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Encuestas 24-M: todos pierden
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Nacho Cardero

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Encuestas 24-M: todos pierden

Los sondeos confieren una pátina de incertidumbre e ingobernabilidad al país: hay muchos perdedores y pocos ganadores, y estos últimos, además, deberán hacer malabarismos para formar gobierno

Foto: (E.Villarino)
(E.Villarino)

A falta de una semana para la celebración de las autonómicas y municipales, la sensación dominante tras analizar las encuestas de este fin de semana, ora Metroscopia, ora Sigma Dos, es la de que todos los partidos pierden.

Los sondeos confieren una pátina de incertidumbre e ingobernabilidad a este país como pocas veces se ha visto en nuestra joven democracia. No hay ningún Nostradamus que se atreva a aventurar un campeón. Hay muchos perdedores, eso sí, pero pocos ganadores, e incluso los pocos que hay deberán hacer malabarismos para formar un gobierno que puede quedar desmontado a las pocas semanas y derivar enmoción de censura por esas alianzas contra natura que van a hacer de la piel de toro un Frankenstein político que, al cabo de unos meses, reventará por las costuras.

Los partidos emergentes, véase Ciudadanos y Podemos, se encuentran desorientados por esa actitud temeraria de vender la piel del oso antes de cazarlo o, lo que es lo mismo, de vender su poder negociador antes de ganarlo.

El affaire Monedero ha apuntalado el cisma entre las bases y la cúpula de Podemos, cada vez más alejadas, lo que tendrá sus repercusiones. Los expertos en demoscopia aventuran untecho electoral: “Tenían una sola bala para intentar conquistar los cielos y han errado el tiro”. Por su parte, la impoluta imagen de Albert Rivera, alias Nenuco, alias míster globos sonda, se está viendo seriamente erosionada por las últimas salidas de pata de banco. Ha perdido su virginidad política en un tris por un quítame allá esas pajas.

C's y Podemos han cometido el error de vender la piel del oso antes de cazarlo o, lo que es lo mismo, de vender su poder negociador antes de ganarlo

Como ya dijimos en su día: Rajoy no mata a sus rivales, ellos solos se suicidan. Les ocurre lo que a Antonio Garrigues a principios de los ochenta, cuando creó el Partido Demócrata Liberal (PDL), del que fue elegido presidente, para luego poner en marcha la denominada Operación Roca con vistas a ocupar el centro político, maniobra que devino en monumental fracaso. El famoso abogado recuerda en sus memorias lo complicado de montar un partido desde la nada y cómo esto supone el inicio del deterioro de las relaciones personales entre aquellos que se consideraban amigos. Acaso lo mismo que le ha sucedido a Monedero con Pablo Iglesias, o a Irene Lozano con Rosa Díez.

Teniendo en cuenta sus experiencias pasadas, Garrigues confesaba en El Confidencial que “fenómenos como Podemos perderán importancia inevitablemente cuando lleguen elecciones concretas, como las autonómicas o las municipales, y más aún las generales, donde se vota lo concreto. […] Su futuro dependerá de cómo lo hagan, porque un partido tiene que vertebrarse y cuando lo hace surgen conflictos internos, que son inevitables, y tendrá que hacer además un desvelamiento de su programa, y no sólo de lo económico. A partir de ahí las cosas serán un poco más difíciles para ellos, no digo imposibles, pero sí más difíciles”.

El PP está dedicado en cuerpo y alma –más en lo primero que en lo segundo– a salvar sus plazas fuertes, esto es, Madrid y algunas capitales andaluzas. Es probable que lo consiga, pero, a tenor de los sondeos del domingo, lo hará pírricamente. Lo de la Comunidad Valenciana y Baleares tiene visos de convertirse en la batalla de las Termópilas. El lío para formar gobierno en estas dos regiones será de órdago a la grande. Extremadura y Castilla-La Mancha también se encuentran en el alero. Si el PP se deja todas esas piezas de dominó por el camino, el actual inquilino de la Moncloa se arriesga a que Feijóo y el resto de compañeros de partido pongan en marcha la Casa de la Pradera, esto es, que hagan lo mismo que le hicieron los miembros de la Comisión de la UCD a Suárez: buscar una finca a las afueras de Madrid para decirle eso de “Adolfo, ya no puedes ser tú”.

A nadie escapa que las municipales y autonómicas resultan vitales para las estructuras de los partidos. Acostumbrados a hacer política desde estas atalayas, perderlas supondría desdibujar las formaciones hasta casi hacerlas desaparecer. Los partidos saben que la política se hace desde las concejalías de urbanismo y desde las consejerías. Si se quedan sin dichos cargos, tendrán miríadas de militantes bramando a las puertas de la sede en lo que será una dura y prolongada travesía por el desierto. Tiempo al tiempo.

El PSOE tampoco lo tiene bien. Además de adolecer de punch, se encuentra inmerso en un escenario postelectoral apocalíptico: tercero en Madrid, cuarto en Valencia, cuarto en Barcelona, quinto en Bilbao… Se mire por donde se mire, cualquier análisis que se haga de los datos resultatan devastador como la cuarta entrega de Mad Max ahora en cartelera. De ganar Extremadura y algún ayuntamiento andaluz, ya sería considerado un éxito.

Pedro Sánchez, que se juega su recorrido político el 24 de mayo, es consciente de que tan sombríos resultados podrían cuestionar su liderazgo. Es por esta razón, y no otra, por la que está maniobrando para tratar de alejar a Susana Díaz de Madrid y que no se celebren finalmente las ‘prometidas’ primarias. El timing para la nonata presidenta andaluza resulta diabólico. Aun así, su mente sigue puesta en la capital. En el PSOE dicen que es como Michael Corleone contra Luca Brasi: “Si ella tiene la oportunidad de ‘matarlo’personalmente, lo hará con sus manos”.

A falta de poco menos de una semana para la celebración de las autonómicas y municipales, las dudas del ciudadano a la hora de depositar el voto en la urna siguen siendo la nota dominante de esta campaña plana, casi plúmbea, con los candidatos faltos de ideas, sin propuestas, con cara de estreñimiento, no se vayan a pasar de lenguaraces. El porcentaje de indecisos está en la horquilla alta. Juan Español no lo tiene claro. Y con razón. Ni los líderes políticos convencenni los ciudadanos se dejan ya convencer. Parafraseando a Jorge Luis Borges, “creo que con el tiempo mereceremos no tener gobiernos”.

A falta de una semana para la celebración de las autonómicas y municipales, la sensación dominante tras analizar las encuestas de este fin de semana, ora Metroscopia, ora Sigma Dos, es la de que todos los partidos pierden.

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