüelles, se les acabó la paciencia y echaron a su presidente, Javier Monzón, con cajas destempladas.

Monzón está nervioso. Muy nervioso. A pesar de su inveterada obsesión por tener todo controlado, el asunto se escapa a sus manos. En su declaración ante el juez Velasco, negó que hubiera abonado 10.000 euros a Alejandro de Pedro Llorca por unos servicios prestados por este al Gobierno de la Comunidad de Madrid, tal y como había asegurado el director general de la Agencia Informática de la Comunidad de Madrid (ICM), José Martínez Nicolás. Así, por temor a haber perdido el favor divino y a ser señalado por el dedo de la Justicia, Monzón no ha dudado un instante en girar el ventilador y empezar a levantar sospechas por doquier contra quienes le han arrebatado la poltrona.

Javier Monzón (min 2,50): “No conozco a ningún señor que se llame Alejandro de Pedro Llorca”.

El juez Eloy Velasco: “¿Y un señor que se llama Javier López Madrid? ¿Este quién es?”.

J.M.: “Es el yerno de Villar Mir, el presidente de OHL y del grupo Villar Mir. Es un grupo empresarial importante con el que tenemos relaciones”.

El juez (min 3,33): "¿Sabe si Javier López Madrid ha concertado su ayuda para atender a Alejandro de Pedro en Indra?"

J.M.: “Que yo sepa no le ha hecho ninguna gestión para que ayudarle (sic)”.

El juez: “¿Ha facturado Alejandro de Pedro a Indra?”.

J.M.: “He mirado y sí. Eico, que fue subcontratista en 2012. Creo. ¿Puede ser? Fue subcontratista en un contrato de mantenimiento para una aplicación informática para la Comunidad de Madrid. Creo que nos facturó 12.000 euros”.

J.M. (min 6,17): “No he comprobado esa factura, pero me la han dicho en Indra y será verdad. Me ha informado el consejero delegado, que es a quien pedí que mirase toda esta situación. El consejero delegado es Javier de Andrés”.

J.M. (min 8,06): “Cuando el señor Roura [directivo de Indra] recibe la citación como imputado, a mí me lo cuenta el consejero delegado. Entonces, él me dice que ha mirado los contratos con la Comunidad y que no hay ninguna irregularidad, pero que hay una cosa un poco desagradable, que es que este señor… Martínez Nicolás le pidió que le diera 10.000 euros a Alejandro de Pedro y que él [Roura] no se los dio y fue una situación incómoda”.

placeholder Javier Monzón. (EFE)
Javier Monzón. (EFE)

El juez (min 9,22): “Roura nos dice que no le dio dinero cuando el otro, De Pedro, dice que sí. Habla de 10.000, aunque no tengo claro que sean 10.000 euros. Mi sensación es que en el sobre había bastante más de 10.000 euros”.

El juez (min. 13,05): “Nos dicen que Alejandro de Pedro entra telefónicamente en Indra diciendo que conoce a este señor, Javier López Madrid, y Oliveiro Alonso de parte de usted. Si usted no lo conoce, ¿por qué se presenta en Indra a Jesús Gil [directivo responsable del negocio electoral] de parte de usted y de estos dos?”.

J.M.:"Parece ser que el señor De Pedro le llama a él [Gil] y hace referencia a un empresario que actúa en Guatemala, a Javier López Madrid y a mí, y a Gil le queda una sensación confusa porque el señor De Pedro le da una impresión de que tiene un acceso fácil a mí. Entonces el señor Gil Ortega llama a mi secretaria y le pregunta si el señor De Pedro es conocido o figura en mi agenda, y mi secretaria dice que no. Yo llamo a Javier López Madrid diciendo que ha llamado una persona, que no sé quién es, en la que parece que habla de una relación contigo. Y él me dice que ni sabe por qué le ha llamado y que no tiene ningún interés en que lo reciba”.

La fiscal: “¿Sabe que López Madrid iba a participar en una sociedad con Alejandro de Pedro para trabajar en el Real Madrid?".

J.M.: No.

Ya sea a través del consejero Salvador Victoria, de Indra o del Real Madrid, desde que estalló la Púnica todas las miradas acusatorias se han dirigido a la Comunidad. ¿Objetivo? Acorralar a Esperanza Aguirre, candidata a hacerse con la alcaldía. La estrategia es peligrosa, hasta el punto de que tal vez hayan medido mal las distancias. La trama, más que corrupta, es diarreica y está empezando a esparcir detritus allí donde nadie imaginaba. En el PSOE incluido.

Seis meses después de estallar el escándalo de la Púnica, nadie sabe a ciencia cierta qué se esconde tras semejante trampantojo. De Génova a Ferraz, de Société a Indra, de Sacyr a Telecinco, de Bankia a Telefónica, de Capio Hospitales a los venezolanos de Derwick… En un tris, las empresas se han puesto a desempolvar los archivadores con los contratos que mantenían con la red corrupta. No porque hayan cometido alguna ilegalidad, que no es el caso, sino para limitar daños y adelantarse a futuros acontecimientos. Cuando uno se encuentra con una urdimbre tan compleja como esta, puede llegar a intuir dónde comienza la trama pero difícilmente sabe dónde termina.

Operación Púnica Javier Monzón